Ingeniera tica estuvo en audiencia papal: “Sentí ahí en ese momento el amor de Dios”
Estefanía González, joven costarricense, vivió un momento que transformó su vida: un encuentro íntimo y profundamente espiritual con el papa Francisco a finales de 2024.
Ingeniera de formación y estudiante de artes, esta vecina de Barrio México atraviesa un camino donde la fe y la expresión artística se entrelazan. Actualmente, cursa estudios en la Universidad Continental de las Ciencias del Arte, ubicada en San Pedro de Montes de Oca.
La mujer comentó que tuvo 2 encuentros cercanos con el papa. El primero de ellos fue en 2023 en una audiencia general. Si bien lo pudo presenciar en primera en la plaza de San Pedro, no fue posible concretar ese acercamiento cercano.
No obstante, para el 7 de diciembre de 2024, muy temprano por la mañana, tuvo la dicha de participar en una audiencia privada con el papa. La invitación llegó por medio de un amigo cercano a su familia, quien fue creado cardenal en una ceremonia celebrada en Ciudad del Vaticano.
Aquella experiencia no fue solo un encuentro protocolario. Para González, representó una manifestación viva del amor divino. Durante la audiencia, entregó algunas de sus obras y una bolsa de café costarricense, símbolo de sus raíces y del cariño por su tierra.
La emoción se intensificó al ofrecer una pieza inspirada en la Virgen de Los Ángeles, expresión tangible de su espiritualidad. A través de este gesto, compartió no solo su talento, sino también su vínculo con la fe que la acompaña desde la infancia.
Recordó el modo cercano y humano en el que el papa rompió con los protocolos. La calidez de su mirada y el simple acto de extenderle la mano le transmitieron una paz que, en sus palabras, resultó imposible de explicar con claridad. Lo vivió como una certeza interior de que todo estaba bien.
"Claramente, sentí ahí en ese momento el amor de Dios", compartió conmovida. Para ella, ese instante fue un encuentro con aquello que durante mucho tiempo había buscado dentro y fuera de la Iglesia.
"Lo sentí cuando él me extendió su mano con esa mirada", añadió. "Eso nunca lo había experimentado, nunca me había detenido a explicar lo que sentí la primera vez. Y la gente nos pregunta, ‘¿Qué hice?' Yo les digo la verdad, no sé. Aún no he terminado de asimilarlo, porque soy sincera", expresó con humildad.
Estefanía relató cómo su familia, de profundas raíces católicas, recibió la invitación para asistir a la ceremonia. En la víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, lograron ubicarse en primera fila y saludar al papa desde la baranda.
"Para uno como católico es impresionante tener la oportunidad de conocer a su santidad. Imagínese poder compartir un momento tan especial con mis hermanos y con mis abuelitos.
"Mi abuela, que fue la que de hecho nos introdujo a toda la familia, a lo que es la fe y la religión y una manera tan social, tan cercana y tan viva como siempre la hemos vivido gracias a eso", señaló con ternura.
Aunque creció en una familia creyente, confesó haber atravesado dudas personales respecto a la religión. Sin embargo, la figura del papa Francisco le devolvió la esperanza y la ayudó a reconectarse con su espiritualidad.
Hoy participa activamente en actividades como coros, Pastoral Social y Pastoral Juvenil, tanto en Barrio México como en Barrio Córdoba. A través del servicio, encontró una manera de mantener vivo el mensaje recibido en aquella audiencia: fe, cercanía y entrega a los demás.
Dijo con mucho orgullo que su servicio a la Iglesia también surge por herencia de su bisabuelo, quien desde 1955 colabora alzando imágenes para las procesiones de la Catedral Metropolitana.
Sostuvo que desde hace 15 años forma parte de la Hermandad de San Pedro y San Juan, las cuales alzan las imágenes en la Semana Santa.
Mientras tanto, colabora en Costa Rica con un sacerdote y una religiosa, de origen argentinos, y los cuales fueron nombrados como misioneros de la misericordia.
Según González, se nombraron 301 misioneros de la misericordia con el poder de perdonar pecados que solo están reservados para él.








