¿Capitalizar la deuda pública de Costa Rica?
Costa Rica está pasando por una crisis no solamente de índole sanitaria, sino también económica, fiscal y social.
Si bien es cierto la pandemia es universal y está afectando a prácticamente todos los países del mundo, a Costa Rica la tomó en medio de muchos problemas y la ha golpeado más fuerte que a muchos otros países. Costa Rica se encontró con la tormenta perfecta.
La situación es tan grave que las soluciones requieren pensar fuera de la caja, así como de una dosis de creatividad e innovación mucho mayor que la que hemos tenido en el pasado para enfrentar problemas nacionales.
Una posibilidad que el gobierno debería de considerar es la capitalización de la deuda pública.
En el mundo corporativo, la capitalización de deuda consiste en la transformación de la deuda de una empresa en capital, de forma que el pasivo de una empresa se transforma en patrimonio de ésta. Los acreedores financieros de las empresas pasan a ser socios a cambio de la cancelación de sus créditos, es decir, pasan de ser parte del problema a ser parte de una solución. Hay miles de experiencias positivas alrededor del mundo.
Al 31 de agosto del año 2020 la deuda pública de Costa Rica era de casi 39 mil millones de dólares, de los cuales 30 mil millones corresponden a deuda interna y 9 mil millones a deuda externa. Del monto de la deuda interna, casi una cuarta parte está denominada en dólares y con una tasa promedio ponderada de casi 10%. La tasa promedio ponderada de la deuda externa es de casi 5%. Las calificaciones de riesgo soberano de las principales calificadoras mundiales nos ponen una nota baja con una perspectiva negativa. Esa tasa promedio de interés es altísima, producto de años de inacción política.
La estimación es que para el 2022 no deberíamos de extrañar que la deuda pública alcance el 80% del PIB del país. Ya para ese momento, será muy tarde. Para evitar una catástrofe fiscal y financiera producto de un potencial incumplimiento de pago de la deuda, Costa Rica podría negociar con sus acreedores una capitalización de la deuda pública. Mediante esta, los acreedores convertirían sus títulos de deuda en acciones de empresas estatales.
Al igual que ocurre en el sector privado, en el ámbito público, también es posible que un gobierno capitalice parte de su deuda pública a cambio de acciones de activos estatales.
El Estado debería escoger una serie de activos que podrían ser capitalizados y los acreedores o bonistas intercambiarían su deuda por capital de esas empresas. Los casos ideales son las empresas públicas con un propósito comercial: bancos del estado, INS, FANAL, ICE y CNFL, RECOPE, Correos de Costa Rica, Canal 13 y otras.
De igual forma, se podría pensar en intercambiar concesiones de obra o servicios por deuda. De forma innovadora, se podría pensar en contratos de optimización de activos y en asociaciones público-privada para el manejo de hospitales, universidades, desarrollo de propiedades públicas abandonadas o baldías, operación conjunta de facilidades turísticas en parques nacionales y en edificios públicos emblemáticos, etc.
La capitalización de la deuda pública parte de la premisa que el bonista tiene interés solamente en un rendimiento financiero, por lo que presuntamente habrá una empresa especializada que adquirirá esos bonos para poder intercambiarlos por el capital estatal en el que tenga interés. Es clave la exigencia, no solamente de experiencia y conocimiento de las empresas interesadas, sino que compartan la visión y valores de Costa Rica en materia de sostenibilidad. Cualquier relación comercial debe ir aparejada con un buen rendimiento de la empresa.
Este esquema de capitalización permitiría al Estado operar sus empresas de naturaleza comercial de una forma más eficiente y con mejor gobernanza y gestión. Esto se lograría con socios o aliados estratégicos que tengan probado conocimiento y experiencia de clase mundial. Además de reducir la deuda, tendríamos lo mejor de los dos mundos: la capacidad de gestión, experiencia y estrategia del sector privado, con la escala del público.
Al mismo tiempo, además de reducir la deuda pública, aumentaría el valor de los activos del estado impulsando la concreción de proyectos de inversión y de transformación institucional, con el consecuente incremento de la capacidad productiva y e innovadora en el país.
Esto requeriría que algunas empresas estatales pasaran a convertirse en sociedades anónimas y que, una minoría de su capital se dispusiera entre los acreedores de la deuda, con lo cual, no perdería el Estado no perdería el control. Luego, cuando las empresas estén operando de una mejor forma y sean más valiosas, el Estado podría capitalizar más deuda o simplemente vender su mayoría a un mucho mayor valor. Los mercados de capitales se reactivarían y dinamizarían.
Con la capitalización, no solamente estaríamos haciendo pago de la deuda, sino también mejorando la calidad de las instituciones públicas para beneficio de todos los costarricenses. El Estado tendría un mejor balance patrimonial para poder dedicarse a sus funciones naturales de una forma más solvente.
David Gutiérrez