Juicio del caso Fénix evidenció tentáculos en Costa Rica de emisario del Cártel del Golfo de México
Durante el debate se mostró operación de mexicano El Güero, quien giraba instrucciones a grupo de ticos vinculados con narcotráfico y legitimación de capitales
El juicio por el denominado caso Fénix, uno de los más grandes de legitimación de capitales de los últimos años, destapó la operación criminal que en apariencia dirigía en Costa Rica, Juan Manuel García Hernández, alias El Güero, considerado emisario de uno de los grupos criminales más poderosos de Latinoamérica.
El Cártel del Golfo es una de las organizaciones delictivas más antiguas de México. En su apogeo, su líder Osiel Cárdenas Guillén llegó a ser considerado el capo más poderoso del hampa mexicana, aunque ha perdido influencia debido a divisiones internas que dieron origen a facciones rivales.
Estas facciones aún controlan importantes zonas de la frontera norteamericana cerca del Golfo de México.
En los últimos años, se han beneficiado del incremento en el tráfico de migrantes y del uso estratégico de pasos fronterizos para introducir cocaína y metanfetamina en EE. UU., así como para traficar armas y dinero hacia México, según la organización Insight Crime.
El Güero, emisario de este grupo, tiene un historial de larga data en nuestro país. Oriundo de Nuevo León, fue detenido por la Sección de Estupefacientes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en 2012.
Poco después fue condenado a 11 años de prisión, pero para 2019 ya había salido del centro penal La Reforma hacia el sistema semiinstitucional del Ministerio de Justicia y Paz, pese a ser considerado el jefe de operaciones logísticas de cárteles mexicanos en suelo tico.
Condenado en Costa Rica
Detenerlo requirió al menos diez meses de diligencias para establecer que García Hernández realizaba constantes movimientos dentro del país.
Uno de los informes del OIJ detalló hace más de una década que se utilizaron al menos 15 propiedades —algunas de ellas lujosas—, entre alquileres y compras, en las cuales se almacenaba cocaína procedente de Colombia.
La droga posteriormente era escondida en compartimentos dentro de contenedores y camiones, para ser trasladada entre fronteras, de Paso Canoas en Puntarenas a Peñas Blancas en Guanacaste.
En el curso de las pesquisas se estableció la relación entre García Hernández y Jorge Eduardo Costilla Sánchez, alias El Coss, líder del Cártel del Golfo. Sin embargo, el mexicano en suelo costarricense era el de un "vendedor" de rutas seguras para el traslado de cocaína hacia Guatemala mediante camiones comerciales.
Finalmente, en 2012 se realizó un operativo en el Hotel Talamanca, en el centro de San José, donde fue detenido El Güero junto a otros mexicanos. En 2013, el Tribunal Penal de Pavas lo condenó a 11 años de prisión por tráfico internacional de drogas.
En 2019, la oficina de Operaciones Internacionales de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de EE. UU. confirmó la apertura de un expediente con información y seguimiento del caso del azteca.
Caso Fénix
El caso Fénix, cuyo juicio está en su fase final, está estrechamente ligado a este sujeto, dado que, al parecer, el grupo de 25 imputados se habría dedicado desde al menos 2016 a crear esquemas para lavar las ganancias ilegales del narcotráfico.
Según la Fiscalía, en el pasado García Hernández, junto a otros diez individuos, conformó una organización criminal dedicada al tráfico y comercialización nacional e internacional de clorhidrato de cocaína.
Esta estructura operó en diversas zonas del país, al menos entre enero de 2011 y el 5 de julio de 2012, particularmente en San José y Pérez Zeledón, utilizando Costa Rica como punto temporal de almacenamiento y transporte de drogas que luego se exportaban a terceros países.
El modelo operativo consistía en ocultar grandes cantidades de cocaína en una propiedad de José Giovanni Segura Angulo, alias Narizón, aparente colíder del grupo hoy enjuiciado por este caso.
La droga era escondida dentro de los aros de las llantas de vehículos pesados, especialmente furgones. La organización mantenía una división de funciones para lograr la recepción, movilización, embodegamiento y exportación del producto ilícito. Según la acusación del Ministerio Público:
"Alias "El Güero" era el líder de la organización criminal en nuestro país y el principal contacto de la banda para con organizaciones narcotraficantes internacionales, giraba órdenes a los demás miembros del grupo criminal con la finalidad de coordinar la recepción, almacenamiento y el envío de droga de uso no autorizado hacia el exterior, supervisaba las actividades realizadas por los otros miembros de la organización delictiva con la finalidad de que el envío de droga fuese exitoso y eficiente.
