El fuerte mensaje de joven que enfrentó 2 diagnósticos en pocos meses
Padece de una enfermedad autoinmune.

Los jóvenes creemos que tenemos el mundo en nuestras manos porque nos vemos bien, porque cumplimos con los estereotipos actuales, porque tenemos un buen trabajo o un título… y realmente la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, tal y como Dios permitió que me sucediera a mí, con un propósito.
(CRHoy.com) Con esas palabras Katherine Vilchez empezó a relatar su historia, luego de dos diagnósticos recibidos en este 2020 que la hicieron poner los pies en la tierra y valorar su salud.
Si bien, fue hace pocos meses que enfrentó graves problemas de salud, todo empezó hace 2 años, cuando le detectaron colitis ulcerosa crónica inespecífica (CUCI), una enfermedad autoinmune en el colon, producida por estrés y por mala alimentación.
"En ese momento yo sufrí mucho estrés por la posición laboral que tenía y se me empezó a complicar la vida. Tenía muchísimo dolor de estómago, diarreas crónicas y muchísimo sangrado, era un ardor muy intenso. La primera vez que me internaron me tuvieron que poner sangre porque la hemoglobina la tenía en 5 y lo normal se supone que es 12", detalló.
Esta vecina de Heredia empezó a recibir tratamiento y siguió su vida relativamente normal, hasta que sintió algunos síntomas extraños en sus pies.
"Se me inflamó la pierna izquierda, pero no me caí, ni me golpee. Me dolía muchísimo y le comenté al gastroenterólogo, pero me dijo que por la inflamación del estómago me podía afectar en las articulaciones. Se me inflamó la cara de un lado y fue al hospital, pero me dijeron que era por lo mismo y lo dejamos pasar", dijo.
Fue en agosto que inició el viacrucis. Se acostó en su cama y al día siguiente no podía caminar.
"En el transcurso del día se me pusieron los dedos morados y a inflamar los pies. En la noche me fui para el hospital y me hicieron una biopsia, para ver si había algo más. Llegaron a la conclusión que había sido una vasculitis. Se supone que el origen fue el CUCI. Estuve 18 días internada en el hospital de Heredia", añadió.
Vilchez estuvo a punto de perder sus dedos por el mal que desarrolló y aún está en recuperación, con secuelas en la piel.
Como si no fuera suficiente, a principios de noviembre Katherine sufrió un infarto cerebral por el que perdió capacidad visual y sensitiva.
"Yo tuve un dolor de cabeza muy fuerte y ningún medicamento me lo quitaba. Un día se me durmió la mitad del cuerpo y tenía una sensación de hormigueo. Me hicieron varios exámenes y una resonancia magnética y me dijeron que había sufrido un infarto cerebral. La segunda vez estuve internada 15 días con muchos especialistas detrás de mi caso. A pesar de que me veía bien, era un caso que debían investigar porque estaban pensando en anticoagulación y eso produce sangrados gástricos.
Según esta estudiante de ingeniería industrial, los médicos le dijeron que el infarto cerebral que sufrió no fue tan grave, pues si hubiera sido en otro punto, el desenlace habría sido fatal.
"Gracias a Dios fue en una zona de mucho riesgo, solo me afectó la parte sensitiva y quedé con secuelas, pero pudo haber sido peor. Este infarto se supone que también fue por el CUCI, por la inflamación, pero es algo muy atípico y los doctores dicen que no debería suceder. Solo queda tener mucha confianza en Dios, tener fe y saber que las cosas van a salir bien en todos los exámenes que faltan", explicó.
Para ella lo más difícil fue estar en el hospital, lejos de su familia, porque debido a la pandemia por COVID-19 no podía ver a sus seres queridos.
"Yo soy muy apegada a mi familia, a mis sobrinos y aunque estaban apoyándome, solo podíamos vernos por videollamadas. Yo me ponía a llorar porque era muy difícil, yo anhelaba que me dieran la salida y saber qué era lo que tenía. La segunda vez mi familia estuvo en las afueras del hospital y con una pancarta me dijeron que me amaban", citó.
Katherine no se cuestiona por qué tuvo que pasar por esas pruebas de salud, simplemente agradece a Dios porque le permitió vivir para contar su testimonio y servir de inspiración para otras personas.
"Dios tiene un propósito para todo y creo que mi propósito es ese, que las personas puedan ver que aun en situaciones difíciles, Él está ahí. Yo soy joven y he pasado cosas que muchas personas no, pero Dios siempre ha estado ahí y si sigo acá en este mundo creo que es por algo (…) Este año ha sido complicado para todos porque la pandemia nos ha quitado puestos de trabajo, salud y seres queridos, aunque mi caso no está ligado al COVID-19, al final es un cambio que nos puede presentar la vida, de una manera inesperada", manifestó.