Mundo insólito – Por cada bostezo, un orgasmo
(CRHoy.com) – Nuestro organismo esconde secretos increíbles cuya revelación sale a flote, la mayoría de las veces, por alguna casualidad, accidente, diagnóstico o medicamento que la provoca.
Un gran protagonista, hasta hace poco insospechado, de fenómenos así es el fármaco "clomipramina" contra la depresión, la crisis de pánico, las fobias y no pocas conductas obseso-compulsivas.
Si bien ha ayudado a paliar estos trastornos a quienes los padecen, se ha descubierto que el antidepresivo provoca en el 5% de estos un efecto secundario excepcional, sorprendente y curiosamente mucho más placentero que el primario.
Se trata de que, en el mismo instante de bostezar, y esté donde esté, es decir, conduciendo el auto, en misa o haciendo la "cola" en un banco, el paciente experimenta un orgasmo tan descomunal como incontrolable a lo largo del bostezo y más allá.
Según explican, o más bien especulan, los entendidos en la materia, la "clomipramina" exacerba los niveles de serotonina en el cerebro, al tiempo que estimula el factor liberador de la "coricotrofina", cuya función es activar los circuitos neuronales relacionados con los bostezos y la respuesta sexual espontánea.
Es tal el placer que provoca el medicamento en este segmento de pacientes que estos, ni lerdos ni perezosos, prolongaron su ingestión más allá de lo prescrito por su médico encantados con la idea de que cada bostezo equivalía a un espontáneo clímax sexual.
Según se ha documentado, la expresión facial de quienes disfrutan de ese particular bostezo es parecida, y a veces hasta más intensa y tectónica, a la que experimentarían con su pareja en la intimidad de la alcoba, con el único inconveniente de que sus eventuales gritos y jadeos en el bus, misa, velorio, junta directiva o donde estén podrían suscitar otro tipo de trastornos ya no a ellos sino a quienes les rodean.