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Reportaje Especial

Tica relata cómo sobrevivió a cáncer en EE.UU en medio de la pandemia

El día que le hicieron la biopsia cumplía su primer aniversario de bodas

Por Yaslin Cabezas | 12 de Jun. 2021 | 12:01 am
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(CRHoy.com) La costarricense, Jessica May vivió toda una montaña rusa de emociones en el 2020. Cumplió su primer aniversario de bodas, pero además fue diagnosticada con cáncer de lengua, en medio de las restricciones por la pandemia del COVID-19, en Seattle, Estados Unidos.

Graduada en Periodismo, se fue a trabajar como niñera, en el 2015, sin imaginarse que su vida cambiaría tan drásticamente. Allá estudió, se enamoró y se casó en el 2019, con un estadounidense llamado Corey Harmon.

En febrero del 2020 empezó con algunas molestias en su lengua a las que no les prestó mucha atención, pues pensó que era el retenedor que la estaba lastimando. Sin embargo, un mes después, le salieron unas pelotas que la hicieron encender las alarmas.

"Un sábado me vi dos pelotas muy grandes al lado izquierdo de la lengua. Mi esposo se asustó y lo primero que hice fue enviarle las fotos a una amiga en Costa Rica, que es odontóloga. Ella me respondió ‘Jess, no me gusta cómo se ve eso. Andá a ver a un patólogo y hacete una biopsia'. El fin de semana estuve buscando fotos en Google y se veía casi igual a la mía. Yo tenía un mal presentimiento. Mi odontólogo de acá me dijo que solo estaban atendiendo emergencias y recuerdo que me puse a llorar y le dije ‘es que esto puede ser cáncer'. Me dijeron que les mandara un correo y me dijeron ‘sí, tienes que hacerte una biopsia'. Ese mismo día (23 de marzo) me fui a hacer la biopsia, era nuestro aniversario de bodas", recordó.

Dos días después, Jessica fue por los resultados de la biopsia y le dijeron que tenía registros de cáncer.

"Cuando uno escucha la palabra ‘cáncer' uno siente muchas emociones a la vez. Yo me sentía como en un sueño, estaba en ‘shock'. Cuando vi a mi esposo entrar a la habitación, me desmoroné (…) No hay manera de estar preparado para eso, pero yo sí creo que la actitud hace la diferencia", expresó.

El doctor me dijo ‘te tengo que operar el lunes', o sea, una semana después de que me hice la biopsia. Me quitaron una parte de la lengua y me sacaron 9 ganglios. Este tipo de cáncer es muy común en hombres de 40-50 años y los factores de riesgo son que abusen del alcohol o del tabaco o que tengan enfermedades venereas. ¡Yo no tenía nada de eso! Mi cáncer estaba en etapa 3", explicó.

Como si no fuera suficiente el dolor por el que estaban pasando, una noche Jéssica y su esposo se sentaron a tomar una de las decisiones más difíciles de sus vidas. 

"La quimioterapia puede afectar la fertilidad y desde el momento en que me operaron, pasaron 4 semanas. Teníamos que decidir si íbamos a congelar mis óvulos por si queríamos tener hijos, en caso de que quedara estéril. De tiempo para tomar esta decisión tuvimos una noche. Mi esposo es un gran apoyo y yo preferí no congelar los óvulos, porque eran inyecciones todos los días por 2 semanas y para mi ya mi cuerpo tenía que pasar por demasiadas cosas. Yo dije ‘si quedo estéril, siempre podemos adoptar'. Me pusieron una inyección que es para dormir los ovarios, para ayudar a protegerlos", describió.

Los días posteriores Jessica pasó por radiación y quimioterapia, con su esposo como apoyo, pues, debido a las restricciones por la pandemia, nadie de su familia podía viajar hasta allá.

Lo más impactante o lo más grande que me dejó esta enfermedad es la unión con mi esposo. Creamos un lazo como nunca antes, estamos más unidos que nunca y es que, tuvimos que tener una conversación de qué sucedería si yo moría. Él me tenía que llevar a Costa Rica para ser enterrada allá porque así yo lo quería y que él tenía que seguir adelante con su vida, rehacer su vida, conocer y tal vez casarse con alguien más y eso fue lo más duro. Nadie lo prepara a uno para tener ese tipo de conversación con su pareja, tan jóvenes y recién casados.

Una de las ventajas que tuvo esta tica es que, su esposo cuenta con un buen seguro médico que la cubría a ella y que permitió que pudiera llevar todo el proceso. 

"La salud aquí y la tecnología es impecable. Me considero bendecida y afortunada de haber tenido la oportunidad de tratarme acá, donde no todo el mundo puede. Tuve la mejor atención, pero sí es muy caro. Hemos hecho cálculos y mis tratamientos costaron más de $200 mil y mi esposo y yo lo que pagamos fueron $3000 del deducible", aseguró.

En junio del 2020 esta joven de 29 años terminó su tratamiento y en agosto del 2020, volvió a su trabajo para retomar su vida. Ahora labora como reclutadora en la compañía Microsoft.

De momento todos sus exámenes han salido limpios y hoy, da gracias a Dios por la nueva oportunidad que le dio. En setiembre celebrará sus 30 de una manera muy diferente.

Estoy super feliz. El 2020 se sintió que era golpe, tras golpe y todo cuesta arriba. Y este año es completamente lo opuesto. ¡Qué tantas vueltas puede dar la vida! Vendimos nuestra casa, compramos una nueva casa, tenemos 2 perros, tengo un nuevo trabajo y es la empresa soñada. Las cosas están fluyendo y sí queremos tener hijos. Apenas nos vayamos a vivir a la nueva casa lo vamos a intentar. Queremos disfrutar de las pequeñas cosas, de tener salud, estar vivos y poder ir a Costa Rica finalmente en diciembre, para ver a mi familia después de 3 años.

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