Abelito pasó de ser un perrito callejero a “trabajar” en la frontera de Paso Canoas

Abelito, el perrito que conquistó la estación fronteriza de Tica Bus en Paso Canoas
Entre pasaportes, maletas, trámites migratorios y despedidas, los viajeros que cruzan la estación fronteriza de Tica Bus en Paso Canoas, entre Costa Rica y Panamá, suelen llevarse una sorpresa tan inesperada como cálida: un simpático perrito llamado Abelito González, quien, con su carácter noble y amistoso, se ha convertido en una especie de anfitrión del lugar.
Abelito, de unos 3 años de edad, llegó por casualidad, pero su historia se fue tejiendo con afecto. Fue abandonado en la zona de aduanas. Nadie sabía su historia, pero él parecía estar buscando algo más que comida: buscaba un poco de cariño. Y lo encontró.
De callejero a "colaborador estrella"
Fue Rogelio González Aguilar, agente representante y vendedor de Tica Bus en Paso Canoas, quien notó primero su presencia. El perrito se le acercaba con frecuencia.
"Él llegó a la aduana en unas condiciones muy mal, muy delgadito, se le veían las costillitas, con muchas pulgas y con unos granillos, y olía muy feo. Yo lo agarré y lo empecé a acariciar, me lo llevé para la casa, lo bañé, lo llevé a la veterinaria, me lo desparasitaron, me le dieron un tratamiento por 15 días y hoy en día es un perro muy sano", contó González a CR Hoy.
Según explicó, desde ese momento, la conexión fue inmediata.
"Me empezó a seguir, y poco a poco logró lo que quería: lo adopté, porque me encantan los peluditos, y ahora es mi ayudante en el trabajo. Me llena el corazón que Abelito haga feliz a los pasajeros, entre ellos los más pequeños", agregó Rogelio.
Una separación que dolió
Rogelio también recuerda una de las primeras veces que Abelito tuvo que recibir atención médica, y lo difícil que fue dejarlo en la veterinaria.
"Cuando lo llevé, lo tuvieron ahí de un día para otro porque necesitaba suero. La doctora me dijo: 'Tienes que dejarlo, mañana viene y lo busca'. Y yo le dije: 'No, así no. Yo tengo que llevarlo porque ya es parte de mi vida'. Lloré ese día porque no lo quería dejar encerrado", relató.
Hoy, más de un año después, la historia es otra.
"Duerme conmigo en la cama. Lo tengo como desde hace año y cuatro meses", dice, con el orgullo de quien no solo salvó una vida, sino que también encontró un amigo incondicional.
Lo chinean como a uno más
Lo que hace especial a Abelito no es solo su historia, sino el efecto que tiene en las personas. En un punto fronterizo donde suelen vivirse momentos de ansiedad, largas esperas o cansancio por viajes extensos, su presencia ha sido descrita como un "respiro emocional".
"Los pasajeros lo chinean, van al supermercado y le traen carnita en salsa, de esas especiales para perrito. Hay varios que hasta le han traído camisas. Lo quieren como si fuera parte de la familia. Los pasajeros que regresan a la zona preguntan por él, lo buscan para acariciarlo antes de continuar su camino o simplemente se detienen a tomarse una foto con él", cuenta Rogelio, con evidente orgullo.
Un símbolo del espíritu de Tica Bus
Para la empresa, la historia de Abelito representa mucho más que una anécdota: es un reflejo de los valores que buscan proyectar en cada ruta, frontera y contacto con sus usuarios.
"En Tica Bus nos esforzamos por brindar algo más que transporte: ofrecemos comodidad, seguridad, precios accesibles, conexión entre países y una experiencia cálida para todos nuestros pasajeros. Historias como la de Abelito nos recuerdan que el viaje también puede estar lleno de momentos entrañables", comenta Mario Pérez, gerente comercial y operativo de la empresa de transportes.
Aunque Abelito no lleva uniforme, todos en la estación saben que es parte del equipo.
En una zona de paso, donde las personas suelen estar de tránsito, Abelito representa lo que permanece: la calidez, la bienvenida, el alivio emocional de un rostro conocido.