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COVID obliga a indígenas ticos a aplicar el Ñá: pueblos pronostican hambre y hay temor

Concepto cultural se aplica para tratar de explicar distanciamiento por el virus

Por Johel Solano | 12 de Sep. 2020 | 12:01 am

El estanco empezó a funcionar para ayudar a todas las familais. Foto Aditica

(CRHoy.com) La COVID-19 ya llegó a los territorios indígenas y ha obligado a los líderes a tratar de promover un concepto cultural llamado Ñá para tratar de explicar que hay un virus silencioso que se puede evitar con el distanciamiento social y mascarillas.

En comunidades como la Cabécar y la Bribri hay temor y ya se toman medidas, pues creen que por el impacto económico de la pandemia podrían llegar a sufrir hambre.

El concepto cultural del Ñá explica la presencia de una "contaminación invisible", que tiene efectos psicológicos en el paciente, su familia y hasta en la comunidad.

Para poder recuperarse, el afectado requiere de aislamiento total a una distancia no menor de 30 metros de la casa. Y en aspectos culturales, la persona necesita de una "limpia" para regresar al hogar.

Así lo explica Leví Sucre Romero, coordinador de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB) y representante de los pueblos Bribri y Cabécar.

El concepto del Ñá destaca que la persona está afectada y que lo "invisible" es s muy "contaminante", por lo que no puede compartir con nadie más. 

Líder indígena, Levi Sucre

"Como se puede apreciar son conceptos son totalmente aplicables al COVID-19. El abordaje de este concepto debe tratarse con los pacientes desde la base cultural y cosmogénica del Cabécar", expresó Leví Sucre.

Por ejemplo, ya se contempla el caso de una familia completa que al ser diagnosticada con COVID-19 abandonó su casa y se fue a otra propiedad en la montaña. Diferentes vecinos se unieron para dejarles alimentos y todo lo necesario en un punto específico, de modo que ellos no tuvieran que salir y que entre todos pudieran proteger a la comunidad.

Sin embargo, el entender esta pandemia no ha sido fácil y la crítica más importante es que las autoridades gubernamentales se enfocaron en las ciudades y solo en el papel quedaron las ayudas a los territorios indígenas.

Sucre sostiene que han vivido la pandemia en medio de mucha incertidumbre y describe la situación en 3 etapas:

"En la primera fase se impidió el acceso a las comunidades y se trató de dar la mayor cantidad de información, pero es algo difícil de entender para las comunidades", detalló.

Para el segundo periodo se logró coordinar con el Gobierno un plan de atención indígena, pero en la tercera etapa nunca se llegó a implementar.

"No nos queda más que tratar de defendernos. El uso de mascarillas y caretas no es algo cultural y es una limitante. El mismo distanciamiento es complicado, porque compartimos mucho culturalmente y las campañas en lengua se quedan cortas, no hay una atención sistemática", comentó.

Tras 5 meses, la COVID-19 llegó

Comunidades indígenes enviaron productos a personas afectadas por COVID en el Valle Central. Foto Aditica

En los pueblos indígenas se vive con miedo. Ya se reportaron los primeros contagios. Algunos se dieron durante citas en hospitales regionales y son familias que están en aislamiento. Aquí es donde aplican el concepto del Ñá.

"Los vecinos tienen miedo. Ya no hay visitas, se aíslan y eso es muy impactante culturalmente, genera un impacto psicológico, un impacto que vuelvo y repito, los programas que se están estableciendo desde las instituciones no se logran entender aquí".

"La vida ha cambiado mucho, se ha alterado el comportamiento social cultural. Hay miedo del que pasa en el carro, miedo del que anda a caballo… es un temor que se ha generado. Hay mucha falta de información y comprensión, por eso se trata de hablar del Ñá", detalló Leví Sucre.

El líder comunal explica que en Telire, distrito de Talamanca 100% indígena, ya hay 12 casos reportados. En Bratsi hay 6 u 8 casos y así se van presentando los primeros contagios…

Podría llegar el hambre: crean estanco indígena

El estanco funciona desde hace varios meses. Foto Aditica

La crisis económica también llegó a estos pueblos que estaban vinculados al ecoturismo, uno de los sectores más golpeados.

Además, disminuyeron los volúmenes de productos que se venden en el Valle Central y la parte alimentaria se vino abajo, pues si no hay empleo, no hay venta de productos y la adquisición de alimentos es más compleja.

"Ahí es donde surge la iniciativa del estanco indígena virtual, que organiza el territorio Cabécar para trabajar en la solidaridad alimentaria con las familias del territorio. Para poder, digamos, nivelar la distribución de la producción en el territorio y que todos tengan un poco de todo", comentó.

Esto es un intercambio de productos tradicional que se hacía por muchos años y ahora se volvió a activar en el contexto de la pandemia, por medio de una red de mujeres que trabaja con WhatsApp.

Cabe señalar que en agosto pasado la comunidad Cabécar hizo un donativo de productos para las futbolistas de la Liga femenina que se vieron afectadas por la pandemia.

"A nivel nacional va a haber impacto económico y no vamos a poder vender… también se han cerrado fronteras y Costa Rica no produce todos los alimentos. En nuestros territorios tenemos el conocimiento cultural y la práctica cultural de producir nuestros productos, que se ha venido a menos, debo reconocerlo en los últimos años, pero esta pandemia nos ha enseñado que debemos volver inmediatamente a ellos, porque eso es lo único que nos garantiza soberanía alimentaria", explicó.

Proteger a los adultos mayores y su sabiduría

Reunión con autoridades municipales. Foto Aditica

Sucre explicó que los adultos mayores juegan un papel muy importante en las comunidades por lo que buscan protegerlos al máximo, pero reconoce que el impacto ha sido más doloroso.

Esto pues, el distanciamiento ha provocado un impacto psicológico en ellos, que no logran comprender porqué ya no se les visita ni porqué se toman medidas de distanciamiento. "Es muy fuerte porque se sienten atrapados", comentó.

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