Los datos que reafirman que el Rincón de la Vieja sigue muy activo
Coloso mantiene nivel de alerta ante posibles nuevas erupciones o explosiones
(CRHoy.com). Durante la semana del 28 de julio al 4 de agosto, el volcán Rincón de la Vieja reportó 12 exhalaciones (emanación de gases) y 10 erupciones pequeñas.
El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) de la Universidad Nacional (UNA) brindó un reporte semanal sobre la actividad del coloso que se encuentra en un nivel de "precaución".
"En esta semana se registraron 12 exhalaciones y 10 pequeñas erupciones. El tremor (sismos internos) volcánico se mantiene con amplitudes medias y amplio espectro de frecuencias, mientras que se registran pocos sismos volcánicos y mucho menos sismos volcano-tectónicos", puntualizó el observatorio, a través del reporte.
El observatorio detalló que las mediciones geodésicas detectaron una ligera extensión de la base del macizo volcánico. "Se detecta un ligero levantamiento en el norte del volcán. El flujo de Dióxido de Azufre (SO2) no ha mostrado cambios significativos", recalcó.
El nivel de "precaución" significa que existe la posibilidad de erupciones o explosiones, emisiones de ceniza, flujos piroclásticos, lahares, incremento sustancial en amplitud de manifestaciones sísmicas, intensificación de la desgasificación.
El Rincón de la Vieja, ubicado a 23 kilómetros de Liberia, es el único que se encuentra activo en la cordillera de Guanacaste.
Este volcán no posee el cráter activo en posición horizontal. Está inclinado hacia el flanco noreste y por ello, cuando ocurre una erupción, el material y las ondas sonoras se perciben hacia ese sector.
Este volcán es el más activo del país en este momento. No posee el cráter activo en posición horizontal.
Está inclinado hacia el flanco noreste y por ello, cuando ocurre una erupción considerable, el material y las ondas sonoras se perciben hacia ese sector donde se ubican Buenos Aires de Upala, Dos Ríos de Upala, el asentamiento campesino Agro Sur y El Gavilán, entre otros.
Ante esto, el principal peligro no está en la salida explosiva de material incandescente. Está en los lahares. Se trata de corrientes de lodo, principalmente ceniza, que caen en los ríos cercanos al volcán, entre ellos el Pénjamo, el Azufrado y el Azul.
Los lahares inciden en los cauces de los ríos cercanos y generan avalanchas de material caliente o tóxico que tienen capacidad de poner en riesgo a comunidades aledañas.
Por ejemplo, tras la erupción de 1995, resultaron dañados varios puentes cercanos producto de este fenómeno.
En las recientes erupciones se ha reportado el lanzamiento de rocas incandescentes (temperaturas superiores a los 200 grados centígrados).
