Informe Estado de la Nación: País atraviesa “coyuntura crítica”
Entre 2018 y 2019 desaceleración del consumo de los hogares provocó fuerte golpe a economía costarricense
(CRHoy.com).- Las circunstancias de Costa Rica son graves, pero lo que vaya a ocurrir después es todavía una incógnita. Mucho de ese desenlace depende de la reacción del sistema político, en cuyas manos está la obligación de evitar una crisis. Así resume el Informe Estado de la Nación 2019 la situación del país durante el 2018 y hasta setiembre del 2019.
Sin embargo, el Informe, titulado "Trátelo con cuidado: el país atraviesa por una coyuntura crítica" niega cualquier derrotismo por la situación del país y confía en las fortalezas históricas de las sociedad costarricense, así como en la importancia de que el país conserve su estabilidad política y económica.
La investigación del Programa Estado de la Nación (PEN), que se presentó este martes a las 9:00 a. m., señala que la situación es compleja porque los principales indicadores de desarrollo económico y social presentan un deterioro convergente que ponen a Costa Rica en riesgo de "una severa y generalizada afectación de las condiciones de vida y trabajo de la población".
Entre esos indicadores, que dibujan una realidad preocupante, están el crecimiento económico, el mercado laboral, el crédito, el ingreso de las familias y la pobreza, así como las finanzas del Gobierno Central, que siguen en situación de insolvencia con tendencia a la agudización del problema.
Desaceleración en el consumo: Fuerte golpe a economía
La investigadora Pamela Jiménez Fontana reiteró lo que el PEN ha dicho en sus últimos informes, que hay una desconexión estructural entre el crecimiento de la economía y la generación de oportunidades laborales.
"Antes de la crisis económica del 2008-2009 el crecimiento de la economía estaba por encima de un 6%. La economía luego se logra recuperar de la crisis, pero desde el 2016 nos encontramos ya en una tendencia de desaceleración económica. Cuando contrastamos este crecimiento de la economía con el crecimiento de las oportunidades laborales, vemos cómo la brecha entre ambos indicadores ha aumentado en el tiempo. Esto lo que refleja es la desconexión que existe y esto se traduje en la generación de muy pocas oportunidades laborales", confirmó.
La desaceleración en el consumo de los hogares es uno de los aspectos que más pesa en el contexto actual, según Jiménez: "Si los hogares consumen menos, las empresas venden menos, por lo tanto contratan menos personas y esto genera un círculo vicioso", explicó, y agregó que el país también experimenta un deterior de su sector exportador.
A pesar de ese panorama gris, no todo fue malo durante el 2018. El Programa Estado de la Nación (PEN), concluyó que durante el 2018 el sistema político costarricense fue efectivo al intentar evitar una crisis económica con acciones que abrieron un "frágil y corto" compás de tiempo para corregir el rumbo.
Frágiles alianzas alejaron al país del abismo fiscal
Entre los resultados que los analistas señalaron como exitosos en la gestión del sistema político el año pasado están haber evitado que la insolvencia fiscal provocara un default (impago) del Gobierno con los tenedores de su deuda. Con mayor precisión, el informe señala que fue la política de coaliciones, tanto en el Parlamento como en el Poder Ejecutivo, y las respuestas de la política pública, las que evitaron que Costa Rica cayera en la insolvencia fiscal.
"Las coaliciones (entre fuerzas políticas en el Poder Ejecutivo y Legislativo) son precarias y muy frágiles, fácilmente se quiebran. Pero esas coaliciones le restituyeron al menos en parte al sistema político algo de lo que venía careciendo, que era la funcionalidad, dinamizaron al sistema político. Hablamos en este ámbito de resultados imprevistos porque el Gobierno enfrentó recién entrando un clima muy desfavorable en la opinión pública. La gente le dio la espalda desde el principio, no hubo una luna de miel y empezó el partido sin calentar", concretó Ronald Alfaro, investigador del PEN.
Sin embargo, la respuesta se quedó corta ante rezagos estructurales que se agravaron debido al panorama crítico del país en tres ámbitos principales: el económico, el social y la sostenibilidad ambiental.
Al deterioro en esas áreas y la presión que siente la población por esa razón, se suma la amenaza de la inestabilidad política por causa del peligro en el que está la capacidad de adaptación de la democracia.
