Don Andrés Valenciano recién ha tomado las riendas del Ministerio de Comercio Exterior (COMEX). Sus declaraciones en los medios de comunicación han sido bienvenidas, por ser alentadoras y promisorias. De hecho, la expansión de las actividades relacionadas con la exportación de bienes y servicios ha sido una de las razones principales del crecimiento económico del país en las últimas décadas. Por eso es de tanta trascendencia escoger con el debido cuido a la persona a cargo de la rectoría de este importante sector de la economía nacional. El nombramiento del señor Valenciano ha sido un acierto. Él tiene los atributos necesarios – la "pasta" – para sacar la faena adelante: hacer frente a los retos y desafíos cotidianos y crear y aprovechar las nuevas oportunidades. Él lo sabe bien: se trata de un trabajo de tiempo completo, incluidos los fines de semana y los días feriados.
Para todos los países la inserción en la economía internacional es uno de los factores determinantes de su desarrollo económico. Y cuanto más pequeño sea el país más relevante es este hecho. Tal es el caso de Costa Rica. Sencillamente, exporta o no podrá desarrollarse. Promover el aumento sostenido del comercio exterior – más exportaciones y más importaciones – resulta ser una clara ventaja para el país. Las empresas orientadas a la exportación se ven obligadas a competir en el mercado internacional y las empresas dedicadas a abastecer el mercado local a competir con los bienes importados. Para poder llegar a ser competitivas ambos grupos de empresas deben aumentar su productividad. Y, precisamente, la mayor productividad de la economía nacional es la causa de una tasa de crecimiento económico más elevada. Por otra parte, el aumento de las exportaciones no tiene como fin acumular más reservas monetarias internacionales. No. El propósito es poder pagar un volumen creciente de importaciones. De esta manera, se favorece a los consumidores y a los productores, debido a la diversificación de las fuentes de abastecimiento de bienes de consumo para los primeros (mayor bienestar) y de materias primas, bienes intermedios y bienes de capital para los segundos (más competitividad).
Desde este punto de vista, Costa Rica ha hecho un esfuerzo loable. Dos tareas han sido de singular trascendencia. La primera de ellas ha consistido en lograr una mayor inserción en la economía internacional mediante el acceso a mercados externos. Para este propósito el país ha tomado varias medidas, ha transitado diversos caminos. Primero, suscribió múltiples acuerdos comerciales: bilaterales (México, Canadá, Chile), regionales (Centroamérica y el Caribe), asociado con Centroamérica (CAFTA y el acuerdo de asociación con la Unión Europea). Segundo, procedió a la desgravación unilateral del arancel de aduanas. Tercero, asumió los compromisos internacionales adquiridos como país miembro de la Organización Mundial de Comercio.
Así, la primera tarea fue mirar al exterior, la segunda hacia adentro. Esta última busca aprovechar las oportunidades abiertas, gracias al mayor acceso a los mercados internacionales. A respecto, dos programas, en especial requieren mencionarse dado sus resultados positivos. De una parte, la atracción de la inversión extranjera directa y, de otra, el desarrollo de las zonas francas.
Los resultados positivos para el país derivados del cumplimiento de ambas tareas están a la vista. Sin embargo, estos cometidos nunca se cumplen a cabalidad. Cada día aparecen nuevos problemas y nuevas oportunidades. Cada día es necesario evaluar resultados y ajustar del rumbo. Por ello el esfuerzo debe ser permanente y sistemático. El ministro Valenciano está claramente comprometido en seguir adelante con ambas tareas. ¡Aun queda mucho por hacer, una ardua tarea por realizar! Él puede lograrlo, así como lo demostró cuando fue Presidente Ejecutivo del INA. Él merece el apoyo decidido de todos los grupos interesados y la colaboración firme de las instituciones involucradas. Sólo resta desearle buena suerte por el bien del país.
Eduardo Lizano