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Joven regresó de una fiesta resfriado, terminó con manos amputadas y 17 años después las recuperó ¡Esta es su historia!

Por Ambar Segura | 23 de Ago. 2025 | 3:22 pm

En el otoño de 2024, Luka Krizanac, un joven suizo de 28 años, despertó en una cama de hospital en Pensilvania, Estados Unidos, tras una compleja cirugía.

"Mira mis manos, mira qué hermosas son", dijo al recuperar la conciencia, según relató más tarde su enfermera.

Ese momento fue el inicio de una nueva etapa en su vida: después de 17 años sin extremidades, Luka recibía con éxito un doble trasplante de manos.

El drama de Luka comenzó cuando tenía 12 años, tras asistir con su hermano menor a una fiesta de cumpleaños.

"Recuerdo que la pasamos muy bien, y que luego empecé a toser y a perder la voz", dijo a BBC. Lo que parecía un resfriado se convirtió rápidamente en un dolor intenso en la garganta y el pecho.

En el hospital, los médicos atribuyeron sus síntomas a una gripe estacional, pero su condición empeoró: había desarrollado una sepsis severa con falla multiorgánica.

"A la mañana siguiente mi cuerpo había colapsado por completo", recordó Luka. La única forma de salvarle la vida fue amputarle ambas manos y las piernas por debajo de las rodillas.

El despertar

Luka pasó seis meses internado, gran parte en coma inducido. Al recuperar la conciencia, comenzó a adaptarse a un nuevo estilo de vida.

Con prótesis en sus piernas, aprendió a caminar de nuevo. Sin embargo, la pérdida de sus manos resultó mucho más difícil.

"Cuando miras tus manos, las utilizas para una gran cantidad de actividades: desde expresarte hasta transmitir emociones", explicó.

Probó distintos tipos de prótesis, incluso las llamadas "estéticas", que le permitieron volver a escribir, dibujar y comer sin ayuda. Con el apoyo de su familia y amigos, retomó sus estudios y la vida escolar.

La espera del trasplante

Los trasplantes de manos son poco comunes. Desde el primero, realizado en Francia en 1998, se han hecho poco más de 150 en el mundo, según datos del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS).

Luka tuvo que esperar 17 años. Finalmente, viajó con su madre a Estados Unidos para aumentar sus posibilidades de acceder a la cirugía. El procedimiento exigía años de preparación y la búsqueda de un donante compatible en factores como tipo de sangre, tono de piel, edad y tamaño.

Un domingo, pocos días antes de que venciera su visa, recibió la llamada más esperada. "¿Estás listo para tener manos nuevas?", le preguntó su cirujano, el doctor L. Scott Levin.

La cirugía duró más de 10 horas y requirió de un equipo de más de 20 especialistas. Al despertar, Luka sintió de inmediato que las nuevas manos eran parte de él.

"Desde el primer momento sentí que eran mis manos, algo que no esperaba. La alegría y la felicidad que sentí hicieron que se me olvidara por completo el proceso de acostumbrarme a ellas", reflexionó.

Pronto pudo hacer cosas sencillas pero significativas: enviar mensajes, sostener objetos y recuperar independencia. "La cosa más monumental fue poder agarrar cosas, levantar algo, sostenerlo", afirmó.

Hoy, Luka trabaja en banca y sueña con volver a nadar en la costa de Croacia, donde solía disfrutar los veranos de su infancia. Pero nunca olvida el gesto que le devolvió la esperanza.

"Pensar que en el momento en que la familia pierde a alguien, que en ese momento tan difícil de la vida, tomen la decisión de ayudar a un extraño, que piensen en otra persona, para mí es el gesto más humano que vi en mi vida", concluyó.

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