Luego de perder su trabajo, dio rienda suelta a su locura y creó exitoso negocio
Empresa ha ganado 54 medallas en competencias internacionales.
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(CRHoy.com) Probablemente usted sea de quienes piensan que no hay que hacerle caso a las "locuras" y que para crear un negocio hay que planificarlo todo muy bien... Ignacio Castro decidió arriesgarse, hacerle caso a su locura y hoy es un exitoso empresario cervecero.
La mueblería para la que trabajaba decidió cerrar sus puertas y él y sus compañeros se quedaron sin opción. Poco tiempo después, apostó con un amigo a que él crearía una cervecería, aunque no tenía ni idea de cómo hacerlo, porque es abogado y politólogo de profesión.
"Mi amigo hacía cerveza en su casa y a mí me parecía interesantísimo. Yo le hice una apuesta y le dije que, si lograba hacer una cerveza mejor que la de él, abriríamos una cervecería juntos. Empecé a revisar en Internet sobre cómo hacerla y al final gané la apuesta. Estuvimos un par de años desde la casa y cuando tuvimos la calidad que se necesitaba, montamos la fábrica pequeña en Escazú. Él es ingeniero y se vino de Venezuela para Costa Rica", señaló.
Como todo nació de una "locura", Ignacio y su socio decidieron llamar la empresa Treintaycinco, un número que se usa a nivel policial para definir a una persona que tiene problemas mentales.
"Cuando le contábamos a los amigos, nos decían que estábamos locos y como lo dijeron muchas veces, decidimos institucionalizar esa locura. Nuestro logo es de una cabra de tres cabezas porque hay un dicho que dice '¡Está más loco que una cabra!'", explicó.
Cinco de sus compañeros de la mueblería se fueron a trabajar a la cervecería con él ye n el 2013 empezaron de cero, con recetas y a punta de prueba y error, de manera muy artesanal.
"Para ver cómo estaba nuestro producto, mandamos una primera cerveza a una competencia internacional y solo esperábamos que nos dijeran qué era lo que estaba mal y qué había que cambiarle, pero al final llegamos con una medalla y nos quedamos sorprendidos. Ahí empezamos una carrera para crear un producto de clase mundial", enfatizó el venezolano, quien tiene ya 13 años de vivir en el país.
Luego la producción empezó a crecer y la fábrica se trasladó de Escazú a Ciudad Colón, desde donde exportan a países como Panamá, Guatemala, Brasil y Rusia.
"Somos una de las cervecerías artesanales más grandes de Centroamérica y eso nos llena de orgullo y satisfacción. Todos trabajamos como una familia y ha sido un esfuerzo en conjunto", expresó.
Actualmente la empresa tiene 12 cervezas en el mercado con las que han ganado 54 medallas en competencias internacionales.
Con 42 años, Ignacio ahora participa como juez en concursos mundiales y festivales.
"No hemos parado de colaborar con cervecerías fuera y dentro de Costa Rica de las que también vamos aprendiendo y además aprendemos como jueces. Nos ha ido bastante bien en competencias internacionales. Según el ranking de cervecerías, en el 2018 quedamos de número 15 de toda Latinoamérica", explicó.
Castro asegura que esa locura y "la apuesta medianamente irresponsable" lo llevó a cumplir su sueño de tener su propio negocio y ayudar a muchas familias, pues en total 25 personas trabajan en el negocio.
"Estamos empeñados en romper el paradigma de que la cerveza artesanal es de garaje. Esto es un sueño y los resultados que estamos teniendo afuera hablan de que tenemos productos de clase mundial", añadió.
Está convencido que "Treintaycinco" está llena de irreverencia y por ello, sus productos se salen de lo tradicional. "La tumba calzones", "La pelona", "Maldita vida" y "Majadera" son algunas de las cervezas que los han internacionalizado.
"Nos mantenemos fieles a la idea de no dejarnos llevar por lo que dicta el mercado, sino de presentarle al mercado lo que nosotros creemos que es algo interesante y eso nos ha resultado", citó.
Si usted desea contactar a Ignacio puede hacerlo a través de la página en Facebook de Treintaycinco HAGA CLIC.