Estudiante de enfermería lidera una red de ayuda para personas en calle

Juliana Rojas: la estudiante de enfermería que lidera una red de ayuda para personas en calle
Yuliana Rojas Arguello tiene 23 años, es estudiante de Enfermería en la Universidad de Costa Rica, y aunque es oriunda de Zarcero, vive actualmente en San Pedro por motivos de estudio. Podría parecer una joven como cualquier otra, enfocada en sus clases, trabajos y prácticas clínicas. Pero su vocación va mucho más allá de la universidad o del hospital.
Desde hace un año, lidera una red de voluntariado que, el último viernes de cada mes, sale a las calles de San José a repartir comida, orar y compartir esperanza con personas en situación de calle. Lo que inició como un pequeño acto de fe personal, ha crecido hasta convertirse en una red de más de 30 personas que reparte hasta 130 platos de comida cada mes, además de ofrecer escucha, palabras de aliento y momentos de alabanza.
"Nace por una inquietud que Dios pone en mi corazón. Ya se me quedaba corto solamente ir a misa. Yo decía: hay que hacer otra cosa, hay que salir a las calles", relata Yuliana.
Los primeros en acompañarla fueron sus "roomies", o compañeros de habitación. Entre los tres comenzaron a cocinar, llevar alimentos y acercarse con respeto y empatía a las personas que viven en las calles de la capital.
Con el tiempo, el grupo fue creciendo: se sumaron compañeros de la universidad, algunas madres de familia, amigos y conocidos que se sintieron movidos por la causa.
"Al principio éramos como tres, pero poco a poco se fueron sumando más personas. Ahora somos como 30, y es muy bonito ver cómo se ha convertido en una especie de familia", cuenta.
Cada mes, el grupo llega puntualmente a las 6:30 p.m. al Campamento Municipal "Chepe se Baña", donde reparten los alimentos que ellos mismos preparan. La logística es sencilla, pero muy comprometida: a veces cocina Yuliana, otras veces lo hace la mamá de un compañero, y siempre hay alguien dispuesto a aportar ingredientes, tiempo o dinero.
"Nosotros funcionamos con puras donaciones. Nos ayudan desde familia, amigos, gente del grupo… hasta personas que uno no conoce y solo llega el Sinpe", dice.
Una fe que abraza
Aunque el alimento es una parte fundamental, no es lo único que llevan. El grupo dedica también un tiempo a orar, cantar y simplemente estar presentes.
"Creo que muchas veces vivimos en un conformismo, en una zona de confort. Salir de eso implica también escuchar el corazón. Afuera hay personas que nos necesitan, hay un mundo que no imaginamos. A veces vamos en el carro o en el bus, y vemos a alguien en la calle y pensamos: 'ese es un delincuente, un borracho'. Pero cuando uno se acerca, cuando habla con ellos, se da cuenta de que son personas con nombre, con historia, con heridas muy profundas", mencionó Yuliana.
Una de las frases que más la marcó la escuchó de uno de los hombres a los que atienden regularmente:
"Me dijo: 'Julie, créame que lo que nace desde el corazón de Dios, nunca termina. A pesar de las limitaciones, a pesar de que no haya dinero, nunca se acaba'. Eso me tocó profundamente."
Vocación dentro y fuera del hospital
A punto de terminar su carrera en Enfermería, Yuliana tiene claro que su vocación no empieza cuando se pone un uniforme, sino cuando decide mirar a los demás con empatía.
Asegura que en cada jornada de servicio, ha aprendido a sanar de otras maneras, con presencia, con escucha, con pan y con fe.
Su proyecto no cuenta con fondos institucionales ni estructuras formales, pero eso no lo hace menos poderoso. Su existencia es testimonio de lo que puede ocurrir cuando una inquietud se convierte en acción.
Si usted desea ayudar con este proyecto, puede hacerlo a través del SINPE móvil 8552 2806.
Yuliana no busca protagonismo. Dice que solo responde a un llamado. Pero lo cierto es que su ejemplo ya ha inspirado a muchos otros a salir, a dar, a creer. Porque como bien le dijeron en la calle, y ella misma lo confirma: lo que nace desde el corazón de Dios, nunca termina.