Pese a costos y cuestionamientos, ICE aprueba $400 millones para nueva planta térmica
A pesar de los cuestionamientos sobre la dependencia de plantas térmicas, el Consejo Directivo del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) aprobó el proyecto para construir la nueva Planta Térmica Moín IV.
Según la institución, la decisión se tomó con fundamento en el estudio de factibilidad y en los requerimientos del Plan de Expansión de la Generación (PEG) 2024-2040. La inversión inicial estimada asciende a $400 millones.
La planta térmica estará ubicada en el plantel del ICE en Limón y tendrá una capacidad de generación de 200 megavatios.
El ICE informó que Moín IV tendrá un rol esencial para respaldar la nueva capacidad de generación variable —solar y eólica— que instalará el país en el corto plazo. Se integrará como complemento de las actuales Moín II y Moín III, así como de las demás plantas térmicas ubicadas en diferentes puntos del territorio nacional.
No obstante, expertos han planteado cuestionamientos sobre el uso de plantas térmicas en Costa Rica, cuya operación depende exclusivamente de combustibles fósiles importados, costosos, volátiles y climáticamente regresivos, en momentos en que el sistema eléctrico nacional ya cuenta con alternativas más baratas y limpias.
Dependencia y respaldo
- Uso en crisis: se recurre a estas plantas para suplir la falta de agua en los embalses hidroeléctricos durante las sequías, lo que activa alertas de racionamiento.
- Las autoridades del ICE han defendido su rol como respaldo esencial para evitar apagones, en contraste con intentos previos de reducir su uso.
Costos
- Gastos elevados: la generación con plantas térmicas implica un mayor gasto en combustibles (diésel y búnker) y en el alquiler de plantas. La generación térmica derivada del petróleo tiene un costo aproximado de $0,32 por kWh, mientras que el precio del mix eléctrico de otras fuentes disponibles ronda los $0,12 por kWh. Las compras recientes del ICE a pequeños proyectos privados solares, eólicos e hidroeléctricos, menores a 20 MW, se han realizado a precios inferiores a $0,06 por kWh.
Malas decisiones
- Sindicatos y analistas han advertido que decisiones administrativas previas —como no renovar contratos o los retrasos en proyectos— incrementaron la necesidad de contratar plantas térmicas de alquiler, lo que generó sobrecostos.
Impacto ambiental
- El encendido de plantas térmicas incrementa el uso de combustibles fósiles, lo que supone un retroceso frente al objetivo de alcanzar entre un 98 % y un 100 % de energía limpia, aunque el porcentaje adicional sea reducido.
- También se ha cuestionado al ICE por no priorizar fuentes como la energía solar o eólica para el respaldo del sistema, en lugar de plantas térmicas.