Durante las primeras dos décadas del presente siglo, explica el informe, creció el escepticismo de la sociedad costarricense hacia la democracia, lo cual se tradujo en actitudes contradictorias hacia este sistema político, algo distinto a lo que sucedía hasta 1999, cuando en el país mayoritariamente existía una firme creencia en el régimen democrático y su superioridad normativa.
El efecto de ese vuelco en la manera de ver a la democracia es que se redujo sustancialmente la reserva de legitimidad democrática que tenía Costa Rica para hacerle frente a episodios críticos de inestabilidad interna y externa como el actual.
"Antes de 1999 si la democracia enfrentaba tensiones o asedios internos o externos teníamos una reserva que podíamos sacar a la calle para defenderla. Hoy día esa reserva se ha hecho más pequeña: quiere decir que hay un ganador en ese proceso que son los ‘ambivalentes' (demócratas a medias) se hicieron grandes. No son la amplia mayoría, pero es un grupo que tiene un tamaño importante. Esto plantea un desafío para la democracia frente a la posibilidad de que las sociedades experimenten crisis (…) la democracia es más vulnerables a esos shocks", agregó Alfaro.
Ante esa coyuntura, diagnostica el informe, es especialmente importante que los políticos resuelvan sus diferencias en el marco de las reglas del sistema democrático y recomienda un manejo de corto plazo de los conflictos para evitar que se siga afectando el desarrollo humano.
"Del manejo que den (actores políticos, el gobierno, partidos y organizaciones sociales y gremiales) a esta situación depende, en buena medida, que la mayoría de los habitantes del país no sufran un deterioro en sus condiciones de vida y trabajo. Que el país logre evitar una crisis y retome la senda del desarrollo humano", concluyeron los investigadores del PEN.
Problemas estructurales limitan creación de empleo
Acerca de los resultados en el capítulo social, la investigadora Natalia Morales indicó que entre el 2018 y el 2019 se agudizó la vulnerabilidad de los grupos sociales más excluidos, lo cual ha incidido en fragilidades estructurales como la pobreza y la desigualdad, que siguen estancadas.
Sobre la situación laboral, el país experimentó un repunte en la participación laboral, es decir, más personas salieron a buscar empleo, pero la tasa de ocupación se mantuvo estancada, lo cual se refleja en el desempleo que experimenta el país, en cotas de un 11,4% al tercer trimestre del 2019 según la Encuesta Continua de Empleo (ECE) y que estuvo en un 12% durante el cuatro trimestre del 2018.
Durante el año pasado hubo una contracción en los ingresos económicos de casi todos los grupos de la sociedad. A pesar de la baja inflación, las familias costarricenses tienen hoy un menor poder adquisitivo.
"Las mayores caídas se dieron en los dos grupos del 10% de menores ingresos y en el 10% de mayores ingresos. Esto lo que nos da es que no hubo cambios en la desigualdad, persiste y se mantiene en niveles altos durante siete años consecutivos", destacó Morales.
En materia de empleo el país enfrenta otro daño estructural: que el 10% de empresas de mayores ingresos genera el 75% de los puestos de trabajo formales del sector privado, mientras que el otro 90% de empresas, alrededor de unas 55.000, crean apenas un 25% del empleo.
"Esa es la explicación sobre porqué no se generan puestos de trabajo. Dependemos de muy pocas empresas grandes para generar. Las pequeña empresas son las más dinámicas en creación de puestos, el problema es que nacen, pero mueren con mucha facilidad y no hay políticas (públicas) que logren sostener su crecimiento", concluyó la investigadora.
Principales hallazgos del Informe 2019
Empleo:
- El parque empresarial privado está altamente concentrado y unas pocas empresas aglutinan la mayoría de los puestos de trabajo formales y los ingresos por concepto de ventas.
- En contraste, una "enorme" cantidad de emprendimientos tiene bajos ingresos y poco empleo.
- El 10% de las empresas de mayor ingreso produce tres cuartas partes de los puestos de trabajo formales.
- El 90% de las empresas se ubican en los sectores de bajos y medios ingresos generan la cuarta parte de los puestos de trabajo.
- Se logra constatar que los micro y pequeños emprendimientos conforman la mayor parte del parque empresarial del país, aunque generan muy pocos empleos.
