Mundo insólito – Sobrevivió a 7 rayos menos al del desamor
No hay que decirlo; un rayo es un rayo. Fulminante. Devastador. Letal. Una corriente de hasta 200 mil amperios y 100 millones de voltios. No obstante, a Roy C. Sullivan, un guardabosques estadounidense, le cayeron siete rayos y ninguno lo mató.
Si tomamos en cuenta que cada rayo mide unos cinco kilómetros de longitud por un centímetro de ancho, y que su aire alrededor es hasta de 20.000 ºC, o sea, más de tres veces la temperatura de la superficie del Sol, Roy parecía más bien ser un pararrayos humano.
Con el primer rayo, en 1942, solo perdió la uña del dedo gordo de un pie; con el segundo, en 1969, se le quemaron las cejas; con el tercero, apenas un año después, sufrió quemaduras en el hombro izquierdo; con el cuarto, en 1972, se le quemó el pelo; con el quinto, en 1973, se le volvió a quemar el pelo y, además, las piernas; con el sexto rayo, en 1976, se lesionó un tobillo y con el último, en 1977, sufrió quemaduras en el pecho y en el estómago.
Una de dos: o este vigilante de los bosques estaba cruzado con gato cuyas siete vidas cumplió a cabalidad, o tenía algún pacto con el diablo para sobrevivir a siete muertes seguras, pues lejos de pedir que lo relevaran del puesto, siguió cumpliéndolo fielmente hasta el último rayo. Mejor dicho, hasta el penúltimo.
Porque en el octavo y último ya no pudo soportar la tormenta que se le vino encima cuando, vencido por el desengaño amoroso que sufrió con su pareja, se suicidó en 1983 de un disparo en la cabeza.