¿Por qué el Churchill nos vuelve locos?
En los últimos tiempos se ha expandido más
El churchill se inventó en Puntarenas hace más de 70 años
Es imposible resistirse a sus encantos. Por un Churchill somos capaces de agarrar el carro y manejar los 80 kilómetros que nos separan de Puntarenas. Todo con tal de quitarnos ese antojo que no nos deja en paz, hasta que sentimos esa deliciosa mezcla de sabores en la boca.
Pero… ¿por qué este postre vuelve locos a los ticos?
Precisamente porque la combinación del sirope de cola, la leche condensada y la leche en polvo con el hielo es un verdadero placer para el paladar y si además se le agrega frutas y helado, la satisfacción es mayor.
"Es un elemento cultural muy fuerte. La gente se identifica con el Churchill y esa identificación se llama sentido de pertenencia. Es un referente que además se asocia con algo agradable, positivo", explicó Dionisio Cabal, escritor, costumbrista e historiador.
Por su parte, Isabel Campabadal, reconocida chef tica recordó que desde muy pequeña sus padres la llevaban al Paseo de Los Turistas a comerse un granizado de estos y alabó que esa tradición se mantenga hasta hoy en muchas familias costarricenses.
"Han ido cambiando y añadiendo ingredientes y hoy día se han hecho hasta paletas, todo el mundo se vuelve loco porque sinceramente son deliciosas. A la gente le gusta comer helados y el Churchill –que era algo tan popular– envuelto en una paleta, es más rico todavía", añadió.
La empresa de "Los Paleteros" supo aprovechar ese gusto del tico para crear su famosa "Churchilleta", que ha sido todo un éxito.
"No sé bien por qué es que a los ticos les gusta tanto, pero es una combinación perfecta. A muchos extranjeros también la Churchilleta les parece perfecta, es para el paladar de todos. Creo que la revolución del Churchill empezó cuando sacamos el helado, fue cuando la gente volvió a probar esos sabores, se acordó de cuando era niño y le gustó. La Churchilleta sigue siendo la punta de lanza de Los Paleteros", asegura Enrique Artiñano, gerente general de la empresa.
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El churchill original
¿Quién no se ha escapado a Puntarenas a comerse un Churchill ? Ahí en la playa, con la brisa del mar y con el calor del puerto sabe más rico todavía.
Fue precisamente en El Puerto donde comenzó la locura por este granizado hace más de 70 años, según Javier Araya, dueño de uno los locales más viejos de esa zona donde venden este postre.
Un hombre muy parecido a Winston Churchill -ex primer ministro inglés- frecuentaba uno de estos locales y siempre pedía hielo con sirope y leches. Después de mucho tiempo, se le empezó a llamar con ese apellido al helado que poco a poco muchos otros clientes empezaron a probar.
Desde entonces, los costarricenses han hecho de este dulce uno de los preferidos y por lo visto, seguirá siendo parte de nuestra deliciosa cultura.
