Introducción:
Franco Café se ha ganado su lugar como uno de los espacios más queridos para brunch y café en San José. Nacido en Barrio Escalante y ahora también presente en Nunciatura, este proyecto combina cocina fresca, café de especialidad y diseño consciente, todo bajo una misma premisa: hacer las cosas bien, sin exceso de ruido. En Franco todo está cuidado, desde el croissant hasta la taza de filtro, y eso se nota. Es el tipo de lugar donde el tiempo corre distinto, ideal para una mañana productiva, una cita sin prisa o simplemente para sentarse a disfrutar.
Ambiente:
El sello Franco es claro: luz natural, madera clara, plantas que suavizan los bordes y una estética que combina lo escandinavo con lo tropical. Escalante vibra más urbano, con ese aire de café de ciudad que respira creatividad; Nunciatura, en cambio, es más amplio, minimalista y sereno, perfecto para quienes buscan trabajar en calma o reunirse sin distracciones. En ambos, se siente esa armonía entre estilo y comodidad que hace que uno quiera quedarse un rato más. Porque en Franco no solo se viene a comer o tomar café, se viene a estar.
Qué pedir:
Gallos de desayuno:
Desayuno con identidad tica. Dos tortillas de maíz orgánico cargadas con huevos de pastoreo revueltos con cebolla y tomate, queso Turrialba dorado a la plancha, cebolla morada encurtida, mayonesa de jalapeño con un picor leve y fresco, y culantro recién picado para cerrar. Cada bocado tiene sabor a finca, a cocina honesta, a mañana bien empezada.
Albóndigas con baguette: Cuatro albóndigas de res Grass Fed, jugosas y bien doradas, se bañan en una salsa marinara casera que huele a tomate recién cocido y fuego lento. Encima, una salsa de yogur griego de cabra que aporta frescura y contraste. Todo llega acompañado de baguette crujiente, lista para entrar en juego. Un plato simple, bien hecho y con esa mezcla de confort y carácter que hace volver. 
Milanesa de pollo: Crujiente por fuera, jugosa por dentro: así llega la milanesa de pollo, empanizada al punto y servida con papas fritas doradas que no fallan. Al lado, una ensalada fresca de hinojo, arúgula y eneldo, aderezada con vinagreta de manzana y miel de abeja, ácida, dulce y herbal en el mejor sentido. El toque final: limón mandarina para exprimir justo antes del primer bocado. Un clásico que se siente nuevo, sin perder su alma de comida reconfortante.
