De peón bananero a goleador: la edificante historia de Cristian Lagos
(Guápiles, Pococí) – La vida del delantero Cristian Lagos merece ser contada porque su ejemplo es un oasis de esperanza para las nuevas generaciones.
Alto, rudo y hasta algo torpe con el balón, se crió en una finca bananera en la que trabajó de sol a sol hasta que un buen día, un dirigente de Turrialba FC lo descubrió en la plaza del pueblo.
Tres días antes de debutar en Segunda División, frente a Aserrí, su esposa dio a luz, pero el niño nació con "pie bot", una enfermedad que hace que los pies estén para adentro, por lo que los médicos debieron quebrarlos para luego enderezarlos.
"Viera la angustia que sentí en aquel momento. Nunca esperamos esto, pues mi esposa no se había hecho un ultrasonido y, de pronto, nos dan la noticia", recordó el espigado artillero.
Aun así, Lagos jugó y anotó en el triunfo de los azucareros 3-1. "Que mi esposa -a quien le practicaron cesárea- y mi bebé –con los pies enyesados- estuvieran en las gradas fue un aliciente, un motor, un plus que me inspiró", confesó el artillero sentado en las gradas del estadio Ebal Rodríguez, de Guápiles, Pococí, Limón.
Pero no solo tuvo el problema de salud de su hijo, pues a su madre –que vivía con ellos- le amputaron ambas piernas porque tenía diabetes.
Por ello, Cristian viajó durante dos años dos veces a la semana de Turrialba al Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), en San José. Uno día con su hijo y otro con la madre. Y eso, con un salario de Segunda División y en bus, pues no tenía carro.
Pese a estas desventuras, se proclamó goleador en dos ocasiones con Turrialba en la segunda categoría.
Esta marca de definidor le valió el ansiado paso a Primera División cuando llegó a Brujas en el 2011. Luego vino su militancia en los equipos más grandes de Costa Rica –Alajuela, Saprissa y Herediano-, y su sueño: Ser legionario, un aspecto que concretó en la India, con el Churchill Brothers (2014), y en Guatemala, con el Xelajú Mario Camposeco (2016).
Fue goleador de Primera División y se proclamó Campeón Nacional con Alajuelense en el Invierno 2011 y Herediano en el Verano 2015, máximo anotador en el Invierno 2012 con Santos, jugó la Liga de Campeones de la Concacaf y hasta le alcanzó para ser llamado a la Selección Nacional, con la que disputó la Copa Uncaf en el 2013 en San José, la cual fue conquistada por la Tricolor.
Hoy, Lagos milita en el Santos de Guápiles, equipo que siempre la ha abierto las puertas cuando el delantero de 32 años se ha quedado sin opciones laborales.
Ha contribuido a que los guapileños hayan clasificado por segundo año consecutivo a la cuadrangular, aunque en esta ocasión no ha podido jugar porque debe operarse en los próximos días.
Pero si usted observa los juegos de Santos, verá a un tipo alto y fornido que grita instrucciones a sus compañeros de cómo deben jugar en cada acción.
Lagos es visto como un ídolo por los aficionados de Guápiles y por sus pares en el camerino.
Pero aquel peón de finca bananera sigue siendo el mismo: Humilde, transparente, de habla sencilla y llena de razón, que ratifica en cada palabra su esperanza en el futuro y en el ser humano.
Está feliz en Pococí y es difícil que lo saquen de allí. Dice que este torneo concluye su contrato con Santos, pero que tiene toda la disposición para renovar el ligamen, pues desea seguir siendo motivo de inspiración para los nuevos jugadores de Guápiles, una comunidad que quiere y en la que lo quieren, más allá de que de otros lares lleguen ofertas tentadoras.
También tiene claro su próxima meta: "Quiero llegar a los 100 goles antes de retirarme. Me faltan 13", avisó a sus rivales para el Torneo de Invierno 2017.