Las pasadas elecciones de los Estados Unidos de América sin duda fueron más que interesantes, muy apropiadas para el análisis político y sociológico de las cambiantes preferencias ciudadanas; con votantes que en ocasiones dejan de lado la excelencia y la preparación de los candidatos para anteponer su repudio por la inutilidad o la corrupción de quienes ya han gobernado.
Algunos costarricenses han prestado mayor interés a esas elecciones que el que aportan a las propias. Inclusive intentando comprender un sistema electoral complicado, actitud valiosa por cultura general, pero criticable por ignorar el funcionamiento del suyo. A lo mejor permeados por lo que representa aquella nación y por la cobertura mediática de lo que acontece en la primera potencia del mundo.
Lo más llamativo fueron las preocupaciones de los costarricenses por lo que podría suceder en nuestro país con la elección de Donald Trump -antes del evento electoral- que hoy se acrecientan por el hecho consumado de él como Presidente de EEUU. Sin embargo, esa fuerza de preocupación debería estar más concentrada en quien será el próximo Presidente de Costa Rica; sobre las calidades y cualidades que nos ofrecerán nuestros partidos políticos en las Elecciones Febrero 2018, las que si son determinantes para nosotros. Trump, a mí personalmente, me vale un pepino.
Y hablando de las elecciones de EEUU, por acá nuestros políticos y gobernantes deberían tener presente las palabras sabias de un expresidente estadounidense, Abraham Lincoln, cuando dijo: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo".
El Presidente Trump es un acertijo y un problema para los estadounidenses, su elección es su responsabilidad; sus éxitos o desaciertos en primera línea les afectarán a ellos. Que lo que sucede en la economía y las decisiones de política exterior de esa nación generan indirectamente golpes a la economía nacional e internacional, cierto. Empero, esos posibles daños colaterales -siempre presentes sin importar quien gobierne en EEUU- deberían ser el acicate para pensar cada vez más en nuestro país y en quienes nos gobernarán, buscando emitir un voto 2018 responsable que generé en Costa Rica las condiciones necesarias para una menor dependencia de lo que acontece en otras naciones.
No cabe la menor duda que hoy más que nunca somos ciudadanos de una gran aldea global, que la interrelación de las naciones es un hecho real e irreversible. Pero, también lo es, que en la medida que fortalezcamos nuestras relaciones con muchas más naciones y que nuestro mercado interno muestre crecimiento y generación de empleos y solidaridad social, lo que permitirá priorizar en nuestras mentes y acciones lo que acontece en Costa Rica, e interiorizar, que al final de cuentas, Trump nos debe importar un pepino.
Si no comprendemos la importancia de nuestra realidad, si no nos preocuparnos de nuestro entorno y la magnitud de nuestros problemas -los que están en nuestras manos para su solución- seguiremos más ofuscados por lo que sucede en otras latitudes y poco por lo que sucede en Costa Rica, entonces, así las cosas, pudiera ser que usted esté angustiándose mucho por un pepino y poco por lo relevante.
Al final de cuentas si a usted no le importa un pepino la elección de Donald Trump, le recomiendo que le importe un rábano, un bledo o un comino. Pero si le debería importarle muchísimo quien gobernará en Costa Rica, tanto desde el Poder Ejecutivo como desde el Poder Legislativo. Su descuido podría ser puerta abierta para un oportunista "trumpiano" criollo, que posado en la desilusión y la rabia ciudadana le haga a usted cómplice de una mala elección, la cual, sin duda, en ese posible evento, ya no podría valernos un pepino.