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¿Gaviota o una rata del aire? Decida usted

La gaviota se alimenta de basura

Por Agencia | 13 de Abr. 2017 | 9:43 am

La gaviota se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los residentes de las ciudades porque deja excremento por todos lados.

(AFP) "¡No es un pájaro, es una rata! y está ocupando mi terraza", exclama nervioso Ali, de 60 años, señalando a la gaviota patiamarilla que eligió como residencia el edificio donde reside, en Argel.

Estos últimos años, los argelinos observan, impotentes, la colonización de su ciudad por esta ave, ahora bautizada como "la rata del cielo", porque se alimenta de la basura y no pescando en el mar.

Desde hace unos 40 años, la gaviota patiamarilla se ha expandido en las costas del Mediterráneo.

De aspecto altivo y robusto, la patiamarilla tiene un pecho prominente, largas extremidades de color anaranjado y un pico corto y grueso, con una mancha roja en la parte inferior. Pero pese a su belleza, está lejos de ser un vecino apreciado.

"En los últimos 25 años, la media del crecimiento de las gaviotas patiamarillas se ha duplicado y en algunos lugares ha aumentado hasta un 400%", señala el profesor Riadh Mulai, de la Universidad de Bejaia.

Agresivo y ruidoso

La gaviota patiamarilla se come los otros pájaros comunes en las ciudades.

Este pájaro de la familia de los láridos es invasivo, agresivo, ruidoso y muy sucio. Es un depredador de especies urbanas, especialmente otras aves.

Ali, ya jubilado, asegura amar a los animales, pero "esta plaga" le impide prácticamente utilizar su terraza. "Ya no se puede tender la ropa o sentarse un momento, hay mucha suciedad. Defecan por todas partes", se queja.

Ali "lamenta", con una sonrisa socarrona, que el ave no sea comestible porque "eso habría limitado su proliferación".

La gaviota se ha adaptado  "de un régimen acuático a un régimen terrestre, fruto esencialmente de vertederos abiertos en los que encuentra abundantes fuentes de alimentos, fácilmente accesibles y renovados con frecuencia", explica Derradji.

gaviota 6

Invaden terrazas y techos y construyen sus nidos con trapos, plástico y otros desechos de las ciudades.

Al cambiar de entorno de reproducción, el "larus michahellis" se ha adaptado a los materiales de la ciudad para construir sus nidos. Algunos están hechos de trapos, de huesos, de plástico…

La disminución o el cierre de los vertederos abiertos provocará una reducción drástica de esta especie en las ciudades, afirma el investigador.

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