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La desgarradora confesión de un futbolista que hace llorar al mundo

Por Agencia | 1 de Abr. 2017 | 9:34 am

Screen Shot 2017-04-01 at 9.33.25 AMEsta semana la BBC publicó un documental sobre Rio Ferdinand, jugador del Manchester United quien en 2013 se retiró de la selección de Inglaterra, tras 14 años, tres mundiales y 81 partidos. Ese año le diagnosticaron cáncer de seno a su esposa, Rebeca Ellison.

El emotivo documental y la desgarradora confesión de Ferdinand hizo que millones de ingleses derramaran lágrimas y ahora conmueve al mundo. El documental, titulado Rio Ferdinand: Ser mamá y papá, cuenta cómo el defensa vivió una tragedia e infierno fuera de la cancha luego de enviudar y quedar a cargo de sus tres hijos. Su esposa murió víctima del cáncer y él quedó como mamá y papá de tres niños pequeños… La tristeza lo hizo caer en una profunda depresión, caminar muy cerca del alcoholismo y pensar en el suicidio. ¿Qué lo salvó? Sus tres hijos.

"Al principio (tras la muerte de Rebeca) bebía un montón. Cuando se acostaban los niños, bajaba las escaleras y me emborrachaba todas las noches", dice.

"Toda mi vida he intentado ser exitoso en todo lo que he hecho. Cuando era joven quería ser futbolista, el mejor futbolista, jugar en grandes estadios, ganar trofeos (…) Pero uno nunca piensa cómo construir el mejor hogar para tus hijos y tu esposa", dice Ferdinand, quien abandonó completamente el fúbtol en 2015.

Rebecca y Ferdinand fueron novios desde 2000. En 2006 tuvieron a su hijo mayor, Lorenz; en 2009 nació Tate y en 2011 llegó Tia, su única hija. El 2013 los golpeó por primera vez. Ella se sometió a una serie de tratamientos y cuando creyeron que ya todo había pasado el mal reapareció, esta vez con más fuerza. Era entonces 2015 y aunque dieron la batalla, solo 10 semanas después del diagnóstico ella murió. Tenía apenas 34 años y atrás dejaba a su marido y tres niños pequeños. Él no sabía qué hacer.

La primera decisión de Rio fue dejar el fúbtol definitivamente para hacerse cargo de su hogar, pero eso no ha sido fácil. Han pasado dos años desde entonces y Ferdinand confiesa que todavía tiembla cuando alguno de sus hijos le pregunta por qué ellos no tienen una mamá. Durante tres o cuatro meses bebió hasta caer. Sentía que lo había perdido todo hasta que un accidente de tránsito lo hizo recapacitar: él tenía que vivir y ayudar a sus niños. Ahora trata de ser el mejor papá y mamá posible, pero el reto es enorme.

 

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