Mundo insólito – ¿Qué se hizo el pene de Napoleón?
Tras su muerte, el legendario Napoleón Bonaparte (1769-1821) quedó bien distribuido; su fama, por todo el mundo, y su cuerpo, en muchas partes.
De sus muelas del juicio se conserva, al menos, una, extraída en 1817 tras causarle quizá más dolores que su derrota de Waterloo.
Al poco tiempo de fallecer, un desconocido que le afeitó la cabeza hizo fiesta con su cabellera al repartirla entre muchos de sus seguidores.
En cambio, su corazón, ese que derramó amores borrascosos por aquí y por allá, a petición suya fue entregado a su adorada María Luisa (1791-1847) y hoy se conserva bien custodiado en una jarra de plata.
Pero aquí no acaba la repartición de su cuerpo: mientras un fragmento de su estómago se mantiene preservado en un pimentero de plata, una parte de sus intestinos, que custodiaba el Real Colegio de Cirujanos de Francia, fue destruida tras un ataque aéreo en 1940 durante la Segunda Guerra Mundial.
Su pene fue otra historia. Medía unos tres centímetros de largo y, que se sepa, ninguna mujer se peleó por conservarlo ni como reliquia ni como simple recuerdo.
Nadie sabe cómo, en 1972 el pene de Napoleón apareció en manos de su confesor. Bueno, no en sus manos precisamente porque este también había muerto pero sí en alguna urna suya sellada e iluminada.
No bien apareció, la reconocida casa Christie's lo ofreció en subasta pública creyendo quizá que se iba a tapar de plata con semejante pieza pero, la verdad sea dicha, nadie pujó por esta.
Ante el fracaso comercial del pene de Napoleón, se intentó venderlo de nuevo a través de la firma Flayderman que lo incluyó con todos los honores del caso en su catálogo, pero tampoco funcionó.
Así las cosas, cuando el siguiente destino del legendario órgano de Napoleón era el destierro y el entierro para que por fin descansara en paz, lo adquirió un urólogo norteamericano por la bicoca de $3.800.
Digamos que ahora, al menos, estará más seguro que nunca.