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Anoche tuve un sueño

Por Agencia | 20 de May. 2025 | 4:22 am

12 de octubre del 2040. Ana se levantó faltando una hora y media para su cita médica en el centro de San José. Después de alistarse rápidamente – no quería llegar tarde –  tomó un autobús eléctrico y autodirigido que automáticamente cargó a su pulsera electrónica el costo del pasaje. Se bajó en el cómodo nodo de conexión con el tren propulsado por hidrógeno que la llevó desde Grecia, Alajuela hasta su destino en San José centro, en el "hub" central de la moderna red ferroviaria.

Sale y toma el tranvía eléctrico que nuevamente cargó automáticamente el costo del pasaje a su pulsera digital. Se baja y camina por los hermosos y arbolados bulevares repletos de cafés al aire libre, exposiciones artísticas y eventos culturales. La policía vigila la urbe utilizando "segways" y otros medios amen de un sistema de cámaras que cuida a la ciudadanía: es una ciudad limpia, vital y segura. Ana llega al moderno hospital público donde un sistema de Inteligencia Artificial le da la bienvenida, la orienta y le informa las condiciones y situación general.

A Ana le llama la atención la campaña pronatalidad en las pantallas del centro hospitalario, un esfuerzo del gobierno que es consciente de la necesidad de repoblar el país y trabaja para incrementarla. Llega al consultorio. La cita es puntual y eficiente. Ella recibe una atención optimizada que conjuga tecnología, un trato humano profesional & atento y ágiles procesos. Su expediente se actualiza automáticamente y las medicinas le serán luego despachadas a su residencia. Ana sale a tiempo para tomar sus clases.

Decide hacerlo en un espacio de "cowork" ultramoderno, en donde se conecta a la plataforma "online" de la Universidad Nacional. Luego, pasa a un cafetín a comerse algo bajo la sombra de los árboles y oyendo el sonido de fuentes: todo un jardín, uno de tantos oasis que refrescan la urbe en este cálido siglo. Lee un poco. Una alerta en su pulsera le informa que el tranvía estará puntualmente arribando en la estación cercana en unos minutos. Se levanta y coloca adecuadamente los residuos en los omnipresentes basureros: la divide en material orgánico (que se composta para abonar los jardines de la ciudad) y entre los diferentes tipos de material reciclable, pues nada se desperdicia. Paga electrónicamente al salir y regresa a casa invirtiendo la ruta de llegada. Saluda a sus familiares y dedica su tarde a jugar con su hermano pequeño y con los perros. Es feliz.

Y… me desperté. Lástima, era solo un sueño. Al encender la pantalla, vi entonces que en vez de resolver problemas de energía, salud, seguridad, educación, cambio climático y tantos otros; el gobierno está un día sí y el otro también peleándose con absolutamente cualquiera que le critique: prensa, Fiscalía, Corte, Contraloría, Procuradoría, Poder Legislativo, Defensoría, ONGs internacionales, etc. Porque no se comen la bronca, ¡la arman! Se trata de hacer bochinche y vender humo para que la triste realidad se disimule bajo una avalancha de estupideces. Nunca han tenido un plan, ni objetivos ni logros más allá de lo macroeconómico (y eso a costas de lo social).

Como dijo la exministra de Educación Anna Katharina Müller: "No me dio la gana publicar la Ruta de la Educación". Desde el Ministerio de Seguridad una joya: "Costa Rica es hoy un país más seguro" y nos quieren convencer de que bastará con construir una "megacárcel" tipo Bukele para arreglar cualquier problema. Hmmm… quién va a atrapar a los delincuentes y con qué recursos (comencemos con que el Presidente vetó el horario ampliado de allanamientos del OIJ), quién los va a procesar, con qué recursos se va a construir y a mantener esa cárcel… pues "sepa Judas". El Presidente y la Vicepresidenta tienen tiempo hasta para pelear con Jafet Soto. Parece un chiste pero es la triste verdad.

Y caramba, que desperdicio, pues aquel sueño puede hacerse realidad. Pero para eso se necesita planificación, humildad, conversación, acuerdos, visión, perseverancia, amor por la patria y ante todo muchísimo TRA-BA-JO. Basta ya de poses, de gritos, burlas y pachucadas. Nuestros hijos e hijas merecen un futuro mejor: pónganse a trabajar, necesitamos soluciones, dejen de vender "espejitos" cada miércoles.

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