Trámites y permisos apagan nuevas escuelas en zonas indígenas: los años pasan y no ven la luz
Se ha intentado actualizar normativa con Setena pero no se llega a nada
Los trámites y permisos ambientales consumen los proyectos para construir nuevos centros educativos en territorios indígenas. Las nuevas obras tardan años en ver la luz.
Incluso superar la etapa inicial de diseño, en algunos casos, se ha prolongado hasta por 4 años. Cada fase es un calvario, que para las autoridades del Ministerio de Educación Pública (MEP) se convierte en una problemática considerada "habitual".
Catalina Salas, del Departamento de Desarrollo de Infraestructura Educativa, de la Dirección de Infraestructura de Equipamiento Educativo (DIEE) explicó que la tramitología, en especial en la Secretaria Técnica Nacional Ambiental (SETENA) equivale a tiempos excesivos.
"Se requieren documentos que para las Juntas de Educación y Administrativas, sobre todo en zonas indígenas resultan de difícil obtención tanto económicamente, como por los accesos a las instituciones. Esta situación resulta habitual que suceda en los proyectos de infraestructura educativa", manifestó la jefa a.i. de la unidad.
Ejemplos sobran
Actualmente un ejemplo es el diseño para la construcción de 6 escuelas en la región de Alto Telire, Talamanca. En el papel, la primera etapa, debía estar finalizada en noviembre anterior, pero ahora se espera que se finalice antes de finalizar el 2019.
El proyecto tuvo como banderazo inicial el 4 de setiembre del 2017 e incorpora las instituciones educativas de Bisöla, Jäbëjuktö, Kowa, Bleitö, Jäktökölo y Düchiribata. Por el momento solo resta la viabilidad ambiental de este último centro, pero esto mantiene suspendido todo el proyecto.
"El plazo de ejecución se ha suspendido desde el 10 de mayo del 2018, ante los requerimientos a presentar en Setena", manifestó Salas.
Levi Sucre, miembro del Consejo Local de Educación Indígena Bribri y asambleísta nacional, también recordó los casos de la construcción del Liceo Usekla, y del Colegio de China Kichá en Cabécar Talamanca.
Sucre manifestó que desde el 2014 ya se tenía aprobado el presupuesto, pero por la viabilidad ambiental se atrasó 4 años. Posterior a ello "se detectó que los planos no habían tomado en cuenta el manejo de aguas servidas, por lo que otra vez se debe corregir planos para optar otra vez por el visto bueno de SETENA". Estas obras ni si quiera han iniciado.
"No quisiera que por burocracia se vaya a dejar sin estas importantes obras a un pueblo que literalmente lleva más 500 años en el olvido de los gobiernos", expresó Sucre.
¿Soluciones?
Catalina Salas, del Departamento de Desarrollo de Infraestructura Educativa, manifestó que se han presentado propuestas para "que se contextualicen los trámites ante SETENA" relacionados con infraestructura educativa indígena, pero nada se ha concretado.
"No se ha logrado gestar un modelo especial para la infraestructura educativa en zonas indígenas, ante la reglamentación existente, este modelo pretende la presentación ante SETENA de paquetes de proyectos que agilicen los tiempos y disminuyan documentos a presentar", manifestó la funcionaria.
Por su parte, Sucre expresó que esto demuestra la necesidad de contextualizar las leyes y políticas, pues se frenan obras a un pueblo que desde sus ancestros ha podido convivir con el medio ambiente.
Desde el 29 de enero se consultó el criterio de SETENA, pero a la fecha no se obtuvo respuesta.