Huracán Otto desnudó la débil prevención de riesgos del país
Huracán golpeó más, ante situaciones que el país sabe que existe como construir a la orilla del río
El huracán Otto fue un fenómeno natural, que dejó un impacto nunca antes visto hasta ese momento en territorio nacional. Ante una devastación sin precedentes, el Gobierno tuvo una reacción notable. Pero al mismo tiempo mostró la frágil política de prevención del país, que aumentó el impacto.
Es parte de las revelaciones del Informe Estado de la Nación, a partir de un análisis de la falta de planificación, la vulnerabilidad social y el impacto de Otto. Los cantones golpeados y declarados con emergencia, tienen un nivel medio y bajo con respecto a indicadores sociales: Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), competitividad y otros.
Leonardo Merino, coordinador del Informe, ejemplificó con Upala, donde se ven problemas de ordenamiento del territorio; déficit de vivienda; situaciones de riesgo conocidas; y el alto impacto. Todo combinado dejó una mayor estela. En Upala se dieron la mitad de las muertes.
Fortaleza institucional, pero eslabón débil

Pocas municipalidades mencionaron que trabajan con instrumentos de gestión del riesgo. (Tomado del Informe)
El Estado de la Nación si destaca un funcionamiento positivo del aparato estatal para estos embates de la naturaleza, liderado por la Comisión Nacional de Emergencias. Aunque sí señaló diferencias, en cuanto al manejo desde el Poder Ejecutivo. Sin embargo el eslabón más débil de la cadena fue el más importante: el local donde se manifiesta el riesgo.
Algunas municipalidades reaccionaron a tiempo y otras con el huracán ya en el pueblo. Luego de consultar a los gobiernos locales, apenas el 30% señaló que considera el riesgo para otorgar permisos. Solamente 8 municipios tienen personal especializado para atender riesgos.
Merino dijo que se analizó la construcción social de riesgo. Los eventos naturales siempre golpearán, de mayor o menor manera y en algunos casos predecibles o no. El riesgo es una ecuación entre los eventos y la vulnerabilidad. "Unas lluvias fuertes no tienen porque ser un desastre, sino encuentra una población sepultada bajo el lodo", explicó.
Se trata de descubrir la capacidad de asumir el evento, con carácter preventivo. Ahí fallamos. "Si vos tenés una casa a la orilla del río en una zona de reconocida tendencia a inundaciones, alguien se te va a morir y pasó. Lo conocías. Una cosa es el evento, un evento extraordinario, no había pasado en 165 años de registro que pegara en tierra un huracán acá. Pero la construcción social de riesgo la tenías identificada", aseguró Merino.
Incluso en Upala había disputas políticas por el plan regulador del cantón, ya que toda la zona comercial está en una zona declarada con riesgo de inundación. Si se aceptaba un plan que incluye ese detalle, el precio de la tierra baja. Esto se puede ver en zonas con desastres, como Desamparados, Alajuelita o Aserrí por dar algunos ejemplos.
El Informe analizó varios indicadores relacionados con el rezago social, como zonas vulnerables según el Instituto de Desarrollo rural (Inder), así como áreas de desastre identificadas por el Banco Interamericano de Desarrollo.