Larga lista de desaciertos envuelve al ICE en sobrepagos por más de $1.700 millones
Seis plantas eléctricas terminaron costando en total un 123% más que lo previsto inicialmente.
2013
(CRHoy.com) El ahora extinto proyecto hidroeléctrico Diquís se mantenía como uno de los planes prioritarios del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) para satisfacer la demanda eléctrica futura del país.
La memoria anual de ese año reseñaba que no había grandes avances en materia de obras, paralizadas por la necesidad de una consulta indígena. Eso sí, indicaba que tenía a 268 personas contratadas en el proyecto y se mantenían vivos contratos de vehículos y maquinaria, ligados al trabajo arqueológico y consultas ambientales.
En ese entonces el ICE ni siquiera era capaz de ofrecer una eventual fecha de entrada de operaciones de la planta hidroeléctrica debido a las dudas sobre el proyecto; sin embargo, seguía dentro de los planes de expansión y los gastos que generaba sí eran trasladados sin reparo a los usuarios.
Ese mismo año, en el ajuste tarifario solicitado en setiembre, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) reconoció que le aceptó al ICE gastos -vía tarifas- por un monto de ₡90.967 millones, únicamente por concepto de inversiones para ese proyecto, de lo cual el Instituto sólo ejecutó ₡8.061 millones.
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Para este proyecto la Autoridad Reguladora reconoció ₡90.967,7 millones de inversión, pero el ICE logró ejecutar ₡8.061,4 millones. Esta subejecución se podría identificar con atrasos en la galería exploratoria en la Falla Chánguena, ya que se ha encontrado material de baja calidad y la excavación ha sido complicada. El proceso de diseños finales ha sufrido modificaciones. También ha sido detenido el proceso de adquisición de propiedades.
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2019
El proyecto hidroeléctrico Diquís, contemplado por años como solución eléctrica para el país, es hoy historia. El ICE decidió a finales del año anterior enviar definitivamente el plan al congelador luego de inversiones que ascendieron a $146 millones, costos en su mayoría trasladados a los usuarios finales.
El caso no es aislado, sino que más bien es el último de una larga lista de desaciertos que han involucrado al ICE en el sobrepago de más de $1.700 millones por proyectos eléctricos que salieron más caros que lo inicialmente planeado, o que -como en este último- simplemente se decidió dar marcha atrás a medio camino.
Además de Diquís, en la última década el ICE ha tenido en sus planes de generación seis proyectos eléctricos más que terminaron costando más de la cuenta.
De ellos, tres fueron desarrollos directos del ICE, dos de su subsidiaria la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) y uno más- Chucás- que se concibió mediante el sistema BOT (construir, operar, transferir por sus siglas en inglés), que permite a una empresa privada levantar la obra, administrarla por cierto tiempo y luego otorgarla al Instituto.
Este último generó un sobrecosto al desarrollador privado, el cual hizo la solicitud de cobro ante el ICE. El tema terminó en un diferendo legal con una condena contra la entidad estatal
Por sus dimensiones, la planta que mayor sobreprecio generó al ICE fue Reventazón, que comenzó a operar en 2016. Inicialmente se preveía un costo de $757 millones pero terminó costando $1507 millones, un 99% más.
De segundo lugar se encuentra Pirris con una diferencia de $330 millones, seguido de Balsa Inferior por $267 millones.
La lista de desaciertos incluye malos cálculos, falta de previsión desde los estudios de factibilidad financiera, omisiones, diferencias en la parte contable, rompimientos de contrato, atrasos en la toma de posesión de terrenos, debilidades en las fiscalizaciones, entre muchos otros recopilados en informes de fiscalización por parte de la Contraloría General de la República y señalados por diversos actores en múltiples solicitudes de incrementos tarifarios realizados por el ICE ante la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep).
Dentro de los problemas que han ocasionado sobreprecios también existen algunos no previsibles por la entidad o los desarrolladores, en especial de índole geológico o por embates de la naturaleza. Por ejemplo, la tormenta Alma en 2018 tuvo que ver con una parte del costo de más que significó Pirrís, lo mismo que los problemas climatológicos con Reventazón.
En ambos casos; sin embargo, también hay sobreprecios asociados a mala gestión.
Directo al bolsillo
Una revisión de cada uno de los expedientes de ajuste tarifario emitidos ante la Aresep demostró que el ICE ha procurado en la mayoría de los casos trasladar la totalidad de los costos al bolsillo de los consumidores.
Esto casi siempre se logra con aquellos gastos que la entidad logra justificar, incluidos los sobreprecios.
Sin embargo, hay algunas excepciones. Una de las últimas ocurrió en 2017 con Reventazón en donde la propia Intendencia de Energía llamó la atención sobre las pretensiones del Instituto:
Si el ICE hubiese incluido la totalidad del Proyecto Hidroeléctrico Reventazón… se vislumbraría un incremento en las tarifas del sistema de generación del 25,81%, y ésta repercutiría en un incremento del 20,61% en las tarifas del sistema de distribución; sin embargo, dicho ajuste prorrateado en un plazo de 9 meses (abril a diciembre 2017) hubiese implicado un incremento en las tarifas del 34,42% y 27,47% en los sistemas de generación y distribución respectivamente.
La recomendación de la Intendencia fue, finalmente, plantear solo un 13% de aumento, apenas para hacer frente a los "compromisos parciales" de Reventazón y el rezago en el sistema eléctrico y por un plazo fijo que venció en diciembre.
El tema del Revetazón aún es motivo de disputa, al punto que el ICE tiene recursado un informe de la Contraloría que cuestiona la no inclusión de $276 millones en los costos del proyecto.
¿Cuánto influyen estos problemas de sobreprecios en las tarifas finales?. Carlos Montenegro, subdirector de la Cámara de Industrias de Costa Rica, considera que mucho, al punto de calcular que entre 2006 y 2016 los precios se duplicaron. Después de 2016 la tendencia se ha moderado.
"Se logró reestructurar el sector eléctrico para que sea más eficiente y bajen los costos y las tarifas. Las tarifas están ahora así porque la Aresep sistemáticamente ha venido revisando con detalle… Esa presión por aumentar tarifas obedece a que se han hecho inversiones en proyectos que han salido muchísimo más caros que lo planeado, por ejemplo el caso de Reventazón", afirmó Montenegro.
Carlos Obregón, expresidente del ICE, había manifestado ante la comisión legislativa de Ingreso y Gasto, que las tarifas más bien venían bajando. Según las bases de datos de Aresep, esto es lo que ha ocurrido en los últimos años:
De acuerdo con Montenegro, el problema se origina desde la metodología para calcular las tarifas, puesto que la misma reconoce un rédito de entre un 5 % y un 7% sobre las inversiones.
Lo que se hace es reconocer en las tarifas todos los costos que le presenta el operador y además sobre las inversiones, entonces el esquema no premia la eficiencia, sino que se fija solo en cuánto me costó. Es un problema de entrada", puntualizó Montenegro.