DEA: organización narco de Celso Gamboa tiene nexos con Clan del Golfo y Cártel de Sinaloa
Investigación señala a exmagistrado y exministro como coordinador del Cartel del Golfo en Centroamérica y negocios a organizaciones criminales de Colombia y México
Celso Gamboa Sánchez pasó de ser fiscal provincial, director de Inteligencia, ministro de Seguridad y magistrado de la Corte Suprema de Justicia, a ser un sospechoso de narcotráfico internacional, líder de una red criminal centroamericana y posible socio de algunos de los cárteles de droga más peligrosos de la región.
Así lo devela la investigación que realizó la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), que motivó a un juez del tribunal penal de Dallas, Texas en EE. UU. a solicitar a Costa Rica la extradición del abogado para juzgarlo en ese país.
Tal como reveló este periódico digital la madrugada de este miércoles, la investigación identifica a Gamboa como el aparente representante del Cartel del Golfo: un cabecilla con influencia en Guatemala, Honduras, Panamá y otros lugares.
El Cartel del Golfo es un grupo dedicado al trasiego de estupefacientes y delitos conexos, es considerado una organización terrorista y la red delictiva más antigua de México.
También se señala la existencia de conexiones internacionales entre el abogado y sus cómplices, con quienes al parecer mantenía contacto y coordinaba operaciones sin salir del país.
CR Hoy consiguió acceso a una parte del expediente que demuestra que los tentáculos criminales de Celso Gamboa podrían ir mucho más allá.
De acuerdo con la acusación, la organización narco que en apariencia lideró el exmagistrado tiene vínculos con otros cárteles pesados de la droga, incluyendo el Clan del Golfo (CDG) en Colombia y el Cártel de Sinaloa en México.
Los documentos obtenidos citan que la investigación de las autoridades policiales estadounidenses identificó una organización dedicada al tráfico de drogas que opera en Norte, Sur y Centroamérica desde al menos el año 2020 y es responsable de la importación de grandes cantidades de cocaína a suelo estadounidense.
Los investigadores identificaron a Gamboa Sánchez como miembro y líder de la organización de tráfico de drogas bajo la lupa.
"La DTO (Drug Trafficking Organization) opera en Colombia, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Honduras, México y otros lugares, y tiene vínculos con varios cárteles de la droga, incluyendo el Clan del Golfo (en adelante, “CDG”) en Colombia y el Cártel de Sinaloa en México. (…)
La investigación de las autoridades policiales identificó al señor GAMBOA SÁNCHEZ como miembro y líder de la organización de tráfico de drogas (DTO) con sede en Costa Rica. El extraditable GAMBOA SÁNCHEZ Coordina la recepción en Costa Rica de cocaína proveniente de miembros del CDG y otros traficantes de cocaína con sede en Colombia y Panamá", cita textualmente este expediente.
Cárteles mexicanos y colombianos
El Cartel de Sinaloa, considerado la mayor y más poderosa organización narcotraficante del hemisferio occidental, es una red conformada por algunos de los capos de la droga más influyentes de México, como Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo; Rafael Caro Quintero; e Ismael Zambada García, alias El Mayo.
De acuerdo con InSight Crime, desde sus inicios, el cartel consolidó su poder mediante una estrategia basada en alianzas, violencia selectiva y control de rutas clave para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Sus numerosas facciones han forjado conexiones en los niveles más altos de la Policía Federal y el Ejército de México, y han sobornado a miembros de ambas instituciones para obtener ventaja sobre organizaciones rivales.
El grupo se dedica principalmente al tráfico internacional de fentanilo, metanfetamina, cocaína, marihuana y heroína, especialmente con destino a Estados Unidos. Algunas facciones también incursionan en el microtráfico y cobran “impuestos” a otras redes criminales, incluidas aquellas que se dedican al tráfico de migrantes.
A pesar del encarcelamiento y posterior extradición de El Chapo a EE. UU., el Cartel de Sinaloa ha mantenido su influencia gracias al liderazgo de El Mayo Zambada —aún prófugo— y de los hijos de Guzmán, conocidos como Los Chapitos. Esta estructura descentralizada les ha permitido continuar con sus operaciones, muchas veces en competencia entre sí.
La organización controla corredores estratégicos en la frontera norte de México, particularmente en los estados de Sinaloa, Chihuahua, Durango y Baja California. Además del narcotráfico, se le vincula con lavado de dinero, corrupción de autoridades y violencia letal contra rivales, periodistas y funcionarios.
Su capacidad logística, financiera y militar le ha permitido mantenerse como una de las estructuras criminales más sofisticadas de occidente.
Por su parte, el Clan del Golfo, distinto del Cártel del Golfo mexicano, es una organización narcoparamilitar y terrorista colombiana que se ha consolidado como la principal fuerza criminal en ese país. Utiliza pandillas urbanas para presionar, controlar y extorsionar a la población.
También conocido como los Gaitanistas, Urabeños o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), el grupo surgió de las cenizas del movimiento paramilitar colombiano y se convirtió en una estructura delictiva con alcance nacional.
Su actividad principal es el tráfico transnacional de drogas. El Clan controla territorios y regula el mercado de la pasta base de coca, escoltando cargamentos a lo largo de corredores de tráfico, garantizando el acceso a laboratorios de procesamiento y ofreciendo almacenamiento y servicios de envío en regiones costeras y fronterizas.
No obstante, también participa en otras economías ilegales, como la minería de oro y la extorsión, de las cuales obtiene ingresos millonarios.