- Se evidencia que las personas que laboran en microempresas y las mujeres que se dedican al servicio doméstico o por cuenta propia están entre los grupos más afectados por la mala calidad del empleo, con el agravante de que estas actividades son las que han crecido en cantidad de personas en los trimestres más recientes.
- La Inversión Social Pública, que son los recursos que el Estado destina a acciones para mejorar la calidad de vida de la población, acumula tres años consecutivos de desaceleración.
- La Red de Cuido enfrenta dos retos: aumentar los bajos niveles de cobertura y asegurar la sostenibilidad financiera de los servicios de cuido.
Economía:
- Entre el 2016 y el 2018 la tasa del crecimiento del producto interno bruto (PIB) real pasó de un 4,2% a un 2,6% y alcanzó el tercer nivel más bajo de las últimas décadas.
- Desaceleración económica del país coexiste con una desvinculación estructural entre producción y empleo.
- Los sectores más dinámicos proveen pocas oportunidades laborales que son insuficientes para obtener reducciones significativas en la tasa de desempleo.
- La escuálida generación de empleos deterioró los ingresos de la población.
- El ingreso de los ocupados decreció un 0,9% en términos reales, lo cual reforzó las brechas sociales.
- No solo mercado interno sufrió una desaceleración. El sector exportador también perdió dinamismo por el entorno internacional adverso.
- El crecimiento de las exportaciones de bienes se redujo de un 8,5% a un 5,1% entre el 2016 y el 2018.
- El informe detalla que la situación económica de Costa Rica se torna inédita porque requiere acciones simultáneas sobre el crecimiento, los encadenamientos productivos y el mercado de trabajo, sin disponibilidad de recursos públicos y con un entorno externo desfavorable.
- Las regiones Huetar Norte y Pacífico Central fueron las más afectadas por el bajo desempeño de la economía, donde la producción se estancó.
- Solo un 63% de las empresas costarricenses supera los 5 años de vida. En las microempresas el porcentaje se reduce a un 61%.
Ambiente:
- Siguen desconectados la agenda de desarrollo y la sostenibilidad del ambiente.
- Se requieren importantes decisiones en el plano nacional y local, de ordenamiento territorial, levantamiento y uso de la información, vínculos entre sectores económicos, sociales e institucionales.
- Es recurrente el uso insostenible de los recursos naturales estratégicos para el desarrollo.
- Se mantiene una gran dependencia de pocos cultivos de exportación con elevado uso de agroquímicos e impacto ambiental sin que cambien significativamente las prácticas generadoras de contaminación del aire y del agua.
- Persiste la amplia cobertura de agua en beneficio del desarrollo humano. Sin embargo, hay retos como las desigualdades en acceso y consumo.
- La conservación sigue siendo una fortaleza del país.
Democracia:
- Enfrentó uno de los escenarios más complicados para la gobernabilidad durante 2018 y 2019.
- Con reacciones imprevistas, aunque oportunas, el sistema político evitó una crisis. Sin embargo, sus respuestas empujaron al alza las movilizaciones sociales o protestas.
- Se configuraron dos coaliciones políticas: una en el Poder Ejecutivo (pacto entre Rodolfo Piza y Carlos Alvarado) y otra en la Asamblea Legislativa. La primera se fraguó rumbo a la segunda ronda por la Presidencia de la República y la segunda a propósito de la apuesta del Poder Ejecutivo de impulsar la reforma fiscal.
- Hubo cambios en los perfiles de apoyo ciudadano a la democracia. Mediante una encuesta, el Estado de la Nación detectó un crecimiento en la masa de "ambivalentes" que pasó de un 10% en 1978, a un 28% en el 2018. Estas son personas descontentas con la política y con un grado de tolerancia intermedia hacia las posiciones de los demás, son "demócratas a medias", tienen opiniones ambiguas, contradictorias, con respecto a la democracia.
- Uno de cada cinco costarricenses es demócrata semiliberal con alto nivel de apoyo al sistema y con una tolerancia media a las diferencias sociales (46% de la población). Los liberales semidemócratas concentran a un 14% de la población y los demócratas liberales a un 12%. Los liberales semidemócratas eran un 40% de la población en 1978 y el último grupo incluía a un 26% de la población en 1978.