García Hernández, establecía el día, hora, lugar y método de cómo se recibiría la cocaína, para/cuyo efecto previamente negociaba con sus proveedores principalmente con Marco López Peña-, pero además definía los momentos y métodos de recepción, ocultamiento, transporte almacenamiento y exportación de la sustancia mencionada", indica el documento.
Existía un intermediario: Albin Arias Campos, conocido como Pelón, era el segundo al mando y persona de confianza del mexicano, además de su contacto directo con Narizón.
Segura se encargaba —por orden de García Hernández— de las operaciones, reclutamiento y asignación de roles dentro del grupo. También ponía a disposición propiedades donde se escondía la droga o el dinero producto del ilícito.
Modo de operar
Entre los bienes utilizados por la organización destacaba un taller y predio de cabezales ubicado en Barrio Aeropuerto, en Pérez Zeledón, propiedad de José Giovanni.
En ese lugar, los investigadores del OIJ descubrieron el modus operandi del grupo: los vehículos pesados eran modificados para ocultar droga en compartimientos metálicos fabricados dentro de los aros de las llantas.
En una de las inspecciones, las autoridades hallaron tres llantas de las marcas Aeolus y Triangle, dentro de las cuales se escondían casi 50 kilogramos de clorhidrato de cocaína, adheridos mediante soldadura a estructuras metálicas hechizas, en lugar de caletas comunes.
Otra de las propiedades empleadas por la organización pertenecía a Arias Campos, ubicada en Paso Canoas Abajo, a unos dos kilómetros al sur de la Aduana, cerca del lavacar conocido como El Chemo.
Ese inmueble servía como centro de reuniones y planificación de las operaciones logísticas, donde los miembros del grupo coordinaban los envíos de droga y el movimiento de dinero proveniente del narcotráfico.
Asimismo, la acusación detalla la existencia de un apartamento en Barrio Boston, Pérez Zeledón, que el grupo utilizaba como punto de encuentro y de resguardo de efectivo.
En ese sitio, según los informes del OIJ, se almacenaban importantes sumas de dinero producto de la actividad ilícita y se realizaban transacciones para ocultar el origen de los fondos antes de introducirlos en el circuito financiero formal.
En juicio
Narizón aún está a la espera de juicio por esos hechos concretos de narcotráfico, dado que huyó del país en 2014 y fue recapturado años después en Panamá. De acuerdo con la acusación fiscal, este cabecilla utilizó los dineros provenientes del trasiego de drogas para invertir en comercios existentes o crear nuevas empresas y así blanquear fondos.
Las ganancias ilícitas se mezclaron con ingresos de negocios como lubricentros, restaurantes, llanteras, verdulerías y una finca ganadera denominada Hacienda Fénix. La legitimación de capitales habría iniciado al menos en 2015, con un repunte en 2018 y una mayor expansión durante la pandemia, cuando la mayoría de comercios reportaban pérdidas.
Según la Fiscalía Adjunta de Legitimación de Capitales, Segura usaba testaferros para adquirir comercios y realizar depósitos, transferencias y pagos, con el fin de encubrir su crecimiento patrimonial.
El Ministerio Público presume que alias Narizón mantuvo vínculos con El Güero, quien tenía su "franquicia" en Costa Rica y dirigía las operaciones locales del Cártel del Golfo.
Las ganancias del trasiego habrían servido para construir un imperio económico en el Valle de El General, mediante comercios, ganadería y compra de maquinaria.
El Ministerio Público reiteró que El Güero era el líder delictivo más importante del país en ese momento, con amplios contactos internacionales.
No se trataba de cantidades menores: el 28 de enero de 2012, las autoridades hallaron un cabezal con varios kilos de cocaína, y el 5 de julio del mismo año decomisaron otros 50 kilogramos ocultos en un camión.
En otra ocasión, una cantidad similar fue encontrada en un apartamento en barrio Escalante, San José. Aunque el juicio no abordó directamente los delitos de narcotráfico, la Fiscalía debió exponer los hechos precedentes que habrían originado el dinero blanqueado.
Narizón, es el principal acusado en el juicio que lleva el Tribunal Penal de la Jurisdicción Especializada en Delincuencia Organizada (JEDO). La Fiscalía estima que la estructura movilizó y administró dinero proveniente del narcotráfico mediante negocios legales en Pérez Zeledón, con un patrimonio ilícito calculado en cerca de ₡9.000 millones entre 2015 y 2022.









