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Prohibición de la pesca de arrastre: 6 años entre la pobreza y la defensa ambiental

AUTORIDADES DEBATEN ENTRE LO DAÑINA QUE ES LA PESCA DE ARRASTRE Y EL EFECTO SOCIAL Y ECONÓMICO DE PROHIBIRLA

Por Josué Alvarado | 2 de Oct. 2019 | 12:03 am

(CRHoy.com). -Hace ya más de seis años desde que la Sala Constitucional prohibió la emisión de las licencias que permitían a los pescadores utilizar el arrastre como técnica para capturar camarones. Pero además, este 2019 se vencían los últimos permisos que se habían concedido antes de que los magistrados se pronunciaran, es decir, este año la actividad se detuvo.

La pesca de arrastre se prohibió por una razón medioambiental. Cuando los pescadores recurren a esta técnica no solo capturan los camarones, que es el producto que, finalmente, se comercializa. En las mallas también quedan atrapadas tortugas, tiburones, rayas, entre otras especies. 

"Estudios nacionales estiman que para extraer un kilo de camarón sacrifican 7,5 kilos de otras especies", expuso ante los magistrados el grupo de organizaciones ambientalistas que pretendía prohibir el arrastre y que finalmente lo logró en el 2013.

"El fracaso para El Puerto"

CRHoy.com conversó con varios puntarenenses, quienes desde el 2013 ven como su fuente de trabajo se descalabra sin que nadie les de una solución o alternativa.

Narran aquella decisión de la Sala del 2013 como "el fracaso para El Puerto", viendo la problemática desde la perspectiva social y económica. Pero también denuncian abandono. Es evidente, pues hoy, seis años y dos meses después de la decisión de los magistrados, el escenario es igual o peor de oscuro que aquel año.

La Sala Constitucional dejó abierta la posibilidad de volver a entregar licencias si se hace una reforma legal, tarea de los diputados. Pero esta debe de estar sustentada científica y técnicamente, con el fin de reducir el daño ambiental que genera el arrastre.

Pero, eso no ha ocurrido. Incluso, los magistrados tuvieron que obligar al Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca), institución pública a cargo de esta práctica, a realizar los estudios necesarios para determinar si había forma de volver a habilitar el mecanismo de captura.

Hasta el 2018, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) entregaba beneficios económicos a 80 familias puntarenenses quienes se vieron afectadas por la medida. Pero esta ayuda no contempla a todos los afectados, sino los que entran en las categorías de pobreza o pobreza extrema. 

El impacto de esta prohibición fue todavía mayo,r si se toma en cuenta, que no solo los pescadores se ven afectados, sino que también otros actores que conforman la cadena de comercialización como las peladoras de camarones, transportistas, personas que arreglan los botes y las redes, entre otros.

Futuro incierto

Finalmente, Incopesca publicó los resultados de un estudio. Pero los hallazgos dividen la opinión de los científicos. Además, la credibilidad es incierta, luego de que Fundación Marviva presentara un recurso de amparo en contra de dicha investigación porque asegura que es deficiente como para que sea el insumo principal de una decisión ambiental tan importante para el equilibrio marino de Costa Rica.

El estudio de Incopesca concluye que con el uso de una nueva red llamada AA Costa Rica se lograría que, de cada tonelada capturada, 75% sea camarón y 25% otras especies. Antes de que se prohibiera había cálculos de que se desechaba hasta un 95% de lo recolectado.

Con base en este estudio se presentó un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa, al que se le trata de una forma especial para que se discuta y vote con celeridad.

El texto se estudia en la Comisión de Asuntos Ambientales y, actualmente, los distintos sectores involucrados llegan donde los diputados a exponer su posición.

"No solo nosotros los marineros, hay 900 mujeres peladoras de camarón que todos los días trabajaban y ahora no trabajan porque no hay camarón", dijo Esteban Rivera, uno de los afectados.

"Yo todos los días salgo, voy a vender libros de colorear, a veces no estoy vendiendo. Ya no estoy vendiendo lo que vendía cuando comenzaba. A veces vendo dos, a veces vendo tres. Todo el santo día en ese sol, buscando trabajo", comentó Ingrid Rodríguez, que antes se dedicaba a pelar camarones.

"He tenido que ir a limpiar casas. A veces me gano tres mil colones, a veces cinco mil. Eso no me alcanza para comer el día (sic). Es muy duro, no tengo familia cerca, solo a mi hijo", añadió Rodríguez.

¿Cuánto más esperarán los puntarenenses por una solución? ¿Quién tomará el liderazgo en esta problemática de más de seis años? ¿Lograrán las autoridades el balance entre equilibrio ambiental y oportunidad de empleo? Estas son, todavía, preguntas sin respuesta.

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