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Crónica: Las primeras palabras y gestos de Celso Gamboa al darse cuenta que será extraditado 

La tensión reinó en los minutos posteriores a enterarse

Por José Adelio Murillo | 8 de Oct. 2025 | 12:44 pm

 

 

Eran las 3:53 p. m. de este martes 7 de octubre, en la sala de juicio n.º 11 de los Tribunales de San José. Celso Manuel Gamboa Sánchez aguardaba por una de las noticias que daría un giro a su vida.

No se trataba de saber si sería electo como magistrado de la Corte Suprema de Justicia —como ocurrió nueve años antes— ni de un asunto relacionado con su vida privada.

Desde que salió muy temprano de su celda en máxima seguridad de La Reforma, sabía que este martes tendría finalmente una respuesta sobre su extradición y, posiblemente, sobre el capítulo más oscuro de su vida.

Estaba en los tribunales debido a un viejo pendiente con la justicia costarricense por el presunto uso de un documento falso, proceso que nada tiene que ver con la solicitud de Estados Unidos para juzgarlo en Texas por narcotráfico internacional.

El juicio se detuvo porque los jueces necesitaban deliberar sobre ese asunto. Gamboa, que había sido retirado de la sala, volvió a ingresar custodiado por entre tres y cinco oficiales del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Entró sonriente, mirando hacia las sillas del público, donde desde horas de la mañana se encontraba su equipo legal y su madre, Cecilia Sánchez, exministra de Justicia.

Su progenitora —con quien alguna vez compartió un asiento en el gabinete— ahora compartía su preocupación. También estaba presente Jimena, la hija de Celso, de 23 años, quien ha acudido a varias audiencias y ha tenido que ver a su padre esposado y con chaleco antibalas.

Apenas dio tres pasos dentro de la sala, las miradas de Celso se cruzaron con las de su hermana Natalia, la abogada que lo ha defendido durante años y quien fue la primera en recibir la noticia de que el exmagistrado sería extraditado.

"¿Ya?",fue lo primero que dijo Gamboa, preguntando si la decisión estaba tomada.

Intentó mantener la sonrisa, aunque ya sin mostrar los dientes. En voz muy baja, opacada por el sonido de las esposas, los flashes de las cámaras de prensa y la tensión que se respiraba, volvió a preguntarle a su hermana para reafirmar que la extradición había sido aprobada y asegurarse de la determinación del juez.

Natalia le consultó si deseaba hablar con los medios de comunicación, una alternativa que habían valorado de previo durante la mañana en caso de que se confirmara su envío a Estados Unidos. Pero Gamboa respondió con una negativa.

"Quiero verla", dijo refiriéndose a la resolución, mientras negaba con la cabeza, al tiempo que levantaba y encogía los hombros para enfatizar.

Su rostro cambiante mostró muchas emociones en cuestión de segundos: asombro, preocupación y hasta resignación, perceptibles entre sus sonrisas un tanto forzadas y guiños, en un intento por mostrarle a su familia que todo estaba bien.

Esas expresiones solo quedarán en la memoria de los presentes en la sala, pues desde el inicio del debate el exmagistrado pidió a los jueces prohibir la reproducción de su imagen.

Tras los primeros segundos de intercambio de miradas y lectura de labios con su hermana, Celso Manuel dirigió sus ojos hacia su madre y su hija, a quienes les hizo un guiño, seguido de gestos constantes con la boca: sonrisas, labios tensos y frases murmuradas.

"Tranquila mi amor, tranquila. Calma", indicó.

Reafirmaba una y otra vez a su madre e hija mientras les sonreía con el ceño fruncido, aunque era evidente que muchas emociones lo invadían.

"Lo sabíamos",repitió, refiriéndose a la decisión final del juez William Serrano Baby, quien tramitó la solicitud de extradición.

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Tras unos 30 segundos de pequeños intercambios con su entorno, Celso dirigió la mirada hacia el resto del salón, como recordando que estaba en juicio y que la prensa presenciaba sus primeras reacciones.

Con la mirada recorrió rápidamente las cámaras, periodistas y miembros de seguridad, para luego intentar atender al otro juez que dirigía el tribunal en la causa por el presunto documento falso.

Largos parpadeos y una mirada profunda acompañaban sus gestos, junto a más contactos visuales con sus familiares, a quienes pedía calma.

Pasados los minutos, probablemente ya más asimilada la noticia, Gamboa adoptó otra postura: la quijada hacia adelante y la mandíbula apretada, una seña inequívoca de enojo para quienes lo han visto molesto antes.

Mientras escuchaba que el juez suspendía el debate para continuarlo el viernes, trató de hablar con su otro abogado, Randall Céspedes, quien lo defiende en la causa por el supuesto documento falso.

Cuando el extraditable se acercó para hablarle al oído, el defensor le pidió un momento con la mano, y Celso se llevó la suya a la frente, se rascó el cuello y le pidió con insistencia que solicitara al juez la palabra.

Lo que pretendía era pedir que se le permitiera no asistir al juicio el próximo viernes, sino conectarse de forma remota, vía Teams, desde la cárcel. Finalmente, se le concedió el uso de la palabra para dirigirse a los jueces:

"Esto se reduce a un tema que, por el protocolo que se me impone a mí en el centro penitenciario, yo estoy en una celda de castigo desde hace más de 100 días aproximadamente. Para poder venir aquí a las 7 de la mañana, me levantan a las 3 de la mañana y en el OIJ gentilmente me dan un poquito de comida en la mañana y un poquito de comida en la tarde. 

Pero con toda franqueza, yo ahora que voy de regreso para La Reforma, en máxima seguridad la comida la sirven a las 2:30 de la tarde y ya me quedé sin cenar. Me ha pasado en varias ocasiones que he tenido que venir a juicio, en donde estoy perdiendo. En Reforma solo hay dos tiempos de comida y ahora solo me estoy quedando con uno si vengo acá.

Yo estoy muy interesado en venir acá, de estar pendiente del debate e incluso ejercer mi defensa material si así lo considerara el día de las conclusiones, pero también atendiendo a temas de humanidad en realidad lo que el OIJ me pueda dar de comer aquí es muy poquito.

Estoy sufriendo hambre cada vez que regreso al centro penitenciario, porque el almuerzo se sirve a las 10:30 de la mañana y la cena a las 2:30, eso es lo que hay ahí de comer nada más y si  uno no está a esa hora, no hay", manifestó Gamboa.

La solicitud fue rechazada por el tribunal, al no poder garantizar la conexión remota y dado que el OIJ se comprometió a suministrarle los alimentos necesarios.

Antes de retirarse, se dirigió por última vez a su abogado Michael Castillo. Mientras era esposado y escoltado fuera de la sala, se despidió de sus allegados.

"Hasta luego", volteó la cara para expresarles antes de desaparecer por la puerta en medio de agentes del Servicio Especial de Respuesta Táctica (SERT) del OIJ.

Este martes, el juez penal encargado de tramitar el requerimiento de la nación norteamericana finalmente dio el visto bueno para que Gamboa sea entregado a las autoridades de ese país, a fin de que enfrente una acusación penal en Texas por los delitos de asociación ilícita y distribución internacional de cocaína.

La misma autorización se otorgó para el exconvicto por narcotráfico Edwin Danney López Vega, alias Pecho de Rata, y para Jonathan Guillermo Álvarez Alfaro, alias Profe o Gato, presunto cabecilla vinculado con el blanqueo de capitales.

La extradición será diferida, primero deberán responder por las seis causas penales que enfrentan en Costa Rica.

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