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Costa Rica frente a COVID-19: El Primer Objetivo

Por Fernando Llorca Castro | 15 de Jun. 2020 | 4:27 am

Costa Rica ha conseguido aplanar esta primera curva, 3 meses después del primer caso y lo ha hecho manteniendo una mortalidad sumamente baja, al mismo tiempo. Ese era el primer objetivo al enfrentar la Pandemia COVID19. Pero, al reconocer esto, coincido con el Señor Presidente Don Carlos Alvarado Quesada, es un logro frágil. La lucha, está lejos de terminar.
Aplanar la curva, significa, que el sistema de atención de la enfermedad con que cuente el país sea capaz de responder oportunamente ante la demanda, por cantidad y gravedad, de casos que se produzcan.
La patria entera lo ha conseguido hasta la fecha, ya que, a las 14 semanas del primer caso, se han hospitalizado pocos y muchos menos, han requerido las camas de cuidados intensivos (UCI) disponibles en la CCSS (tasa de camas UCI de 4.5 por 100 mil/hab).
En Costa Rica, se mantiene un porcentaje de letalidad y una mortalidad por 100 mil/hab, sumamente bajas tomando en cuenta que no somos una Isla, geográficamente hablando y que; nuestro sistema de registro y reporte de casos ha sido históricamente reconocido por la OPS/OMS y la OCDE. Ejemplo de ello, ha sido el Registro Nacional de Tumores.
Este logro país, se dio gracias a tres aspectos fundamentales. Una rápida respuesta de las autoridades, amparados en criterios científicos del Sector Salud y la impecable respuesta de la sociedad costarricense.
Se declaró Alerta Verde, dos meses antes del primer caso y casi un mes antes de que la OMS la oficializara como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Por la naturaleza del reto, le correspondió al Sector Salud, coordinar las acciones. En nuestro país, la figura del Ministro de Salud como Rector del sector, es sólida.
Durante ese valioso tiempo, nuestra institucionalidad, pudo prepararse ágilmente, administrando los siempre escasos recursos con que cuanta un país de renta media como el nuestro y en medio de las serias limitaciones fiscales que estamos afrontando. La respuesta, se articuló a nivel intersectorial e interinstitucional, con un aporte decidido del sector privado y la sociedad civil en general. Costa Rica, se enfrentó a lo inevitable, sin titubear.
Este nuevo coronavirus, presentaba al principio, algunas características virológicas similares a las de otros agentes infecciosos. Sin embargo, rápidamente se documentó, que la historia natural de la enfermedad y especialmente, la prolongada permanencia en el huésped con poder de contagio (con síntomas o no), lo convirtieron en una verdadera máquina de propagación. Se ha dicho, que lo que aprendimos en 10 años con el HIV/SIDA, lo asimilamos con el Zika en 2 años y en pocos meses con la COVID19. Todavía nos queda mucho por descubrir.
Por esa razón, nuestro país se inclinó por la prudencia, ganando tiempo para aprender sobre la marcha, adelantando “la línea del frente de batalla” contra el SARS-CoV-2, y alejándola, de las puertas de los centros asistenciales, incluyendo la del recién adaptado, en tan solo 11 días, Centro de Atención COVID19 de La Caja. La contienda, la hemos mantenido en fronteras, puertos y aeropuertos.
En muchos países, que no tuvieron tiempo para prepararse, esa “línea del frente de batalla”, estuvo siempre en la puerta de los servicios de emergencia. Qué muchos tuviesen que morir en soledad o sin acceso a la atención, ha sido un duro golpe para la humanidad y será sopesado tarde o temprano, en pérdida de años de vida ajustados por calidad (AVAC). En Costa Rica, hemos sido afortunados de que se aplicara un distanciamiento social y confinamiento “moderados”, respetando el Estado de Derecho.
Mucho antes de identificar el primer caso, el país contaba con los lineamientos de acción necesarios. Bajo el principio de “buscar y aislar”, se activó la estructura de vigilancia epidemiológica del Ministerio y los EBAIS de la CCSS, gracias a que se contaba con las pruebas PCR de calidad específicas. La mejor evidencia de ello, son los casos sospechosos, procedentes del extranjero, que se descartaron previamente.
Haber multiplicado por 7 la cantidad de epidemiólogos existentes en el país fue una medida magistral y haber formado técnicos en vigilancia, su mejor complemento antes de la Pandemia. Reconocer, que la higiene personal, la educación cívica, el protocolo de estornudo y tos, son viejos conocidos de la población costarricense, nos demuestran también, que el país estaba listo para el primer golpe.
La robustez del Sector Salud es incuestionable, al igual que su utilidad. Su talento humano, lo más valioso. No por casualidad, fue escogido como “punta de lanza”, para iniciar el exitoso proceso de adhesión a la OCDE. El primer Informe del Sistema de Cuentas de Salud de Costa Rica 2011-2016, evidencia el apoyo sostenido que ha recibido este sector en materia de financiamiento.
A las puertas del Bicentenario de Costa Rica, nuestro país se engalana con un Sector Salud que, durante más de 100 años; ha desarrollado Políticas de Salud de Estado, que han materializado el concepto de Salud como Derecho Humano innegable y no una suerte de filantropía o un discurso de buenas intenciones publicitado en foros u organismos internacionales.

Al explicarle a una persona que desconoce la historia de Costa Rica: la forma en que nace nuestra seguridad social, la abolición del ejército, el suero antiofídico, la educación de niñas y niños, la lucha contra la desnutrición, el Hospital Sin Paredes, el acceso al agua potable y la electricidad, la protección del ambiente, nuestra pacífica democracia, entre un largo etc.; no es poco frecuente comprobar que la primera reacción de ellos, es de incredulidad o desconfianza por lo que escuchan. Algunos extranjeros, perciben las historias como de otro planeta o el producto de decisiones de genios adelantados a su época.

La experiencia, nos ha demostrado que es fundamental proteger a los más vulnerables. Cuando enfrentamos el Zika, protegimos especialmente a las mujeres embarazadas con estrategias innovadoras. De igual forma, en esta oportunidad, hemos protegido a los adultos mayores y a las personas con factores de riego. La coordinación con un responsable sector privado se manifestó con cuantiosas donaciones, inclusive, de la comunidad internacional y que agradecemos como nación. Se priorizó, a estas poblaciones vulnerables, con horarios especiales de atención, con coberturas solidarias particulares, con el acceso al alcohol en gel y a otros artículos higiénicos.

En tiempos del Zika, junto al Sector Turismo comprometido, se pudo ofrecer “un país seguro” a nuestros visitantes. Estrategia que replicaremos gracias al EDUS y otras tecnologías, cuando llegue la reapertura del país. Una cuarta revolución industrial (4RI), materializada a pasos agigantados.

Este virus no discrimina. Asumir, que es una enfermedad sólo de ricos o sólo de pobres, es un error. Un poderoso sistema hospitalario, no es suficiente para derrotar la Pandemia. Con oportunas medidas de promoción y prevención, debemos evitar utilizarlo. En Costa Rica, la salud es un derecho de los habitantes y la vigilancia epidemiológica, un asunto de Seguridad Nacional.

Dr. Fernando Llorca Castro
Embajador de Costa Rica ante EEUU

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