Alérgica a la ciudad, se fue al campo para salvar animales
Desde hace 10 años tomó como trinchera una finca familiar en Bagaces
Esther Pomareda es de esas alérgicas a la ciudad, que pese a haber crecido en la capital, no se siente parte de ella. Lo suyo es Guanacaste, el campo, los animales y en especial los felinos.
Cambió las presas y el humo por los pastos y el olor a campo de Bagaces. Pero, su corazón fue conquistado -principalmente- por muchos animales silvestres que viven ahí, a quienes desde hace varios años trata de rescatar de los atropellos en carretera.
De 34 años, esta bióloga escogió como refugio una finca ganadera propiedad de su familia y la convirtió en su trinchera; trinchera que la acerca al centro de rescate Las Pumas, donde libra su "batalla" en pro de los animales.
"Hace 10 años decidí venirme para acá. Había tenido la oportunidad de conocer el centro de rescate y a sus dueños, don Bernord y Doña Lily. Siempre que veníamos de vacaciones con mi familia pasábamos por ahí. No había terminado mi carrera cuando decidí trabajar en la finca", recuerda Pomareda.
La vida la llevó por un sube y baja. En 2005 viajó a San José para continuar la maestría. Terminó, se fue y volvió, pero regresó donde tenía que estar: en su amada trinchera guanacasteca.
¿Por qué salvarlos?
Tras concluir su maestría en el Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis) de la Universidad Nacional (UNA) comenzó en 2008 un proyecto para tratar los atropellos de animales en carretera.
"En 2009 volví a ser la regente de Las Pumas. Trabajo medio tiempo, pero esta pasión hace que sea a tiempo completo o más. Llevo un control de los animales que ingresan, salen y los que liberamos, en conjunto con la veterinaria que está a tiempo completo", explicó Esther.
Pomareda produce juguetes, acondiciona las jaulas y coordina el apadrinamiento. Es feliz y no le hace falta la ciudad, asegura que evita –al máximo- viajar a la capital.
"El tema de atropellos de animales ha sido el fuerte en estos últimos años. Encontramos un montón de especies en peligro de extinción atropelladas y ahí surgió la creación de una comisión para tratar de involucrar al gobierno. Ahora somos 3 compañeras de trabajo para enfrentar el tema: Las Pumas, Panthera y una investigadora en particular", expuso la bióloga.
Según explica, muchos de los animales que ingresaban al centro fueron impactados por vehículos o electrocutados. "Teníamos que trabajar afuera para bajar el ingreso", acotó.
Pomareda dice ser una protectora de los felinos y los cataloga como su pasión. "Hay una energía que me atrae, puedo pasar horas con ellos (…) Desde el caucel hasta el jaguar… ¡Son muy místicos!", recalcó.
Un manigordo bebé atropellado a los 6 meses y una mona que permaneció encadenada en una casa son algunos de los casos que más marcaron a Esther.
¿Volvería a la ciudad? No titubea."La ciudad no es un lugar para mí". Vive el día a día y espera que las jugadas del destino no la saquen de Guanacaste. Seguirá disfrutando, salvando animales y respirando el aire puro de su finca.