¿Se le acabó el oxígeno político a Macron? 5 preguntas para entender la crisis francesa
Francia atraviesa un nuevo terremoto político. La renuncia inesperada del primer ministro Sébastien Lecornu, apenas unas horas después de presentar su gabinete, profundizó la crisis institucional francesa.
En menos de dos años, el presidente Emmanuel Macron ya vio caer a cuatro jefes de Gobierno, y el país se adentra en una fase de incertidumbre que pone en duda la estabilidad de su mandato.
1. ¿Qué detonó la crisis?
El detonante inmediato fue la dimisión de Sébastien Lecornu, quien resumió la situación con una frase que refleja la tensión política: "No se puede ser primer ministro cuando no se dan las condiciones". Lecornu llevaba menos de un mes en el cargo y se convirtió en el primer jefe de Gobierno más breve de la historia de la Quinta República.
Su salida se precipitó tras anunciar un gabinete que mantenía casi intacto al equipo de su predecesor, François Bayrou, lo que generó rechazo generalizado, desde la izquierda del Nuevo Frente Popular (NFP) hasta la derecha de Los Republicanos. El malestar interno dentro del bloque presidencial terminó de aislarlo.
2. ¿Por qué Francia vive tanta inestabilidad política?
Desde las elecciones legislativas de 2024, Francia no tiene una mayoría clara en la Asamblea Nacional. Aunque la coalición progresista Nuevo Frente Popular fue el grupo más votado, no logró mayoría absoluta. Macron, pese a ese resultado, se negó a nombrar un primer ministro de izquierdas, bloqueando cualquier posibilidad de consenso.
El resultado ha sido una sucesión de primeros ministros efímeros: Michel Barnier, François Bayrou y ahora Sébastien Lecornu, todos incapaces de gobernar con un Parlamento fragmentado y cayendo ante mociones de censura o pérdida de confianza.
El presidente, reelecto en 2022, aparece ahora como el principal responsable de ese bloqueo. Analistas señalan que se ha negado a pedir a la izquierda que gobierne porque la considera incapaz de formar mayoría, aunque su propio bloque tampoco ha logrado hacerlo.
3. ¿Qué opciones tiene Macron ahora?
Tras aceptar la dimisión de Lecornu, Macron le encargó negociar con las fuerzas políticas una "plataforma de acción y estabilidad" antes del miércoles por la noche. Sin embargo, Lecornu ya ha descartado regresar al cargo, incluso si las conversaciones prosperan.
El presidente enfrenta tres caminos principales:
- Nombrar un nuevo primer ministro: Podría elegir una figura técnica o incluso alguien de la izquierda, una opción que sectores del Partido Socialista y analistas como Jonathan Bouchet-Petersen (Libération) consideran viable. Sin embargo, la derecha ya ha expresado su rechazo.
- Disolver la Asamblea Nacional: Si Macron convoca elecciones anticipadas, los comicios se realizarían entre 20 y 40 días después. El riesgo es que la ultraderecha de Marine Le Pen salga fortalecida.
- Dimitir: Aunque ha rechazado esta posibilidad, crecen los llamados a su renuncia desde sectores de izquierda. Una dimisión implicaría elecciones presidenciales anticipadas.
4. ¿Qué papel juega la oposición?
La oposición ha aprovechado el colapso del Gobierno para presionar por un cambio de rumbo. Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa (LFI), ha solicitado tramitar de inmediato una moción de destitución contra Macron, respaldada por 104 diputados del NFP.
Aunque requiere el voto de dos tercios de la Asamblea y del Senado —un escenario improbable—, refleja la polarización de la política francesa.
Por otro lado, Marine Le Pen y su partido Agrupación Nacional (RN) exigen elecciones legislativas inmediatas, convencidos de que un nuevo voto podría consolidar su ascenso.
El riesgo es que nuevas elecciones no aseguren estabilidad, sino que profundicen la fragmentación. Si el resultado repite el bloqueo actual, la crisis podría convertirse en una crisis de régimen.
5. ¿Qué puede pasar en los próximos días?
Macron enfrenta una cuenta regresiva. Si no logra un acuerdo político antes del 31 de diciembre, Francia podría quedarse sin presupuesto aprobado, lo que aumentaría la presión para una posible disolución del Parlamento.
El presidente aún puede intentar recomponer su coalición con figuras de centro e incluso de izquierda moderada, pero su margen de maniobra es mínimo. Macron se enfrenta a un desafío cada vez más difícil: ofrecer estabilidad antes de que el país caiga en parálisis.
Mientras tanto, en París se percibe que al presidente se le acaba el oxígeno político. Tras ocho años en el poder, su autoridad se erosiona y su proyecto centrista parece agotado.