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Crónica: El espantoso silencio que nos dejó el maldito huracán Otto

Por Johel Solano | 26 de Nov. 2016 | 8:12 am
Upala (9)

El agua no dio tregua. (Daniela Abarca|CRH)

Walter Espinoza tomó aire y dio la noticia: al medio día de ayer, confirmaba que 9 personas habían fallecido tras el paso del huracán Otto por nuestro país. Las palabras del director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) representaron un golpe directo al corazón de todos los que estábamos en la Comisión Nacional de Emergencias, directo al corazón de Costa Rica.

La sala de prensa abarrotada de periodistas se inundó de silencio. Fue un silencio eterno, espantoso. Un silencio que no olvido. Cierro los ojos y ahí está. Es el silencio de la tragedia, del dolor.

Es el silencio que se llevó la vida de Orlando, Maritza, Denis, Joseph, Israel, María, Vanessa y de Dilan, un bebé de tan solo 8 meses. El silencio duró quizá 2 segundos, mas fue suficiente para entender que el huracán Otto, el primero en golpear Costa Rica, será recordado como una tragedia que arrasó con Upala y Bagaces.

Vuelvo a ver al presidente Luis Guillermo Solís y él baja la mirada; empieza a escribir. Trato de sacarle una fotografía, pero mi pulso falla. También intento escribir, como si las palabras fueran un bálsamo para la herida…

Antes del amanecer, pensé en las personas que perdieron su hogar exactamente a un mes de la conferenciacne25nov2016-3Navidad. De forma inocente creí que eso era lo peor que podía pasar. Como un balde de agua fría, asimilamos la trágica noticia: 9 víctimas mortales confirmadas.

El presidente Solís escribe de nuevo en su libreta. Subraya. Está afectado. El mandatario asumió su papel de líder, pero eso no le alcanzó: la plausible labor de todo el Gobierno ante la llegada de Otto no pudo impedir el lamentable hecho.

Horas antes, Solís se quebró frente a todos. El Presidente lloró. La premisa de las autoridades era evitar víctimas y el objetivo no se logró. "Es el dolor que nos embarga, es la rabia de no haber podido evitar que se nos muriera la gente", expresó.

Aquí estamos en medio de un silencio imborrable. ¡Maldito huracán Otto! Un sistema de baja presión que empezó a afectar el Pacífico Sur, evolucionó en menos de 10 días para convertirse en un mortal huracán categoría 2.

Sin duda, duele. Previo al fenómeno llovieron los memes y críticas a la declaratoria de emergencia emitida por las autoridades. La prensa fue calificada de alarmista y de exagerada, y las redes sociales se llenaron de cuestionamientos de porqué en el Valle Central no llovía…

Ahora despertamos. Son 9 personas fallecidas. Se desconoce el número de desaparecidos y la noticia es una bofetada. Quizá menospreciamos lo que significaba un huracán. Otto llegó al país silencioso. Lució inofensivo y luego nos golpeó. Nos envió a un silencio horrible que camina por las calles de las comunidades afectadas.

Y Otto se fue al Pacífico y nos dejó en el silencio del dolor, pero también provocó que todo el país se uniera, rompió las barreras de la burocracia y nos dejó una gran enseñanza. Ahora, solo la unión de todo el país nos permitirá despertar de esta pesadilla.

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