103 rutas de buses están abandonadas, algunas desde hace 10 años
En Costa Rica hay 103 rutas de transporte público que están abandonadas, eso quiere decir que no se ofrece el servicio debido a que las empresas concesionarias han renunciado a ellas. Algunas de estas rutas se han vuelto solo un recuerdo del pasado, pues hay casos de hasta 10 años desamparadas y sin brindar ningún tipo de movilización a los usuarios.
Según datos del Consejo de Transporte Público (CTP), estas rutas abandonadas están distribuidas en diferentes puntos del territorio nacional y forman parte del monitoreo que realiza el área técnica de la institución.
Por ejemplo, existen casos en zonas rurales y alejadas de la Gran Área Metropolitana (GAM), como la extinta ruta entre Puerto Jiménez y Carate, también la que conectaba Guatuso y Upala o la que comunicaba Nicoya con Puerto Jesús.
No obstante, este fenómeno se está expandiendo también a rutas metropolitanas. Recientemente dejaron de circular tres interlíneas, quedó abandonado el trayecto entre San José centro y barrio Luján y otras como las rutas Cartago-La Angelina y Cartago-El Molino desaparecieron.
El abandono de rutas representa un reto creciente para el sistema de transporte público, especialmente en zonas rurales donde los servicios son escasos o esenciales. Esto se traduce en cientos de personas que dejan de contar con opciones de traslado a sus lugares de trabajo, estudio o compras.
El Consejo indicó a CR Hoy que las afectaciones varían según la demanda de cada ruta, por lo que no es posible establecer un número promedio de personas perjudicadas.
La Cámara Nacional de Transportes (Canatrans), que representa a la mayor parte del sector autobusero, achaca la situación actual a decisiones que se han pospuesto.
La situación en la que estamos hoy es porque por décadas se han postergado decisiones importantes que han generado que hoy estemos en un punto de quiebre, comentó Silvia Bolaños, presidenta de la Cámara.
Entre esas decisiones que en criterio de Bolaños han faltado están la priorización del sistema de transporte público y la regulación de servicios de pasajeros al margen de la ley, tanto los conocidos "piratas" como las plataformas tecnológicas.
¿Por qué las empresas renuncian a las rutas?
Según el CTP, las razones más comunes expuestas por los operadores para renunciar a las rutas incluyen:
- Rezago tarifario, que limita la sostenibilidad financiera del servicio.
- Mal estado de la infraestructura vial, que incrementa los costos operativos y reduce la seguridad.
- Competencia desleal, principalmente de servicios informales ("piratas"), que disminuyen la demanda formal.
- Desactualización de los esquemas operativos, que impide responder adecuadamente a las necesidades actuales de los usuarios.
Este medio conversó con exjerarcas de rutas del CTP como la: 1250, 621, 193, 318, 751, 413, las cuales pertenecían a lugares como Guatuso, Esparza, Acosta, El Guarco, Guácimo y Sarapiquí.
Además, también se suman las empresas de las interlíneas I-2, I-4 e I-5, que corresponden a las de Moravia-La Valencia, La Uruca-Escazú y La Uruca-Guadalupe, que recientemente renunciaron a esos recorridos.
La mayoría de los autobuseros que conversaron ya son adultos mayores y manejaban lo que denominaron como "rutas cerradas", eso quiere decir que eran traslados de una comunidad o barrio que solo tiene una salida hacia cierto sector.
En algunos escenarios explicaron que ellos tomaron la ruta que otra persona u empresa había abandonado a petición del CTP, sin embargo, debido a las tarifas bajas decidieron dimitir también.
Los empresarios detallaron que situaciones como la pandemia tuvieron influencia en la renuncia hacia las rutas. El paro de labores les afectó económicamente y dejó de ser rentable para ellos. Ante ese escenario, algunos prefirieron vender los vehículos de transporte y alejarse de ese negocio.
Por su parte, otros explicaron que ese paro mundial hizo que las personas buscaran otras formas de movilizarse por su cuenta, ya sea que consiguieron carros, motos y bicimotos.
Además, al mercado llegaron otras oportunidades como las plataformas de transporte digital. Según explicaron, esas situaciones han permitido que las personas tengan otras opciones o que incluso los taxistas se movilicen hacia esos sectores.
Los autobuseros también excusaron situaciones como las malas condiciones en las rutas, lo cual causaba grandes daños a los vehículos. Asimismo, indicaron que en los viajes la mayoría de personas eran adultas mayores, lo cual no les generaba ganancias ni para cubrir el día de trabajo.
Uno de los casos reveló que decidió renunciar para no seguir pagando el canon para poder brindar el servicio, pero que algunos vecinos le pidieron seguir realizando el trayecto como "pirata". Desde entonces consiguió un automóvil de menor capacidad y se ha mantenido bajo esa modalidad.
Esa modalidad de transporte no regulada es frecuente en sitios como los de las rutas que están abandonadas, ya que son sectores de la periferia del país donde la fiscalización no suele ser frecuente, según explicaron.
Bolaños, de Canatrans, adujo que, a falta de un subsidio estatal al transporte público, la demanda es la base de la sostenibilidad del sistema, y esta viene a la baja desde hace dos décadas. A inicios de los años 2000, el servicio de bus movía al 85% de la población, porcentaje que actualmente es del 45% y la proyección es que será de 35% en el 2030.
¿Qué ocurre cuando una ruta es abandonada?
El CTP explicó que, al renunciar a una ruta de transporte público, se activa el procedimiento establecido en el Decreto Ejecutivo N.° 34468-MOPT, el cual contempla las siguientes etapas:
- Convocatoria a operadores cercanos, quienes pueden manifestar su interés en asumir la ruta.
- Si no hay interesados, la audiencia se amplía a nivel nacional para otros concesionarios.
- Si aún así no se reciben propuestas, se abre una manifestación de interés para cualquier persona física o jurídica, que será valorada conforme a la normativa vigente.
¿Qué medidas ha tomado el CTP ante este problema?
La institución indicó que ha implementado diversas acciones para mitigar esta problemática, entre ellas la negociación con el Sistema de Banca para el Desarrollo, con el fin de facilitar la adquisición de unidades para empresas operadoras actuales o potenciales.
También se ha producido el rediseño y adecuación de rutas, con el objetivo de integrarlas y hacerlas más funcionales y atractivas para los operadores.
Asimismo, han coordinado con Aresep para analizar mecanismos que permitan una actualización tarifaria más expedita, especialmente en los casos donde las empresas enfrentan dificultades económicas que podrían llevar al abandono de la ruta.
El CTP ha realizado análisis técnicos para la compensación del servicio, esto quiere decir que otras rutas cercanas puedan cubrir temporalmente la demanda mientras se asigna una nueva concesión.
Por su parte, tanto Canatrans como el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) están en conversaciones para ejecutar acciones de corto y mediano plazo para evitar más abandonos de rutas e intentar salvar al sector autobusero.