Mundo insólito – ¿Por qué a las prostitutas se les llama también rameras?
(Imagen únicamente con fines ilustrativos).
Desde siempre, las prostitutas que no han podido ejercer su oficio desde un lugar específico tipo bar, hostería, lupanar o burdel, lo hacen desde sus casas.
No obstante, el problema para ellas era cómo hacerles ver a sus potenciales clientes que en aquella casa serian bienvenidos para desahogar el fuego de sus pasiones sin despertar las sospechas, y mucho menos la maledicencia, del vecindario.
En la antigüedad, por ejemplo, cuando la publicidad del todo no existía como para poner un anuncio en los periódicos que dijera algo así como "Cariño; soy la mulata ardiente que deseas. Llámame al teléfono XXX" o en internet llamándote "Guapo, conéctate a mí en @todatuya.com", había que echar mano de los recursos más sutiles para no alborotar el cotarro público.
Y las damas de la Edad Media lo sabían tan bien que, a falta de un cartel de anuncios, encontraron un recurso muy discreto para llamar la atención de sus huéspedes de paso: colocar un ramo de llamativas flores en la puerta de su casa.
Pero el vecindario, siempre alerta a las novedades e intimidades del barrio o villorrio, pronto se enteró y no tardó en llamarlas "rameras", un término peyorativo muy a tono con la delicadeza furtiva de aquella flores.
Conscientes de ello y forzadas por el cotilleo y la chismografía urbana, con el tiempo las prostitutas caseras fueron evolucionando a otras formas de publicidad que disimularan la disciplina a la que con tanta entrega se dedicaban.
Entre otras, era usual que colocaran en la ventana de sus casas letreros que decían algo así como "Se ponen inyecciones", "Se reciben costuras" o "Se venden huevos", de modo que les permitiera, al menos, entre su vecindario, el beneficio de la duda.
