Rambo, Muñeco y Gordo: los roles de extraditables ticos en banda movía cocaína de Colombia a EE. UU.
La solicitud de extradición del oficial de la Fuerza Pública Michael Amador Corella, alias Rojo y de tres costarricenses vecinos de la Zona Sur, detalla los roles que habrían desempeñado estos sujetos en una operación de trasiego internacional de cocaína desarrollada al menos desde 2017.
Junto al policía son requeridos por el Tribunal del Distrito Sur de California, Estados Unidos, por delitos de narcotráfico William Iván Ramírez Arguedas, alias Rambo o Kimba; Gerardo Castro Muñoz, alias Precioso, Muñeco o Lalo; y Jorge William Cordero Obregón, alias Gordo, Candado o Pallín.
Al parecer, todos ellos tuvieron un alto protagonismo y una amplia participación en una estructura criminal que movilizaba droga por vía marítima, aérea y terrestre desde Colombia hacia Costa Rica, para luego trasladarla a México y, finalmente, a Estados Unidos.
Las investigaciones de la Administración de Control de Drogas (DEA) apuntan a que Rambo era uno de los miembros más influyentes de la organización, uno de los líderes responsables de dirigir, gestionar y supervisar los movimientos logísticos de cocaína.
El producto se movía a través del territorio costarricense hacia Guatemala, para servir de proveedores a otros grupos narco.
"Durante la fase inicial de la investigación, el Sr. RAMÍREZ ARGUEDAS fue identificado como el líder de una célula de transporte de drogas con sede en Costa Rica.
Esta célula recibe cargamentos de cocaína directamente de Colombia, que luego transportarla a México para abastecer a organizaciones narcotraficantes", señala la documentación.
Alias Precioso, Muñeco o Lalo es considerado uno de los otros líderes de este grupo, conocido a nivel policial en Costa Rica como Los Mosca.
Castro no solo fue vinculado con la vigilancia de cómo se movía la droga, sino también con las actividades destinadas a legitimar las ganancias obtenidas producto del contrabando de estupefacientes.
"El Sr. CASTRO MUÑOZ también facilita el lavado de dinero proveniente del cargamento de cocaína. Comunicaciones electrónicas interceptadas legalmente demostraron además que el Sr. CASTRO MUÑOZ trabajó con otros cómplices y supervisaba los aspectos logísticos del transporte y almacenamiento de grandes cantidades de cocaína recibidas de buques marítimos", indica el expediente.
Gordo, Candado o Pallín, como se conoce al tercer sujeto, también es considerado un hombre influyente en la operación, aunque a un menor nivel. Según el documento de extradición, Cordero se dedicaba a ejecutar operaciones en nombre de los otros dos cabecillas.
"Las comunicaciones electrónicas interceptadas legalmente mostraron además que el Sr. CORDERO-OBREGON trabajaba en nombre de los señores Iván William Ramírez-Arguedas ("Ramírez-Arguedas") y Greivin Gerardo Castro-Muñoz ("Castro-Muñoz") para supervisar los aspectos logísticos del transporte y almacenamiento de grandes cantidades de cocaína recibidas de buques marítimos", explica el documento.
¿Narcopolicía?
El oficial de la Fuerza Pública detenido habría pasado de ser colaborador de un narcotraficante de alto perfil a convertirse en un intermediario transnacional de droga, según consta en el expediente judicial.
El pasado 18 de octubre, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Policía de Control de Drogas (PCD) ejecutaron su captura junto con la de los otros tres sospechosos. La investigación de la DEA se remonta a varios años atrás.
No se trataba de una estructura menor: con la asistencia de autoridades costarricenses y de la Guardia Costera estadounidense, se han decomisado más de tres toneladas de cocaína pertenecientes a esta banda delictiva.
La investigación ubica al policía Rojo como uno de los miembros influyentes de la organización narcotraficante, responsable de dirigir, gestionar y supervisar los movimientos logísticos de cocaína.
Durante la fase inicial, Corella Amador fue identificado como el secretario principal que trabajaba en nombre de un importante traficante de cocaína y "co-conspirador". Este cabecilla habría sido quien delató la participación del policía en la organización criminal.
"El Sr. CORELLA-AMADOR fue interceptado en varias ocasiones verificando el estado de los cargamentos de cocaína con destino a Costa Rica, para luego informar a CC-1. Las comunicaciones electrónicas interceptadas, obtenidas legalmente, mostraron además que el Sr. CORELLA-AMADOR supervisaba los aspectos logísticos del transporte y almacenamiento de grandes cantidades de cocaína recibidas de buques marítimos", añade la documentación presentada por EE. UU.
Pasado el tiempo, alias Rojo habría decidido separarse del narcotraficante principal para quien trabajaba y comenzar a adquirir sus propios cargamentos, con el fin de redistribuirlos hacia otros países de Centroamérica y obtener mayores ganancias.
"Una vez establecido en el negocio del tráfico de cocaína, el Sr. CORELLA-AMADOR también comenzó a comprar cocaína como fuentes de suministro para la reventa, en lugar de sólo ofrecer servicios de transporte y logística.
Las intervenciones electrónicas obtenidas legalmente indicaron que el Sr. CORELLA-AMADOR generaría más ganancias con sus actividades mayoristas revendiendo cantidades más pequeñas de cocaína a traficantes con sede en Guatemala en lugar de solo trabajar en nombre de CC-1 (co-conspirador, por sus siglas en inglés)", explica el resumen de hechos del expediente.
Apenas dos horas después del arresto, CR Hoy informó en primicia que uno de los cuatro extraditables de la Zona Sur era un oficial activo destacado en la delegación de San Vito de Coto Brus.
La solicitud de extradición detalla que la organización también operaba en Golfito, desde donde coordinaba el transporte y almacenamiento de grandes cantidades de cocaína recibidas en buques marítimos. Además, mantenían uno de sus centros de operaciones en San Vito de Coto Brus.
De acuerdo con el expediente de la solicitud, la corte estadounidense giró las órdenes de arresto desde el 31 de julio de 2020, las cuales se mantienen vigentes y ejecutables para la aprehensión que finalmente se realizó hace una semana.
Pese a que desde hace media década las autoridades estadounidenses tenían claridad sobre la presunta participación del oficial costarricense y de los tres vecinos de Coto Brus, existía un impedimento legal para detenerlos, ya que la legislación nacional no permitía la extradición de nacionales.
Las autoridades extranjeras buscan presentarlos ante la justicia para someterlos a juicio, pues existe una acusación penal formal por varios cargos federales de tráfico de drogas. Los tres son señalados de los siguientes delitos:
- Primer Cargo: Conspiración para distribuir y distribución de cinco kilogramos o más de una mezcla y sustancia conteniendo una cantidad detectable de cocaína, con la intención, el conocimiento y la existencia de motivos razonables para creer que dicha cocaína se importaria ilegalmente a Estados Unidos, en violación del Título 21 del Código de los Estados Unidos, Secciones 959, 960 y 963.
- Segundo Cargo: Conspiración para importar cinco kilogramos o más de una mezcla y sustancia conteniendo una cantidad detectable de cocaína a Estados Unidos desde un lugar fuera del país, en violación del Titulo 21 del Código de los Estados Unidos, Secciones 963, 952 y 960.
Estos delitos pueden acarrear penas de prisión de al menos cinco años o incluso cadena perpetua, según la legislación estadounidense.

