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Investigador: Violencia en crimen de doctora permite perfilar un odio por las mujeres

Especialista del OIJ afirma que existió “tortura”

Por Paulo Villalobos | 20 de Sep. 2022 | 12:08 pm

(CRHoy.com) "Nunca había visto un escenario de esta magnitud, con tanto ensañamiento sobre la víctima y con tantas lesiones". De esa manera se refirió el especialista en escena del crimen del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Ronny León, con relación a cómo halló la habitación en la que fue asesinada María Luisa Cedeño la tarde del 20 de julio de 2020.

El funcionario, que labora en la delegación de la Policía Judicial en Quepos desde 2006 asegura que ha atendido más de 400 escenas de crimen, pero tras este crimen remató: "Nunca había visto algo así".

Durante su declaración, que se ha extendido por tres días, ha hecho énfasis en que en la escena había gran cantidad de sangre, golpes que presentaba la ofendida así como de signos de registro.

Pero este 20 de setiembre se concentró en las lesiones que presentaba la víctima en su vagina y ano, así como la "destrucción" de su perineo -suelo de la pelvis que en las mujeres separa externamente los orificios vaginales y anales-.

En su manifestación, el experto llegó incluso a mencionar que esas heridas pudieron ser ocasionadas por un brazo.

León además fue consultado sobre si, a partir de la escena, era posible determinar un perfil del agresor, ante lo que contestó que sí y procedió a señalar que existió "mucho ensañamiento, mucha tortura".

"Son personas con mucho rencor, mucho odio, definitivamente", describió respecto al perfil que le fue solicitado.

El querellante Alfonso Ruiz le preguntó específicamente si se podía establecer un odio a las mujeres en el caso concreto, y el testigo respondió que sí.

La acusación

La Fiscalía de Quepos y Parrita acusó el 12 de setiembre -en grado "coautoría"- a tres hombres por el homicidio de María Luisa Cedeño, ocurrido el 20 de julio de 2020 en la habitación 3 del hotel La Mansión Inn, en playa Manuel Antonio, en Quepos.

Se trata de Herrera, un bailarín nicaragüense que vivía en el establecimiento turístico; Bodaan, el dueño del alojamiento; y Miranda, un administrador de negocios con énfasis en finanzas.

Al primero además se le atribuye una aparente violación calificada de la mujer, por la que se señala como cómplices a los otros dos sujetos.

La muerte de la doctora fue ocasionada por una lesión en el cuello que derivó de la compresión de su cuello así como de una golpiza "cruel y despiadada". El cuerpo además presentaba cuatro mordeduras, contusiones, fracturas, golpes y rasguños.

Sin embargo, desde entonces la parte acusadora sostiene que el cuerpo y la escena fueron manipulados, en el tanto que los restos de la especialista médica fueron lavados en un baño, al tiempo que en las mordeduras, los análisis genéticos determinaron que en las heridas se encontró la saliva de la propia víctima.

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