¿Por qué China y Japón atraviesan una de sus peores crisis diplomáticas?
Si tiene solo unos segundos, lea estas líneas:
- La tensión entre China y Japón se disparó tras la advertencia de Tokio de que podría intervenir militarmente si Pekín ataca Taiwán, desatando una ola de incidentes militares y acusaciones cruzadas.
- Aviones y buques de ambos países han protagonizado maniobras militares, mientras China, Rusia, y Estados Unidos se involucran en una crisis con alto riesgo regional.
- Pekín respondió con duras represalias políticas y económicas contra Japón, afectando comercio, turismo y cooperación bilateral.
La relación entre China y Japón está en un momento de fuerte tensión diplomática.
La crisis se disparó tras las declaraciones de Tokio sobre una posible intervención en Taiwán y derivó en una escalada de incidentes militares.
Las dos mayores economías de Asia chocan en un escenario cargado de reproches, represalias económicas y demostraciones de fuerza que elevan el riesgo para la seguridad regional y global.
¿Cuál fue el detonante más reciente entre Japón y China?
El aumento de tensiones arrancó con una declaración de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, en el Parlamento el 7 de noviembre. Takaichi dijo que Japón podría intervenir militarmente si China lanza un ataque o impone un bloqueo contra Taiwán, isla que Pekín reclama como parte de su territorio.
La polémica gira en torno a su interpretación de la Ley para la Paz y la Seguridad de 2015. La líder japonesa afirmó que una contingencia en el estrecho de Taiwán activaría el derecho de "autodefensa colectiva", porque un bloqueo que implicara el uso de la fuerza constituiría una "amenaza para la supervivencia de Japón". Con esa frase, Tokio vinculó de forma explícita la seguridad nacional con un eventual ataque chino a Taiwán.
China respondió con dureza. Calificó las palabras de la primera ministra como una "injerencia flagrante" y reiteró que considera la cuestión de Taiwán un "asunto interno". El Ministerio de Defensa advirtió que Japón "pagará un precio doloroso" si decide interferir.
¿Qué incidentes militares siguieron?
La tensión se tradujo en movimientos militares constantes. Uno de los episodios más graves ocurrió cuando aviones chinos fijaron sus radares en cazas japoneses cerca de Okinawa. Tokio calificó la acción como un "acto peligroso y extremadamente lamentable". El ministro de Defensa, Shinjiro Koizumi, explicó que ese tipo de radar sirve para identificar objetivos de ataque. Japón envió una protesta formal a Pekín.
También aumentó la presión en las islas Senkaku (Diaoyu para China). Buques patrulleros chinos entraron en aguas territoriales japonesas. La guardia costera de Japón denunció que estas actividades violan el derecho internacional. Pekín sostuvo lo contrario y afirmó que un barco pesquero japonés había "entrado ilegalmente" en sus aguas.
A esto se sumaron patrullajes conjuntos entre China y Rusia con bombarderos estratégicos cerca de Japón. Dos bombarderos rusos Tu-95 se unieron a dos H-6 chinos en un vuelo coordinado alrededor del país. Las aeronaves ingresaron también en la zona de defensa aérea de Corea del Sur.
En respuesta, Estados Unidos y Japón también realizaron ejercicios aéreos conjuntos.
¿Qué antecedentes alimentan la enemistad entre Japón y China?
La relación bilateral se apoya en una historia marcada por guerras, ocupación y heridas políticas.
China recuerda con frecuencia el dominio japonés sobre Taiwán entre 1895 y 1945 y las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial. Pekín usa ese pasado como argumento cuando critica a Tokio por su postura sobre el estrecho de Taiwán.
La disputa por las islas Senkaku/Diaoyu es otro foco permanente. China incrementó, recientemente, el envío de navíos militares a la zona.
¿Qué consecuencias políticas y económicas genera esta disputa?
Las palabras de Takaichi activaron una serie de represalias rápidas por parte de China. Pekín convocó al embajador japonés, pospuso una reunión cultural con Japón y Corea del Sur, y el primer ministro Li Qiang descartó reunirse con la líder japonesa durante el G20.
En el plano económico, la medida más fuerte fue la prohibición de todas las importaciones de mariscos japoneses. China argumentó que, tras la polémica, "no hay mercado" para esos productos. También desaconsejó a sus ciudadanos viajar a Japón por un supuesto aumento de la delincuencia. La recomendación provocó unas 500.000 cancelaciones de viajes y afectó a eventos culturales, incluido el estreno de películas japonesas.
La crisis amenaza con seguir escalando. China es el principal socio comercial de Japón, y Japón el tercero para China. Medios estatales chinos mencionan la posible inclusión de empresas japonesas en una lista de "entidades no confiables".
