Logo
Reportaje Especial

De cogedor de café a ser uno de los referentes en el mundo del tatuaje

Bonilla empezó a sus 16 años a tatuar a sus amigos y luego se fue expandiendo.

Por Javier Paniagua | 14 de Jul. 2019 | 12:00 am

[samba-videos id='0afb840ac8e8ba25015346f32d0ec99d' lead='false']

"No tengo idea, eso es super raro. De hecho no tengo idea. ¡Es loco!… Porque cuando yo salgo a viajar y la gente sabe quién soy… por ejemplo llegué a Chile, visité uno de los estudios de tatuaje donde una de las personas me reconoció y me dijo que yo era una gran inspiración. Ese tipo de cosas son increíbles para mí. Para mí, eso es súper chiva. Todavía no lo dimensiono".

(CRHoy.com) Estar en el estudio Phanttom Tattoo es consumirse en el mundo de los cómics y los geeks; indudablemente se sale de la caja. Figuras de Batman, Harley Queen, Thanos y cuanto personaje usted imagine, están ahí.

Es humilde y parece no estar consciente de la popularidad que ha alcanzado. Él está centrado en lo que quiere y es hasta un poco introvertido. Luis Bonilla es el verdadero artista del tatuaje pero no conocíamos su cara pues sus redes sociales están llenas de imágenes pero solo de su arte.

A sus 38 años, este vecino de Palomo de Orosí, Cartago, ha construido un gran nombre entre sus colegas en Costa Rica y es uno de los más reconocidos en la industria del tatuaje. Cuenta con seis patrocinadores, asiste a convenciones internacionales y tiene la agenda llena durante todo el año; así es su vida. ¿Sencillo decirlo verdad? Sin embargo, no todo ha sido tan fácil para él. Estampar un sello con el color y diseños personalizados le ha valido al protagonista de esta historia una posición destacada entre los demás.

Empezó cuando unos amigos lo impulsaron a dibujar y poco a poco aparecieron uno a uno los clientes para que él los tatuara.

"Es importante la educación de las personas que se tatúan; la idea no es verse tatuado sino verse bien tatuado. Entonces uno tiene la responsabilidad de que las nuevas generaciones lo hagan bien".

Recoger café para convertirse en tatuador…

"Uno nunca puede limitarse a decir que uno no puede. Eso sí, hay que trabajar fuerte. He pasado mi vida disfrutando lo que hago".

Desde muy temprana edad, Luis recogía café en su pueblo para ganarse el pan de cada día. Además, trabajó en construcción y pintaba casas. Aunque esos oficios eran muy sacrificados, él sabía la importancia de guardar cada cinco que se ganaba.

"Aprendí a valorar mucho, ya que cada colón lo estiraba", aseguró. Él sabe lo que es trabajar duro pero en algún momento se desvió. Él reconoce que tatuar lo sacó de un abismo en el que estaba sumido. "El tatuaje fue mi salvación, porque iba por mal camino", recordó.

"Casi no hablo de ese tipo de cosas y probablemente hoy no estaría vivo (si no fuera por el tatuaje), me metí mucho en fiesta. Y llegó un momento en el que no disfrutaba de nada", dijo.

Asegura que su adolescencia estuvo llena de rebeldía y pensó que no saldría vivo pues llegó a perder a un amigo por las malas decisiones del pasado.

Comenzó a "rayar" a los 16 años; así se le dice comúnmente cuando alguien va a estampar en la piel un tatuaje y un día como cualquiera, un amigo que estudiaba Ingeniería Electromecánica le construyó su primera máquina. Fue en ese momento cuando inició todo. Hoy cuenta con el invaluable apoyo de su esposa e hijos.  "Quiero todos los días ser mejor", dice.

"Para mí lo más importante es el compromiso real con el arte, con las personas que vas a trabajar, no es simplemente sacarse fotos en un espejo y publicarlas en redes sociales para que le den likes… Es que una persona está depositando la confianza de un proceso que le va a quedar grabado de por vida. Si se pone a analizar la magnitud de eso, es una responsabilidad bastante grande".

Comentarios
0 comentarios
OPINIÓNPRO