¿Cómo nació Tonos sepia, el legado musical de Humberto Vargas?
Cada 15 de setiembre, cuando Costa Rica celebra su independencia, cientos de grupos folclóricos y músicos llenan el país de melodías que despiertan orgullo en cada costarricense. Entre ellas destaca Tonos sepia, escrita e interpretada por el maestro Humberto Vargas, una canción que, cada vez que se escucha o se ve interpretar con pasión, logra poner los pelos de punta a quien la siente. Muchos se preguntan qué la hace tan especial; la respuesta la dio el mismo Vargas, al relatar cómo nació y se construyó esta pieza, que hoy forma parte de la identidad musical de Costa Rica.
Vargas es un destacado músico costarricense que, a lo largo de más de diez años, ha logrado ofrecer a Costa Rica grandes canciones para ser bailadas y sentidas. Sin embargo, Tonos sepia tiene algo particular: su letra incluye frases pegajosas que invitan a preguntarse de dónde surgió tanta creatividad para crear una canción tan profundamente costarricense. Originalmente pensada como un homenaje al país, con el paso de los años se convirtió en un tema que todo bailarín debe interpretar y sentir.
Vargas posee una mente muy visual, y cuando decidió que la canción sería un homenaje, se imaginó un collage, un muro lleno de frases de canciones queridas de distintas obras. Decidió tomarlas y enmarcarlas en una sola canción, y para lograr coherencia temporal entre ellas, agregó la palabra "ven", que funciona como un hilo conductor en cada estribillo. Para Vargas, "ven" representa un llamado al pueblo, invitando a permanecer en la canción y en sus frases, que ya son parte de la identidad costarricense.
Por ello, al final de la canción aparece la frase simple pero contundente: "Ven, canta mi pueblo, ven". Aunque muchos la canten y bailen sin cesar, no todos conocen la verdadera intención de este llamado.
Para Vargas, la canción es una forma de expresar al mundo la identidad costarricense. Él destaca que músicos, bailarines e incluso cualquier costarricense no deberían dejar de expresar sus raíces y su esencia.
Lanzada en 2002, Tonos sepia ha perdurado en el tiempo y sigue siendo interpretada cada 15 de setiembre en diferentes agrupaciones. Para Vargas, que la canción "no haya muerto" y se mantenga presente en las celebraciones costarricenses demuestra que fue creada con autenticidad y con la intención de contar historias a través de la música.
Además, Vargas afirma que estas canciones perduran también porque, aunque algunas letras podrían ser tristes, su ritmo siempre busca transmitir alegría, permitiendo que los grupos folclóricos celebren con entusiasmo la independencia de Costa Rica.
La letra es una invitación, una mezcla de elementos que permiten que las personas se involucren, mencionó Vargas.
Cada vez que tiene la oportunidad de presenciar alguna situación, Vargas se inspira para crear una canción, ya sea ante la muerte de alguien, admirando la creatividad de sus compañeros en otras artes o incluso frente a experiencias duras, como haber visto a un hombre vender droga a un niño.
Con el tiempo, el hecho de que Tonos sepia se haya convertido en un símbolo de identidad costarricense le ha enseñado a Vargas que los ticos tienen una gran responsabilidad: incomodar de manera positiva, solo para fortalecer el sentido de pertenencia, sin necesidad de copiar la esencia de otros.
Esta canción no solo ha alegrado los oídos de los costarricenses, sino que también ha sido interpretada fuera de las fronteras del país. La Banda Municipal de Zarcero llevó esta emblemática pieza hasta el Desfile de las Rosas, y, para Vargas, los turistas tuvieron la oportunidad de, con solo escuchar la canción, percibir verdaderamente la esencia tica; fue como trasladar un pedazo de Costa Rica hasta tierras estadounidenses.