OIJ halló sangre de doctora asesinada en celular, reloj y tennis de sospechoso
En celular, reloj y tenis del sospechoso de apellido Herrera
(CRHoy.com) La sangre de María Luisa Cedeño, asesinada el 20 de julio de 2020 en un hotel en Quepos, fue encontrada en la habitación de un bailarín de apellido Herrera, en una diligencia realizada un día después del crimen.
Esta se encontraba en el celular, el reloj y las tennis del sospechoso, según lo dio a conocer la tarde de este jueves el especialista en escena del crimen del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Ronny León.
Los rastros de la doctora anestesióloga fueron ubicados con una prueba de luminol -químico que reacciona con la hemoglobina y libera destellos azules al exponerse a luz negra en la oscuridad- realizadas en los cuartos 3 (de la víctima), 7 (de un sospechoso de apellido Miranda), 21 (de Herrera) y 23 (del guarda, cuyo nombre no se precisó).
En la habitación en la que ocurrió el hecho también se halló una huella del pie del bailarín, además de material genético de este. El imputado también presentaba arañazos en la espalda y la mejilla, que concordaban con señales de defensa y eran recientes.
Durante su relato, León descartó que el crimen pudiese haber sido perpetrado por una sola persona.
Brutal asesinato
La Fiscalía de Quepos y Parrita acusó el 8 de marzo -en grado "coautoría"- a tres hombres por el homicidio de María Luisa Cedeño, trascendido el 20 de julio de 2020 en el hotel La Mansión Inn, en playa Manuel Antonio, en Quepos.
Se trata de un bailarín nicaragüense que vivía en el establecimiento turístico, de apellido Herrera; el dueño del alojamiento, de apellido Bodaan; así como un administrador de negocios con énfasis en finanzas, de apellido Miranda.
Al primero, además, se le atribuye una aparente violación calificada de la mujer, por la que se señala como cómplices a los otros dos sujetos.
La muerte de la doctora fue ocasionada por una lesión en el cuello que derivó en su asfixia. El cuerpo además presentaba cuatro mordeduras, además de contusiones, fracturas, golpes y rasguños, detalló el 11 de setiembre de 2020 el abogado de la familia de la víctima, Alfonso Ruiz.
Sin embargo, desde entonces la parte querellante sostiene que el cadáver y la escena fueron manipulados, en el tanto que los restos de la especialista médica fueron lavados en una tina, al tiempo que en las mordeduras, los análisis genéticos determinaron que en las heridas se encontró la saliva de la propia víctima.