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Doctora Cedeño: 5 claves para entender el crimen que conmocionó al país

Tribunal dará a conocer por tanto de resolución este viernes a las 3:00 p.m.

Por Paulo Villalobos | 21 de Abr. 2023 | 12:01 am

(CRHoy.com) Este viernes llega a su fin uno de los juicios más mediáticos en la historia reciente de Costa Rica. Se trata del debate que se sigue en el Tribunal Penal de Quepos contra tres hombres por el homicidio de la anestesióloga María Luisa Cedeño, ocurrido el 20 de julio de 2020 en el hotel La Mansión Inn.

Será a eso de las 3:00 p.m. que los jueces Sandra Arrieta Sánchez, César Palma Ulate y Rodrigo Salas Rojas den a conocer la parte dispositiva de su resolución (mejor conocido como "por tanto"). La sentencia llega 222 días después del arranque del contradictorio.

La Fiscalía de Quepos y Parrita acusa por el crimen al empresario Harry Bodaan, el administrador Luis Carlos Miranda y el bailarín Teodoro Herrera; al tiempo que pretende a los tres se les impongan las penas máximas. Mientras que sus defensas técnicas solicitaron las absolutorias respectivas.

Además, la representación legal de la familia de la víctima reclamó una indemnización por ¢1.031 millones. La demanda es solidaria y contra los tres imputados, así como las dos sociedades dueñas del alojamiento en la actualidad: Oceans Two Manuel Antonio y Delaplaza International Trades.

Dada la complejidad del caso y lo extenso de las discusiones que en este surgieron, CRHoy.com puso a disposición de sus lectores el especial Crimen de la dra. Cedeño, con perfiles de la ofendida y sus encartados, infografías con los detalles de la autopsia y el croquis del lugar, así como la cobertura completa del juicio. El sitio web se actualizará conforme surjan novedades en relación con el expediente 20-000723-0072-PE.

Este medio también le ofrece, a continuación, cinco elementos que se esperan sean claves en la sentencia del decisor.

Reunión previa

Pese a que fue despedido desde el 17 de abril de 2020, Teodoro Herrera recibió permiso del dueño de La Mansión Inn, Harry Bodaan, para quedarse a vivir en la habitación 21. El empresario y su esposo, Yáder Danilo Obando, le tuvieron consideración, en el tanto que el cese se dio a inicios del estado de emergencia nacional por el COVID-19. En ese marco, el Gobierno de la República dispuso restricciones que tuvieron grandes repercusiones en el sector turístico.

Él cocinaba a sus excompañeros y en ocasiones asistía a su expatrono con sus padecimientos físicos.

Luis Carlos Miranda, después de varios años, retomó contacto con Bodaan el 7 de julio de 2020. Sobre el papel, el primero le planteó al segundo una propuesta de mercadeo para atraer nómadas digitales al alojamiento. No obstante, en esa relación también se encontraron mensajes de texto, en los que el administrador le refería al empresario que había soñado con que ambos participaban en una orgía y que el dueño de La Mansión participaba como observador. Los dos imputados alegaron que las conversaciones respondían a bromas.

Bodaan, Obando, Miranda y Herrera compartieron la tarde y noche del 19 de julio de 2020. Inicialmente, comieron un balde de pollo de KFC en el apartamento del primero de los sospechosos, situado en las instalaciones del hotel.

Pasado el tiempo, el propietario abandonó la actividad para ir a dormir y esta se trasladó hacia el área de la piscina privada. Ahí hubo música, luces y -aunque no se determinó quienes- consumo de bebidas alcohólicas. Incluso, de conversaciones que constan en el teléfono de Herrera se extrae la posible llegada de un vendedor de droga, a quien se le solicitaron "dos bolsas".

Aquel evento llegó a ser compartido en un "en vivo" por la página de Facebook de La Mansión Inn.

Entre pasillos

Llegado el 20 de julio, Luis Carlos Miranda y Teodoro Herrera -en apariencia- se retiraron rumbo a sus cuartos. El primero estaba hospedado en la habitación siete, mientras que el segundo lo estaba en la 21.

Es ahí donde adquiere relevancia una figura: el guarda Cristhofer Castro. Este llegó al alojamiento pasadas las 10:00 p.m. del 19 y tenía a su cargo la vigilancia de las instalaciones, incluida la realización de rondas.

Aquella madrugada, el guarda hizo varios reportes a su jefe, Harry Bodaan. Informó que encontró a Herrera robando cervezas del bar del hotel y llegó a grabarlo mientras deambulaba, descalzo y sin camisa. Fue hasta que amenazó con llamar a la Policía que el empresario se presentó al sitio en el que se dio el incidente. Una vez allí, Bodaan le quitó una lata al exbartender, la tiró al suelo y le dijo que no permitiría que viviera más en su alojamiento, relató este en el debate.

Castro -quien asumió las labores de guarda por recargo, pero en realidad era botones- también le indicó a su patrono que creía que Miranda estaba colaborándole a Herrera, en un presunto intento por distraerlo para sacar las bebidas de la cámara. Mencionó además que se dieron cortes de electricidad y que el administrador, en apariencia, manipuló una caja de breakers. Este último sostiene que buscaba restablecer la luz.

Esas situaciones fueron señaladas a la gerente de La Mansión Inn, Daniela Ceciliano, quien expuso que el guarda estaba ansioso de delatar a Herrera.

Aunque el relato del botones resultaba relevante para el caso, este nunca llegó a darse en el contradictorio. Como lo reveló este medio, Castro abandonó Costa Rica el 9 de setiembre de 2022 (cuatro días antes del inicio del juicio), aun cuando sabía -informalmente- que iba a ser convocado a declarar. Así las cosas, su dicho únicamente constó en las entrevistas que dio al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y nunca pudo ser cuestionado por el resto de las partes.

