Sandra Cauffman se retira de la NASA: “Siempre guardaré los recuerdos”
La ingeniera costarricense Sandra Cauffman anunció su retiro de la NASA. Así marca el cierre de una destacada carrera de más de tres décadas en la agencia espacial estadounidense.
Su jubilación será efectiva el próximo 31 de diciembre, pero este viernes fue su último día en la oficina. Cauffman se acogió al Programa de Renuncia Diferida (PRD).
Cauffman inició su trayectoria en la NASA como contratista en 1988 y, a lo largo de 35 años como funcionaria, ocupó diversos puestos que la llevaron desde el Centro Goddard hasta la sede central de la institución.
Trabajó en áreas como Ciencias de la Tierra, Astrofísica, ingeniería práctica y liderazgo, formando parte de múltiples misiones espaciales y equipos científicos.
"Hoy marca el final de un capítulo increíble", expresó la ingeniera al compartir la noticia de su retiro. En su mensaje, repasó los logros y experiencias que marcaron su paso por la agencia, y destacó su orgullo por haber contribuido a que la NASA sea más inclusiva y representativa.
Recordó también los orígenes de su vocación, inspirada por el alunizaje que presenció cuando tenía siete años, desde su natal Costa Rica.
Criada por una madre soltera que trabajó en múltiples empleos para sacar adelante a su familia, Cauffman aseguró que su camino no fue fácil, pero estuvo guiado por una convicción firme: trabajar duro y creer en las posibilidades.
Su carrera, dijo, "nunca fue solo un trabajo, sino una vocación". Entre los recuerdos que más atesora están los lanzamientos de cohetes, los despliegues de satélites, la emoción de la exploración espacial y, sobre todo, las personas con las que trabajó. "Siempre guardaré los recuerdos", afirmó.
Convencida del futuro prometedor que le espera a la NASA, Cauffman se despide confiando en la nueva generación de científicos e ingenieros. "Resulta que no se necesitan botas lunares para dar grandes pasos", concluyó.
Mensaje completo de Sandra Cauffman:
"Hoy marca el final de un capítulo increíble.
Tras más de tres décadas en la NASA, comenzando como contratista en 1988 y continuando con 35 años como funcionaria, me jubilo. Si bien mi jubilación entra oficialmente en vigor el 31 de diciembre, hoy es mi último día en la oficina, ya que he optado por acogerme al Programa de Renuncia Diferida (PRD).
Cuando entré por primera vez en la NASA como un joven ingeniera costarricense, no podía imaginar el camino que me esperaba, las misiones lanzadas, los desafíos superados y las amistades forjadas. Desde Goddard hasta la sede de la NASA, desde Ciencias de la Tierra hasta Astrofísica, desde la ingeniería práctica hasta puestos de liderazgo, he tenido el privilegio de trabajar con algunas de las personas más brillantes, apasionadas y dedicadas del planeta.
Lo que más me ha inspirado siempre es nuestra misión compartida: explorar, comprender y superar los límites de lo posible, juntos. Estoy especialmente orgullosa del progreso que hemos logrado para que la NASA sea más inclusiva, más diversa y un reflejo más fiel del mundo al que servimos. Saber que niñas de todos los orígenes ahora pueden verse reflejadas en nuestro trabajo, que su lugar en la ciencia, ha sido una de las partes más significativas de este viaje.
Mi propio camino no fue fácil. Crecí en Costa Rica, criada por una madre soltera que tenía varios trabajos para que sus hijos pudieran soñar a lo grande. Tenía siete años cuando vi el alunizaje en un televisor en blanco y negro y le dije a mi madre que algún día quería ir a la Luna. No se rió, sino que me dijo: «Concéntrate en ello y trabaja duro. Nunca se sabe lo que puede pasar».
Esa creencia, en la posibilidad, no en la certeza, me ayudó a superar cada desafío. Cada decisión, cada paso, me acercó a una carrera que nunca fue solo un trabajo, sino una vocación.
Siempre guardaré los recuerdos: el rugido de los lanzamientos de cohetes, la emoción de los despliegues de satélites, la maravilla de la exploración espacial y, sobre todo, la gente. Colegas que se convirtieron en mentores, colaboradores y queridos amigos.
El futuro de la NASA es brillante. Me voy con la confianza puesta en que la próxima generación seguirá alcanzando las estrellas con perseverancia, unidad e innovación. El trabajo que nos espera es importante, para la ciencia, para la humanidad, para la Tierra y el cosmos.
Gracias por permitirme formar parte de algo tan vasto, tan significativo y tan profundamente humano. Resulta que no se necesitan botas lunares para dar grandes pasos.
En cada desafío, encuentren sus estrellas".