10 claves para entender la revuelta de la generación Z en Nepal
Nepal atraviesa su mayor crisis política desde el fin de la monarquía en 2008. En apenas unos días, la generación Z se convirtió en protagonista de un movimiento juvenil que desató protestas masivas, una represión sangrienta y la caída del primer ministro K.P. Sharma Oli.
El epicentro de la revuelta está en Katmandú, aunque la indignación se extiende a varias ciudades. La chispa fue el bloqueo de redes sociales, pero detrás de la movilización laten años de frustración, corrupción, desigualdad y un sistema político que muchos jóvenes consideran desconectado de sus necesidades y aspiraciones.
Estas son 10 claves para entender qué está pasando.
1. El estallido
Todo comenzó con una convocatoria estudiantil frente al Parlamento en Katmandú, donde miles de jóvenes exigían que se levantara la prohibición de uso de redes sociales. Lo que parecía una concentración más se convirtió en un movimiento nacional.
La represión policial, con gases lacrimógenos y munición real, dejó al menos 19 muertos y más de 200 heridos. La magnitud del estallido obligó al primer ministro Oli a renunciar, incapaz de controlar un fenómeno que lo desbordó.
2. El detonante: el veto a las redes sociales
El 4 de setiembre, el gobierno bloqueó 26 plataformas, incluidas Facebook, Instagram, WhatsApp y X (antes Twitter). Alegó que las empresas no cumplieron con una directiva que las obligaba a registrarse, pagar licencias y abrir oficinas en Nepal.
La medida afectó a un país donde casi el 80% del tráfico de internet pasa por estas plataformas y donde pequeños negocios, la educación y la comunicación familiar dependen de ellas. Para la población, fue un ataque a la libertad digital y un símbolo de la desconexión de la clase política con la vida cotidiana.
3. Una generación harta
Los protagonistas de la protesta tienen entre 13 y 28 años. Crecieron después de la guerra civil y no vivieron la monarquía. Se identifican como una generación que no tolera el clientelismo político ni el estancamiento.
Mientras el desempleo juvenil supera el 20%, los líderes políticos aparecen vinculados constantemente a escándalos de contrabando de oro, usurpación de tierras y estafas a migrantes. Para muchos jóvenes, la política se convirtió en un "club cerrado" de élites que se turnan el poder sin ofrecer soluciones.
4. El fenómeno "Nepo Kids"
El término "Nepo Kids", derivado de nepotismo, se volvió viral en Nepal cuando comenzaron a circular videos de los hijos de políticos y empresarios mostrando coches de lujo, vacaciones en Europa y estudios en universidades extranjeras. Para los jóvenes nepalíes, estos privilegios simbolizan el uso indebido de fondos públicos y el acceso al poder por conexiones familiares.
La indignación contra los "Nepo Kids" conectó directamente con la frustración hacia un sistema político percibido como corrupto y cerrado. Lo que empezó como una campaña en TikTok se transformó en un lema de las protestas, convirtiendo un fenómeno digital en la bandera de la revuelta juvenil.
5. De la protesta pacífica al enfrentamiento violento
La concentración en Maitighar Mandala comenzó de forma pacífica, pero cuando un grupo avanzó hacia el Parlamento, las fuerzas de seguridad levantaron barricadas.
Los choques se intensificaron: la policía usó cañones de agua, gas lacrimógeno y disparos, mientras los manifestantes respondieron con piedras y consignas contra Oli. Amnistía Internacional denunció que muchos heridos recibieron disparos.
6. La reacción de Oli ante la revuelta
El primer ministro K.P. Sharma Oli intentó resistir la presión. En declaraciones públicas, defendió el bloqueo de las redes sociales como una medida "temporal" para proteger la seguridad nacional y acusó a "fuerzas externas" de alentar las manifestaciones. También pidió a los jóvenes volver a clases y "confiar en las instituciones democráticas".
Sin embargo, sus palabras no lograron calmar el descontento. Al contrario, fueron recibidas con críticas y con más protestas en las calles. La percepción de que el Oli estaba minimizando la magnitud de la crisis aceleró su aislamiento político y preparó el terreno para su renuncia.
7. Nepal y su historia de inestabilidad política
Desde la abolición de la monarquía en 2008, Nepal ha vivido una sucesión casi constante de crisis de gobierno. En los últimos 15 años, ha tenido más de una docena de primeros ministros, la mayoría de los cuales duraron poco debido a coaliciones frágiles y conflictos internos entre partidos.
El sistema político combina elecciones multipartidistas con una estructura federal que a menudo se percibe como burocrática y lenta. Las decisiones importantes dependen de negociaciones entre los tres partidos dominantes —el Congreso Nepalí, el Partido Comunista de Nepal-Unificado Marxista Leninista (CPN-UML) y el CPN (Centro Maoísta)— que priorizan intereses de élites sobre necesidades ciudadanas.
La revuelta actual refleja esa frustración histórica: los jóvenes perciben que la democracia posmonárquica nunca cumplió sus promesas. En lugar de estabilidad y oportunidades, produjo una clase política que se aferra al poder mientras la mayoría de la población enfrenta desempleo, pobreza y desigualdad.

8. Un país marcado por la desigualdad y la migración
Con un ingreso per cápita de unos $1.450 anuales, Nepal es uno de los países más pobres de Asia. La economía depende en gran medida de las remesas, que representan más de un tercio del PIB.
Cada año, miles de jóvenes emigran para trabajar en construcción en el Golfo Pérsico o en empleos precarios en Malasia. Esta migración refleja un sentimiento de falta de oportunidades en casa. Para la generación Z, que ve el futuro limitado al exilio laboral, la protesta es también un grito por oportunidades reales.
9. La mirada internacional
La ONU pidió una investigación independiente sobre las muertes y Amnistía Internacional denunció violaciones graves al derecho internacional.
Analistas regionales comparan la revuelta nepalí con las protestas en Sri Lanka en 2022, que forzaron la renuncia del presidente Gotabaya Rajapaksa, y con manifestaciones en Bangladés en 2024 contra el desempleo juvenil. La posibilidad de que movimientos liderados por jóvenes derriben gobiernos preocupa a varios países asiáticos, que temen un "efecto dominó".
10. ¿Qué puede pasar ahora?
Tras la renuncia de Oli, el Parlamento debe elegir un nuevo primer ministro, pero ningún partido tiene mayoría suficiente. Se habla de un gobierno de transición, con un gabinete interino y eventuales elecciones anticipadas.
Sin embargo, los jóvenes insisten en que no dejarán las calles hasta ver reformas reales. Si los políticos vuelven a cerrar filas, existe el riesgo de que la protesta siga escalando y se prolongue la crisis.