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¿Podemos saber si estamos consumiendo agua con mercurio?

Ciclo del metal natural le permite moverse en el ambiente y llegar al agua potable de consumo humano

Por Jason Ureña | 17 de May. 2023 | 6:51 am

(CRHoy.com) Durante mucho tiempo hemos escuchado la emergencia en San Carlos por la contaminación de fuentes de agua con mercurio que ponen en riesgo a los pobladores.

Las autoridades de Salud del país estiman que al menos 250 familias de Crucitas y de las comunidades aledañas se verían impactadas por esta contaminación.

Pero, ¿podemos darnos cuenta si estamos tomando agua con mercurio?

Para Luz María Chacón Jiménez, microbióloga de la Universidad de Costa Rica (UCR), no hay señales de advertencia para saber si estamos consumiendo agua contaminada con este metal natural. 

La especialista menciona que esta agua no sabe diferente y no tiene un olor en particular. Por lo tanto, percibirlo mediante los sentidos es casi imposible.

La realidad es que consumir este metal a través del líquido tampoco provoca el desarrollo de síntomas inmediatos, sino más bien a largo plazo. 

"Los pobladores que consumen el agua nunca van a recibir tanta cantidad de mercurio como para notar síntomas. La bioacumulación se empieza a percibir con el empeoramiento de ciertas células y órganos.

En estas exposiciones crónicas, los que siempre son más vulnerables son los riñones y el hígado, aunque en realidad puede acumularse en cualquier tejido. Lo que entra en el cuerpo pasa por el hígado y, eventualmente, llega a los órganos que intentan, pero no pueden, expulsar el mercurio", añadió.

Por lo que tampoco podemos identificarlo inicialmente por medio de situaciones de salud. En todo caso, con la manifestación que nos alerten, los niños son quienes muestran más rápidamente algún problema.

Entre ellos, la microbióloga resalta el déficit de atención o los problemas cognitivos que, desafortunadamente, tienden a enmascararse bajo otros diagnósticos. Esto, de la mano de su etapa de crecimiento.

"Se puede empezar a sospechar de intoxicación por mercurio cuando a los niños y a las niñas les cuesta un poco coordinar, no analizan bien los espacios o poseen una mala coordinación espacial, por ejemplo.

Todas esas coordinaciones requieren de un cierto desarrollo cerebral, y el mercurio —al depositarse en las neuronas— podría interferir en que esas conexiones neuronales se hagan de la forma apropiada por la toxicidad que ocasiona", detalló la especialista.

En los adultos, si bien tampoco existen señales contundentes que indiquen la contaminación por mercurio, sí hay exámenes que identifican la presencia de este elemento en la sangre.

El análisis se llama prueba de sangre de metales pesados, y se puede efectuar también en niños.

"El mercurio, como tiene la capacidad de adherirse a las proteínas, va a viajar en la sangre. Por eso, se pueden hallar niveles de mercurio si se hace esta prueba de sangre específica. Hay que tener claro que, en un hemograma tradicional, que es el que las personas se hacen cada año, no se va a encontrar presencia de mercurio.

Los hemogramas son exámenes regulares y el mercurio no es para nada regular", manifestó Chacón.

Intoxicación en nuestro cuerpo

Hay que recordar que el mercurio es un metal pesado y los metales pesados se bioacumulan en los organismos; es decir, una vez que el mercurio o cualquier metal ingresa al cuerpo, este no lo va a abandonar nunca y se almacena en órganos, huesos y en varias partes.

Ariel Alfaro Vargas, regente químico de la Universidad, explicó que con mercurio el verdadero problema no es tanto la intoxicación aguda (entendida como aquella en la cual la persona estuvo expuesta a una cantidad importante de mercurio —y que por lo general causa la muerte—), sino la intoxicación crónica.

 

"Esta última se debe al consumo prolongado y sostenido de mercurio en el tiempo, y es la que más afecta a nivel mundial", agregó.

Esa bioacumulación genera serios problemas de salud, a pesar de que, al principio, no presenta ni un solo síntoma.

Por lo que es hasta mucho tiempo después que sus efectos se empiezan a hacer visibles, cuando la persona inicia con problemas en la parte motora, fallas en la transmisión neuronal, efectos neuromusculares o de disfunciones cognitivas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"En estas exposiciones crónicas, los que siempre son más vulnerables son los riñones y el hígado, aunque en realidad puede acumularse en cualquier tejido. Lo que entra en el cuerpo pasa por el hígado y, eventualmente, llega a los órganos que intentan, pero no pueden, expulsar el mercurio", añadió la microbióloga Luz Chacón.

De acuerdo con los especialistas, en el caso de los riñones, lo más posible es que el metal quede alojado en ciertas células de ese órgano y, cuando hay un fallo, es porque el daño ocasionado por el mercurio ya es grande.

Mercurio en la Zona Norte

El académico además explicó que existen varios tipos de compuesto de este metal, dos de los más conocidos son las sales de mercurio uno y mercurio dos.

Añadió que ese elemento es parte de un ciclo natural similar al del agua, ciclo que le permite moverse en el ambiente y llegar al agua potable de consumo humano, como ocurrió en Crucitas de la mano de la minería.

"En la Zona Norte, las contaminaciones por mercurio se han dado por la minería ilegal. Esto hace que se contaminen las aguas. Es un hecho que pasa en Abangares (Guanacaste), Crucitas y en varios lugares donde no se hace el proceso de extracción adecuadamente.

Hay una liberación en la parte ambiental con gases al aire y restos que, desgraciadamente, botan en el terreno o en el agua. Así, se inicia todo un nuevo ciclo de presencia permanente de mercurio", ahondó.

Ahora, entendiendo eso, es importante señalar que para que el agua sea potable y no genere un riesgo para la salud, se requiere tener menos de un microgramo por litro (µg/l).

"El agua contaminada de San Carlos es 65 veces superior (65 µg/l)", apuntó Alfaro.

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