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Del combo ICE al plan fiscal: grandes huelgas no han fortalecido a sindicatos

Si sindicatos no logran éxito en sus pretensiones actuales verán disminuida su credibilidad, afirma analista

Por Luis Valverde | 24 de Sep. 2018 | 12:05 am

A pesar de que grandes y conflictivas luchas sociales como la librada contra el denominado Combo ICE en el año 2000 o el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Cafta) hacia finales de 2007 resuenan con fuerza a través de los altoparlantes en las recientes concentraciones sindicales, como una evocación a los trabajadores a mantenerse unidos, lo cierto es que a lo largo del tiempo los sindicatos no han logrado sacar réditos de estos movimientos en cuanto a representación política o crecimiento.

El único impulso en afiliación lo tuvieron en 2015 producto en especial de un menor temor laboral ante la relativa cercanía y ambiente positivo para los trabajadores por la entonces reciente llegada de Luis Guillermo Solís al gobierno.

Así se concluye tras analizar los datos históricos de sindicalización en el país y comprarlo no solo con el porcentaje de lo que representan respecto al resto de la fuerza laboral del país, sino también si eso se ha logrado traducir en algún tipo de apoyo político por partidos denominados de izquierda o de apoyo al sector laboral del país.

En el caso de la sindicalización las cifras del Ministerio de Trabajo dan cuenta de después del llamado Combo ICE en 2000 la tasa de afiliación se mantuvo sin variaciones importantes. De hecho para las siguientes elecciones en 2002 y hasta 2005 marcó una tendencia a la baja, hasta alcanzar ese año un 9,4% (178 mil sindicalizados).

La siguiente lucha importante fue durante el 2007 producto de la campaña por el Cafta, pero para las elecciones siguientes en 2010 la tasa apenas se movió unas cuantas décimas, hasta llegara un 9,7%, representación que se mantuvo estable por lo menos hasta 2014 cuando cerró nuevamente en un 9,4%.

Los movimientos sindicales tomaron un nuevo aire en 2015 pero ya alejados de conflictos sociales y más bien motivados por la promesa de una agenda nacional de diálogo, idea que surgió en el octubre anterior, cuando Solís se reunió en la sede de la Asociación Nacional de Educadores con cerca de 50 organizaciones gremiales agrupadas en el Bloque Unitario.

Se habló entonces de una política de salarios crecientes, libertad de sindicalización, negociación colectiva y derecho a huelga, entre otros aspectos.

 

Del mismo modo que no han favorecido a un incremento de la afiliación sindical, las grandes huelgas en el país tampoco han llevado agua al molino político electoral de quienes dicen representar al sector trabajador del país.

Así lo afirmó de manera enfática el analista e historiador Vladimir de la Cruz.

"Ninguno… El Combo por ejemplo no produjo fortalecimiento de los sindicatos, no hubo un resultado positivo desde punto de vista político para las organizaciones de izquierda que en el 2002 no eligieron ningún diputado y en 2006 apenas salió Merino (José). No tuvo un efecto político de masas que se reflejara en muchos diputados y el TLC (Cafta) tampoco producto un resultado en diputados de izquierda para la elección de 2010 que solo se obtuvo uno y por subcosciente; o sea, rasparon la olla. Definitivamente esos movimientos no significaron un progreso político para los partidos de izquierda", señaló De la Cruz.

De hecho, al analizar la cantidad de votos obtenidos y sumados por todos los partidos que dicen representar a los trabajadores, el total tiende a ser menor que la cantidad de sindicalistas afiliados.

Es decir, no todos los trabajadores comulgan con las ideas de estas agrupaciones políticas por lo tanto no se traduce en apoyo en las urnas, aún y cuando es muy común verlos acompañando las manifestaciones.

Esto es así tanto en la búsqueda de apoyos para la Presidencia, como para la Asamblea Legislativa, según un análisis con los datos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).

 

De la Cruz explica los nueve diputados del Frente Amplio en 2014 como una situación atípica que ya volvió a la "normalidad" en el último proceso electoral a inicios de este año. Lo achaca a una "campaña equivocada" por parte de grupos como Liberación Nacional que enfocaron su lucha contra el Frente Amplio y el Movimiento Libertario, lo que más bien terminó por fortalecerlos. a su juicio, no hubo elementos relacionados a conflictos sociales que motivaran ese apoyo.

Respecto al conflicto actual, el analista considera que si los dirigentes sindicales no logran éxito en sus pretensiones, se va a generar un "golpe grande" no solo a su imagen personal sino también a la organización que representan. "De alguna manera se debilitan las luchas sindicales... si no sacan nada pierden y se debilitan, se pierde confianza en ellos y se debilitan acciones futuras", aseveró.

Este riesgo se agrava con el hecho de que la huelga no cuenta en general con el apoyo institucional.

De hecho, uno de los mayores retos que enfrenta el actual movimiento sindical es el repudio de la gente a bloqueos. El Centro de Investigación de Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica circuló el viernes una encuesta donde dicen que un 72% de los encuestados está en contra de los bloqueos, un 93% desaprueba suspender servicios médicos, un 78% no está de acuerdo con suspender clases y un 82% se opone a obstaculizar la distribución de combustibles, aunque afirman que las marchas cuentan con un apoyo del 76%.

"Se condenan los métodos que restringen las libertades civiles y, al mismo tiempo, se rechaza abiertamente el uso de la fuerza por parte del gobierno para dispersar las protestas", dijo el investigador del CIEP Felipe Alpízar.

 

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