A lo largo de los años, el Clan del Golfo ha demostrado una alta capacidad de adaptación. Combina estructuras armadas permanentes con alianzas criminales regionales y redes internacionales que le permiten exportar toneladas de cocaína hacia Centroamérica, México y, finalmente, Estados Unidos y Europa. Aunque su máximo líder, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, fue capturado en 2021 y extraditado a EE. UU., la organización ha mantenido sus operaciones por medio de mandos medios y células autónomas.
Además del narcotráfico, el grupo está implicado en homicidios selectivos, minería ilegal, control territorial y extorsión. Su presencia en zonas estratégicas le permite imponer su dominio sobre rutas de producción y tránsito de droga. Autoridades colombianas y organismos internacionales lo consideran una amenaza transnacional, por su estructura militar, su capacidad de infiltración institucional y sus nexos con carteles mexicanos como el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación.
Sin salir del país
Celso Gamboa habría conseguido todas estas conexiones a través de llamadas y chats por teléfono celular, en los que se discutían los negocios ilícitos y la logística para trasladar droga. Al parecer, mantenía contacto sus cómplices y coordinaba operaciones sin salir de suelo nacional.
El exfiscal y exjerarca no registra movimientos migratorios desde mayo de 2019, según los registros de la Dirección General de Migración y Extranjería revisados por CR Hoy.
Dos exsocios de Gamboa, de nacionalidad hondureña y ya extraditados a EE. UU., habrían brindado parte de estas revelaciones a la DEA. Incluso aportaron pruebas para vincular al abogado con la red transnacional de narcotráfico.
La investigación sostiene que Celso habría cometido al menos dos delitos. El primero es conspiración para fabricar y distribuir cocaína, con la intención, el conocimiento y la causa razonable para creer que la droga sería importada ilegalmente a Estados Unidos, en violación del Título 21 del Código de los Estados Unidos, secciones 959 (a), 960 y 963.
El segundo cargo es la presunta fabricación y distribución de cocaína con la misma intención, conocimiento y causa razonable, así como su participación como cómplice, en violación del Título 21, sección 959, y del Título 18, sección 2 del Código de los Estados Unidos.
El exministro de Seguridad y exmagistrado de la Sala de Casación Penal no aceptó su extradición voluntaria y fue enviado a detención provisional por dos meses, al igual que Edwin Danney López Vega, alias Pecho de Rata.
Ambos fueron detenidos por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), a petición de la DEA y de un tribunal estadounidense. El plazo de prisión preventiva permitirá que un juez costarricense tramite formalmente la solicitud de extradición.
De acuerdo con las declaraciones de exsocios de Celso Gamboa y de informantes de la DEA, así como otras pruebas recabadas por esa agencia, el exmagistrado costarricense se habría convertido en una especie de coordinador regional criminal, con influencia en varios países centroamericanos.
Para lograrlo, supuestamente se alió con uno de sus antiguos clientes y ex convicto Pecho de Rata. Ambos enfrentan ahora la posibilidad de ser juzgados por un tribunal federal en Estados Unidos.
Aprovechó sus cargos
Gamboa ocupó los más altos cargos de la función pública, tales como ministro de Seguridad Pública y magistrado de la Corte Suprema de Justicia, ahora espera la decisión de un juez nacional para definir si enfrenta un proceso de extradición solicitado por EE. UU. para ser enjuiciado ante un tribunal en Dallas, Texas.
Los implicados incluirían a un colombiano y dos hondureños vinculados a la banda La H, ya extraditados a Estados Unidos, donde enfrentan cargos por tráfico internacional de estupefacientes.
La documentación sostiene que Celso Gamboa brindaba apoyo logístico a esta organización, utilizando su conocimiento y presunta influencia en el Servicio Nacional de Guardacostas y en el manejo de escáneres portuarios, gracias a su trayectoria en el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.
Sin embargo, el requerimiento de la DEA indica que Gamboa habría traicionado a sus socios, facilitando información a las autoridades estadounidenses, lo que derivó en la captura y extradición de esa célula criminal que operaba en el Caribe costarricense.
Según el expediente, tras la detención de los extranjeros, Gamboa asumió el control de las operaciones junto a otro individuo con experiencia en actividades ilícitas, consolidando así su posición dentro de la estructura criminal.
Celso Gamboa ocupó varios de los cargos más importantes para combatir el crimen y la inseguridad en Costa Rica. En el Ministerio Público comenzó como asistente del fiscal general y luego fue fiscal en localidades como Siquirres, Limón y la Zona Sur.
También fue fiscal adjunto (jefe provincial) en Cartago, Alajuela, San José y Limón. En 2004 intentó ser juez penal, pero no lo consiguió.
Fue viceministro de Seguridad, comisionado antidrogas y jefe de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) durante el gobierno de Laura Chinchilla Miranda.
En 2014 asumió como ministro de Seguridad en la administración del expresidente Luis Guillermo Solís Rivera. No completó un año en ese cargo y regresó a la Fiscalía.
Asumió como subjefe nacional del Ministerio Público gracias al apoyo del entonces fiscal general Jorge Chavarría Guzmán, quien lo consideraba "como un hijo".
En 2016 se convirtió en magistrado propietario de la Sala Tercera de Casación Penal, asegurando un puesto en la Corte Suprema de Justicia, el máximo órgano judicial del país. Su salida fue estrepitosa debido a su vínculo con varios escándalos.
Más recientemente, ha defendido a narcotraficantes de alto perfil en Costa Rica, como Pancho Villa, Turesky, Pecueca, Press, Pecho de Rata e incluso al dictador venezolano Nicolás Maduro, señalado por EE. UU. como líder del Cartel de los Soles.
Ahora espera que un juez de la República emita una resolución sobre su extradición a Estados Unidos.
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