Alpinista advirtió de “mortal hacinamiento” en el Everest poco antes de morir
(CRHoy.com) Robin Haynes Fisher, un alpinista británico, falleció el 25 de mayo pasado tras alcanzar la cumbre del Everest, a 8.848 metros de altura. Había logrado la meta en el tiempo que había planeado, y murió cuando descendía.
El 20 de mayo, cinco días antes de cumplir su sueño, el hombre de 44 años había indicado mediante un post en Instagram del riesgo que se vivía en esos momentos en el pico más alto del mundo, donde la gran cantidad de gente provocaba retrasos de hasta 2 y 3 horas para acceder a la cima. A esa altura, una espera tan larga "puede ser mortal", advertía el hombre, cuyo destino final fue precisamente la muerte.
Haynes Fisher se había quedado rezagado de su grupo, pues una gripe con tos lo había afectado. Para no ponerse en riesgo, descendió lo que había subido hasta regresar al primer campamento, donde esperó a recuperarse para volver a escalar. Esperaba, además, librarse del hacinamiento que él mismo había reportado pero que -según indican- se sigue presentando, poniendo en riesgo la vida de los alpinistas debido a la baja presión atmosférica que hace que al sistema respiratorio le cueste encontrar el oxígeno disponible para respirar. Esto genera mal de montaña y puede provocar edema cerebral y pulmonar. En los últimos días, 10 alpinistas fallecieron en el Everest.
Desde que las autoridades nepalesas liberalizaron el ascenso a esta montaña en los años 1990, las expediciones comerciales aumentaron y por lo tanto el número de alpinistas que además aprovechan las últimas semanas de mayo para subir, pues el clima es menos extremo en estas fechas. Eso explica las enormes filas que se han hecho en los últimos días.
Este año Nepal concedió para la temporada de primavera un récord de 381 permisos, al precio de 11.000 dólares por persona, según los últimos datos disponibles.
Cada titular de un permiso va acompañado de un guía. Esto significa que unas 750 personas coinciden en la ruta.
Al menos otras 140 recibieron permisos para escalar el Everest desde el flanco norte, en el Tíbet.
Este es el último mensaje que Haynes Fisher compartió en Instagram, donde advertía del peligro en la zona.
"Subí al campamento 3, a 7500 m, pero la corriente del viento había vuelto a cerrar la cima después de solo 2 días, así que descendí al campo base.
Alrededor de 100 escaladores hicieron cumbre en esos 2 días, tristemente con 2 fallecidos, un hombre indio hallado muerto en su tienda en el campamento 4 y un escalador irlandés perdido, presumiblemente caído en su descenso (…) Condolencias a sus amigos y familiares. Ambas muertes ocurrieron por encima de 8000 m de altura en la llamada zona de la muerte donde ocurre la mayoría de las muertes de escaladores extranjeros. Alrededor de 700 personas más buscarán llegar a la cima a partir del martes 21 en adelante. Mi plan revisado, sujeto al clima que en este momento se ve prometedor, es regresar a la montaña y dejar el campo de base el martes 21 a las 0230 y, si todo está bien y con mucha suerte, llegar a la cima la mañana del sábado 25. Estaré escalando con mi Sherpa, Jangbu (…) Finalmente, tengo la esperanza de evitar las multitudes el día que llegue a cumbre pues parece que varios equipos están intentando llegar a la cumbre el día 21. Con una sola ruta hacia lo más alto, los retrasos causados por el hacinamiento podrían ser fatales, así que espero que mi decisión de ir el 25 suponga menos personas".