Logo

El cuento chino del “a la tica”

Por Randall Arias | 26 de Oct. 2016 | 4:33 am

Costa Rica tiene, sin lugar a dudas, una historia excepcional. Se pueden destacar la abolición del ejército luego de una Guerra Civil, que un General golpista aboliera la pena de muerte o la visión de la oligarquía cafetalera de que la educación básica fuera gratuita y costeada por el Estado.

Hay otras decisiones que han marcado para bien nuestro pasado, determinan nuestro presente y nos permiten mirar con optimismo el futuro. Sin embargo, también es cierto que no solo hemos cometido errores, sino que nos hemos ido quedando estancados en muchos ámbitos.

La infraestructura es una de ellas, con la platina como un monumento a la incapacidad o la circunvalación norte que después de décadas no completa los 5,6 km faltantes al conjunto del anillo. En educación gastamos mucho y cada vez más pero con resultados mediocres. Es vergonzoso que 6 de cada 10 estudiantes que inician la primaria no concluyen la secundaria, condenándolos a la baja calificación laboral y a empleos precarios; la antesala de la pobreza.

Un factor mental que nos impide avanzar como se requiere en un mundo cada vez más exigente es el autoengaño del "modelo a la tica". Esta "platina mental" nos impide aprender con humildad de los países exitosos. Alguien nos dijo que éramos únicos y nos lo creímos, condenándonos a la mediocridad auto-complaciente.

En general, hacemos las cosas tan bien y tan mal como el resto del mundo. Así como en algunas mediciones internacionales ocupamos lugares de privilegio, en otras los ocupamos con vergüenza. Nos acostumbramos a ser en general un país de "tabla media".

El cuento chino del "a la tica" se ha convertido en una muletilla mental que nos sume en la auto-complacencia y el auto-engaño colectivo. Se convirtió en la justificación perfecta para no hacer las cosas, para medio hacerlas o para justificar incluso porqué nadamos contra corriente.

Aunque el mundo sensato usa la concesión de obra pública para el desarrollo de carreteras e infraestructura en general, aquí nos inventamos el "fideicomiso a la tica" para la carretera a San Ramón como respuesta a la incapacidad para gestionar adecuadamente un instrumento idóneo como la concesión, especialmente cuando el Estado no tiene dinero para financiar grandes obras.

Así, seguimos estancados en las grandes obras urgentes, incluso teniendo el dinero para ello, esperando que el mesiánico fideicomiso resuelva los profundos problemas de gestión política y técnica. Por eso no veremos la carretera a San Ramón en muchos años, o al menos no la veremos bien hecha.

Mientras muchos países avanzan según las buenas prácticas internacionales, sin temores ni fantasmas ideológicos, aquí seguimos dormidos en los laureles y soñando que somos únicos (la Suiza Centroamericana), que aquí el tiempo no pasa y que el mundo nos espera porque somos excepcionales.

¡Ya es hora de pellizcarnos!

Comentarios
6 comentarios