Los ticos… ¿somos negros blanqueados o indios de agua dulce?
Fíjese que a los 7 años yo quedaba horas embobado viendo el chispero de la fragua

¿Por qué de chiquillo me quedaba horas viendo al herrero, don José María González, hasta que me echaba?
En la ayuda de parroquia de Heredia, el 29 de julio de 1722 se casó Pedro José Padilla, "capitán mulato", quien no tuvo que pagarle al cura por la ceremonia, pues era "maestro herrero" y con sus mazos, su yunque y su fragua había hecho sin cobrar todo el fierrambre de la iglesia, desde clavos y bisagras hasta trancas para las puertas y ventanas.
Pedro José Padilla matrimonia en esa ocasión con Manuela Valerio, esta muere a los 10 años y el maestro herrero Padilla reincide -tal vez porque mucho después sería el día de los enamorados- el 14 de febrero de 1732, cuando casa con doña Ignacia Soto Zamora, dama hidalga.
El acta del primer matrimonio dice que el novio es hijo "de padres no conocidos", así que -hasta ahora- nos tenemos que quedar con las ganas de saber la procedencia de Pedro José, pero conociendo las mañas de los donjuanes coloniales no sería raro que fuera hijo de algún hidalgo español y de alguna negra o mulata esclava, casos que abundan en los archivos.
¿Negros blanqueados o indios de agua dulce?
Lo que sí conocemos con certeza del capitán mulato Padilla es que dejó descendencia y que alguna de esa descendencia pasa hoy por gente "blanca", como los típicos machillos Rodríguez que vemos en la zona de Tibás y que han poblado por migración el oeste del Valle Central y zona norte del país, San Carlos por ejemplo.
Sin ir más lejos, a mí me salen esos Rodríguez ahora naranjeños, zarcereños y sancarleños, por un tatarabuelo materno, Fidel Rodríguez Salazar, casado en Tibás con su parienta doña Chica Rodríguez Durán. Fidel es nieto de Micaela Cantillo, tataranieta a su vez de nuestro conocido Pedro José Padilla, el mulato herrero de Heredia.
¿Cómo fué que se blanquearon?
El mestizaje y mulataje es asunto que ahora estudian los historiadores, genetistas y genealogistas, cosa que exige tiempo, paciencia y hasta suerte. Que los ratones o las polillas no se hayan comido los documentos antiguos, digamos.
En este caso de Micaela Cantillo, por ser mi antepasada, le he puesto más atención. Recordemos que su padre ya aparecía como mulato en los registros, Eusebio Cantillo, bisnieto del maestro herrero herediano Pedro José Padilla que ya conocemos.
La madre de Micaela Cantillo, por otra parte, era una cartaga mestiza que primero se llamaba María Dolores Chacón, de padres no conocidos, pero que luego, cuando se viene a vivir al Murciélago y casa a sus hijos y bautiza a sus nietos, de repente se dio por llamar "doña" Dolores Francesa.
Y decime vos ¿de dónde sacó ese "doña" de hidalguía española y de dónde sacó el apellido Francesa? Genealogistas como Mauricio Meléndez, que se las sabe todas en estas trifulcas, piensa que posiblemente algún francés vino a Costa Rica, tuvo amoríos con india o mestiza cartaga y ahí nació Dolores, quien, por alguna razón, solo en la última parte de su vida se decidió a exponer en documentos su abolengo galo.
Habrá que seguir escarbando en los archivos para ver si había franceses en Cartago en aquellos años y cuál de ellos nos puede calzar por fechas y circunstancias como presunto padre de la Dolores… Qui est son pere, si vous plait? Merci!!
A fuego y martillazos

La ayuda de parroquia donde se casó el mulato era anterior a esta hermosa edificación que data de 1736. Foto P.León
Volviendo al matrimonio del mulato herrero Pedro José Padilla y Manuela Valerio, el acta dice que los padrinos fueron Marcos Segura y Juana Segura y que el novio no tuvo que pagar "derechos" sacramentales al cura de Heredia "pues dio la clavazón, goznes, aldabas y bisagras de limosna para la iglesia".
En aquellos tiempos, nada de ferreterías, todo eso se hacía a mano, a fuego y martillazos. Tamaño trabajo.
Algún día se refinarán los exámenes de ADN y se podrá saber cuántos genes del maestro Pedro José Padilla llevo en la sangre, que no deben ser pocos, si tomamos en cuenta mi afición infantil por husmear en las herrerías.
En Villa Quesada, tendría yo siete años, me pasaba las horas embobado, ante el chispero de la fragua de don José María González (conocido como Pasito), los fierros entrando negros y fríos y saliendo rojos y maleables, el olor a casco quemado cuando le probaban las herraduras a los caballos, el soplete alimentado con piedras de carburo….hasta que me acercaba demasiado y don José María me sacaba de la relinga para que dejara de joder y de estorbar.
Expresidente Carazo, ¿Un machillo de agua dulce?

Don Rodrigo Carazo era un legítimo tico rubio (¡o machillo!
Una vez los finados don Oscar Madrigal y doña Analive Castro –los papás de la periodista Ana (la Macha) Madrigal– invitaron a don Rodrigo Carazo a una carne asada en Hatillo Uno, en agradecimiento por sus gestiones como presidente del INVU para dotar de casa al primer grupo de familias ubicadas en ese barrio.
En la amena conversona que se armó, salió a relucir el tema de los ticos rubios, como era el caso de los Castro Madrigal y los Carazo. "¡Ah, pero yo sí soy macho de verdad -dijo muerto de risa don Rodrigo- ustedes son machillos de agua dulce…!
Ya, hablando en serio, los que quieran saber más de esta zambumbia de etnias que somos los ticos, que se lean Negros y blancos: todo mezclado, de Tatiana Lobo y Mauricio Meléndez, publicado por la Editorial UCR.