Escena de terror

Transcurrida la mañana del 20 de julio de 2020, todo parecía normal. Harry Bodaan tenía programada una reunión virtual con personeros de Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Quepos, la Municipalidad de Quepos, así como representantes extranjeros. Luis Carlos Miranda -según la hipótesis acusadora- tuvo una salida, mientras que Teodoro Herrera se mantenía en su habitación.

Pasado el mediodía, la incertidumbre surgió. María Luisa Cedeño no había entregado la habitación tres, no contestaba cuando le tocaban la puerta ni atendía el teléfono del cuarto ni su celular. La preocupación embargó al personal del hotel, que ingresó por la habitación cuatro para, desde la terraza, verificar si la huésped estaba bien.

Sin embargo, los trabajadores encontraron el peor escenario posible: el cuerpo sin vida de la anestesióloga, colocado desnudo sobre la cama, con un confuso cuadro que incluía paños ensangrentados, manchas en el suelo y el esparcimiento de las pertenencias de la agraviada.

De inmediato surgieron los reportes al Sistema de Emergencias 9-1-1. Al sitio llegó la Cruz Roja Costarricense (CRC), la Fuerza Pública y la Policía Judicial. Después de varios minutos en el lugar, el especialista en escena del crimen, Ronny León, solicitó la presencia de un juez para el respectivo levantamiento del cuerpo.

Por decisión del mismo funcionario se prescindió del llamado de un patólogo, dado el tiempo que implicaba su traslado, según se justificó en el debate.

El cadáver fue remitido a la Sección de Patología Forense del Organismo de Investigación, en San Joaquín de Flores, para la respectiva autopsia.

Brutalidad homicida

La causa de muerte de María Luisa Cedeño fue un trauma cráneo cervical, por estiramiento forzoso del tallo cerebral. Esto de alguna manera se puede traducir en una especie de desacomodo de las vértebras del cuello.

Durante sus conclusiones, la parte actora civil señaló que una llave de artes marciales pudo ser la forma en la que se asesinó a María Luisa Cedeño; situación que la representación de Luis Carlos Miranda (a quien se le decomisaron guantes generalmente utilizados para esas disciplinas) rechaza que se haya probado.

Pero la doctora, de 43 años, presentaba múltiples heridas en su cuerpo. La patóloga Silvia Fernández enumeró moretones por golpes en la cabeza, nariz, boca y parte posterior de la oreja izquierda. También en la parte superior del brazo izquierdo, en la región izquierda del abdomen y en el muslo derecho. Incluso tenía una herida contusa en el labio superior, que prácticamente perforó el tejido, que permitía ver a través de este.

A ello deben sumarse violentas heridas en las partes íntimas de la ofendida. Las lesiones incluían desgarros, moretones e hinchazón; presuntamente provocados durante violaciones efectuadas con un objeto romo, de acuerdo con la médica legal. La defensa técnica de Miranda sostiene que la especialista -supuestamente- adelantó criterio al hacer reportes sobre esas particularidades antes de emitir su dictamen final.

De igual manera, se identificaron tres aparentes mordeduras: en el seno izquierdo, en el antebrazo derecho y en la mejilla derecha.

Todas esas lesiones ocurrieron mientras la agraviada estaba viva.

Indicadores relevantes

De la escena se recuperaron varios elementos importantes para vincular a Teodoro Herrera.

Por ejemplo, del cadáver se logró extraer semen genéticamente coincidente con el bailarín. Este se extrajo de la boca, la vagina y el ano de María Luisa Cedeño; lo que llevó al Ministerio Público a achacarle tres presuntas violaciones calificadas a este encartado.

También fue posible ubicar una huella plantar en una mancha de sangre situada en el piso de la habitación tres, en la que se dieron los hechos. Asimismo, se halló ácido desoxirribonucleico (ADN) en una lata de Adam & Eva encontrada en el cuarto, así como debajo de las uñas de la víctima (lo cual coincide con rasguños que tenía Herrera en la espalda, el rostro y los brazos).

Respecto a Harry Bodaan y Luis Carlos Miranda, lo que se tiene es prueba indiciaria (que tiene que ser inequívoca). Una de las más importantes corresponde a los informes odontológicos forenses del especialista de la Policía Judicial, José Manuel Fernández, que vincula (en grado de no exclusión) al empresario con las mordeduras del antebrazo y la mejilla, y al administrador con la del seno. Ese trabajo, no obstante, fue cuestionado por dos peritos de parte extranjeros: la española Aurora Valenzuela (que terminó con una causa abierta por aparente ejercicio de la profesión) y el colombiano Alfonso Casas.

A Bodaan, un perro entrenado para la búsqueda de sangre humana le encontró rastros en uno de los pasillos de su apartamento y en los alrededores de su piscina; mientras que en el caso de Miranda, el can hizo las mismas marcas en distintos sectores de su carro, un Mercedes Benz SLK350. Pero pruebas científicas posteriores, aplicadas en los mismos sitios, arrojaron resultados negativos. No fue posible tampoco determinar a quién pertenecía la sangre.

En el presente caso, la Fiscalía de Quepos y Parrita dirigió allanamientos en el hotel entre el 20 y 21 de julio de 2020 (un año más tarde se efectuó una inspección); el 26 de ese mes en el apartamento de Miranda en playa Jacó de Garabito; así como el 29 en el de Bodaan. Las diligencias fueron ampliamente criticadas por las defensas, que las calificaron de tardías e incompletas.

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